Envejeciendo con clase
Por Sergio Ariza
Robert
Plant es uno de los pocos grandes del rock que está
sabiendo envejecer con dignidad y clase, sabe que su voz ya no está para cantar
Whole Lotta Love o Inmigrant Song, así que ha sabido
adaptarse a ella con la maestría que siempre le ha acompañado. Encantado con su
nuevo tono y su búsqueda de las raíces, sin olvidar mirar hacia el futuro,
Plant ha encontrado en su madurez algo que siempre se había dicho que no tenía,
sutileza. Carry Fire no existe para
contentar a los fans de Led Zeppelin
sino para disfrute de un hombre que no se contenta con repetir su pasado.
Con su undécimo disco en solitario, Plant
presenta un trabajo que sigue anclado en las cosas que más le han gustado
siempre, blues, folk y psicodelia, pero que explora nuevas sonoridades,
logrando sonar fresco y no como una pieza de museo. Carry Fire se abre con May
Queen, una canción cuyo título se puede considerar un guiño a la canción
más famosa de su ex banda, Stairway To
Heaven, y que vuelve a demostrar que su amor por el folk rock británico de Pentangle, The Incredible String Band o Fairport
Convention sigue estando muy presente. Es una gran canción que, por
momentos, recuerda a la parte acústica de Led
Zeppelin III, si este se hubiera grabado en 2017. New World es una demostración de que su banda, los Sensational Space Shifters, se entiende
a las mil maravillas con su líder, firmando todas las canciones originales
junto al cantante, y volviendo a repetir tras el notable Lullaby and the Ceaseless Roar de 2014. En particular los
guitarristas, Justin Adams y Liam ‘Skin’ Tyson, están
particularmente inspirados, con el primero tocando una Les Paul Goldtop del 52
y el segundo una Stratocaster del 72.
Season's
Song es una preciosidad acústica con toques folk y
psicodélicos, dos de las grandes influencias de su juventud. La psicodelia
vuelve a estar presente en la sexy Dance
With You Tonight mientras que Carving
Up the World Again...A Wall and Not a Fence es un blues actualizado en el
que se queja de cosas de lo más actuales, como ya se puede adivinar por el
título, "Emperors and sultans, kings
and presidents/ Dictators and ambassadors engaged in our defense". En
el puente instrumental vuelven los sabores árabes y orientales que tanto le
gustan. A Way With Words, es un
perfecto vehículo para demostrar toda la clase que sigue teniendo como
cantante, lejos ya de los registros de sus tiempos como Martillo de los Dioses
pero sabiendo modular a la perfección cada fraseo.
Carry Fire le vuelve a llevar a Marruecos, sobre un fondo electrónico Plant y su
banda se van de viaje a las Mil y una noches con Adams tocando un Teherdant, un
instrumento de Malí, mientras Tyson toca su Telecaster Custom del 72. Bones Of Saints es de lo más movido del
disco, aquí entra un buen riff pero Plant sigue sin buscar el parecido con los
Zeppelin, sonando mucho más actual. Esto se lleva al extremo con Keep It Hid, una canción que casi se
podría calificar de rockabilly electrónico. Plant sigue demostrando su apego
por las sonoridades del Siglo XXI con Bluebirds
Over The Mountain, la única canción versión del disco, un dueto junto a Chrissie Hynde, cantante de Pretenders. Al final vuelve el aroma
oriental con un solo de violín.
El disco termina con Heaven Sent, una canción llena de un aura de misticismo y calma,
casi como un mantra cantado por este hippie de 69 años, alguien que en su día
fue la voz y la imagen de la banda de rock mejor engrasada de todos los
tiempos, pero que parece perfectamente feliz de no tener que estar
recordándonoslo todo el tiempo. Y es que Plant está viviendo una segunda
juventud creativa, sin tener que apuntarse al carro de la nostalgia.
¿Quién
hubiera pensado cuando se separaron los Zeppelin que Plant iba a vivir este
resurgir mientras el motor de la banda, Jimmy Page, se iba a contentar con
reeditar y remastirezar su antiguo (y glorioso) catálogo?