Blues psicodélico
Por Tom MacIntosh
Paul
Butterfield fue el primer armonicista blanco que fue
aceptado como un verdadero ‘bluesman’, gracias a su compromiso con el
instrumento y a su profundo amor por el blues, el jazz, y todo lo que estaba
entre ellos. Hasta su aparición el blues era algo así como territorio vedado
para los blancos, una cultura musical que sencillamente no era parte de su
historia. La Paul Butterfield Blues Band
fue uno de los primeros grupos integrados racialmente de su tiempo, y lo que
consiguieron abrió las puertas al blues a nivel nacional como nadie lo había
hecho antes que ellos. Su ecléctico estilo de blues eléctrico enlazado con jazz
era toda una novedad.
Desde Guitars Exchange nos gustaría destacar la
joya de la corona de su carrera, su segundo y más icónico trabajo, East West (1966). Después de que su
homónimo disco de debut demostrara sus habilidades, su segundo fue una prueba
mayor de su autenticidad no solo como ‘bluesmen’, sino como aventureros musicales,
fusionando estilos como el jazz y el raga indio con la naciente psicodelia,
algo que era totalmente original. La banda estaba compuesta por Mike Bloomfield y Elvin Bishop a las guitarras, Jerome Arnold al bajo, Billy Davenport a la batería, Mark Naftalin a los teclados y el
propio Butterfield a la armónica y la voz. La canción que le da título es una
escarpada espiral de más de 13 minutos que se adentra en terreno psicodélico
que lleva hasta el raga indio y vuelve al blues y al jazz, con una constante
línea de bajo sirviendo de punto de apoyo. La armónica de Butterfield maneja el
viaje como un jefe, es afilada y cortante. El trabajo de la Fender Telecaster
de Bloomfield en este tema es simplemente asombroso, con solos increíbles a lo
largo de toda su duración, usando el 'reverb' de su amplificador Fender Twin Reverb Silverface. El efecto es hipnótico.
La primera canción, Walkin' Blues, comienza todo con un blues muscular y con pegada,
escrito por Robert Johnson y
ejecutado con determinación. El solo de Butterfield es excepcional, al igual
que el duelo de las guitarras de Bishop y Bloomfield, y su voz ruge blues por
todas partes. Get Out My Life Woman
ha sido descrita como "proto funk de
Nueva Orleans" por Allmusic, y está espolvoreada con el colorista
trabajo de Naftalin al piano. Mary, Mary
tiene un tono rock and roll, un poco 'trippy', con Butterfield llevándose los
focos con su solo.
East
West fue un disco fundamental para el blues-rock.
Hasta ese momento los únicos chicos blancos que estaban tocando música negra lo
hacían desde Gran Bretaña, con gente como los Yardbirds de Eric Clapton
o los Rolling Stones por mencionar
solo un par. Fue su gran logro, no solo a un nivel individual, como increíbles
músicos, sino como grupo. Fueron el nexo entre el rock, el blues, el jazz, el
raga indio y cualquier parada en medio, además de que consiguieron que la
audiencia blanca escuchase a sus héroes como Muddy Waters o B.B. King.
Bloomfield fue fundamental en la conversión eléctrica de Dylan y, junto a Arnold, apareció con él en la famosa actuación del
festival de Newport de 1965 que sería fundamental para la aparición del
folk-rock.
El disco tuvo una enorme influencia entre
otros guitarristas, con Bloomfield diciendo en una entrevista, "antes de East West había estado escuchando
un montón a Coltrane, a Ravi Shankar, y a tíos que tocaban música modal. La
idea no era ver cómo de lejos podías ir armónicamente, sino ver lo lejos que
podías llegar melódicamente o modalmente. Y eso es lo que estaba haciendo en
East West, y creo que es por eso por lo que a muchos guitarristas les encantó".
Este nuevo sonido cimentó el camino para grupos como Quicksilver Messenger Service, Santana o los Grateful Dead. De hecho el cantante y pianista de Santana, Gregg Rollie llegó a decir: "La música que perseguimos estaba basada en
el blues y el jazz añadiéndole percusión latina. Una de las canciones que nos
llevó a tocar algo un poco diferente fue de la Butterfield Blues Band, East
West".
East
West fue el perfecto lugar para aquellos que se
deleitaban en un realismo de 'mentes alteradas' y todavía sigue siendo muy
atractivo hoy. Pensar que seis ‘bluesmen’ podían hacer sonar la música
psicodélica así de bien, guiando a una legión de fans a escuchar otras cosas
más allá de Motown o surf, fue algo épico.
Nunca volverían a alcanzar estas alturas otra
vez, pero eso no importa; ellos fueron los que descubrieron como esta música se
tocaría para siempre.