Un arquitecto del sonido
Por Sergio Ariza
Algo tiene que tener Lindsey Buckingham cuando uno de las personas más importantes en la
carrera de Peter Green, el batería Mick Fleetwood, dice que ha visto
ramalazos de su genio tras escucharle por primera vez en su vida. Claro que
Buckingham es mucho más que un gran guitarrista, siendo también un excelente
compositor, arreglista y productor, algo así como un arquitecto de sonido que
usa la guitarra al servicio del todo y no como punto focal.
Él fue el responsable de convertir a una banda
que llevaba varios años lamentando la marcha de su líder en uno de los grupos
más exitosos de la historia, siendo el estilista responsable del sonido en su
reencarnación más famosa y logrando superar la leyenda negra de uno de los
puestos más inestables y peligrosos que existen en el mundo del rock, el de
guitarrista de Fleetwood Mac.
Lindsey Adams Buckingham nació un 3 de octubre
de 1949 en Palo Alto, California, siendo el menor de tres hijos varones. Como
sus dos hermanos mayores el pequeño Lindsey se convirtió en un nadador de
competición (su hermano Greg fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de
México) aunque a los 13 años lo abandonó para dedicarse por completo a su otra
pasión, la música. Esta había comenzado escuchando sin parar los 45
revoluciones de su hermano Jeff, llegando a aprenderse el solo del Heartbreak Hotel de Elvis con una guitarra de juguete de Mickey Mouse. Sus padres, al
ver esto, decidieron comprarle una Harmony de 35 dólares. Además de Scotty Moore, otra de sus primeras
influencias sería el folk del Kingston
Trio, algo que llevaría a que no utilizara púa a la hora de tocar y a
perfeccionar el estilo 'fingerpicking'.
En 1966 se trasladó a vivir a San Francisco y
pasó a formar parte de una banda llamada Fritz,
donde tocaba el bajo y cantaba. Dos años después invitó a unirse a su banda a Stevie Nicks, una chica a la que había
conocido cuando estaban en el instituto y de la que se había quedado prendado tras
cantar con ella el California Dreamin'
de The Mamas & The Papas. Al
poco quedaba claro que sus voces habían nacido para armonizar juntos y en poco
tiempo estaban teloneando a gente como Jimi
Hendrix, Janis Joplin o Jefferson
Airplane, pero, a pesar de los prometedores inicios, la banda no llegó a nada
y en 1971 se separó. Buckingham y Nicks siguieron juntos y comenzaron a grabar
maquetas de varias canciones, para ese entonces su relación había pasado de
profesional a amorosa y se fueron a vivir juntos. Stevie trabajaba de camarera
para poder mantenerles y Lindsey se quedaba en casa practicando con la
guitarra. Su mejora con el instrumento fue increíble y eso se pudo ver en las
maquetas que grabaron. Con ellas bajo el brazo se mudaron de San Francisco a
Los Ángeles, persiguiendo ese sueño californiano de la canción que cantaron
juntos por primera vez.
El sueño se hizo realidad, pero hubo que
lucharlo. Al poco de llegar, el productor Keith
Olsen les consiguió un contrato con Polydor y se pudieron a grabar su
primer disco, llamado simplemente Buckingham
Nicks, en el comenzaron a perfeccionar el sonido suave de la Costa Oeste
con el que conseguirían el éxito. Aun así el disco, editado en septiembre de
1973 fue un fracaso de ventas, sin ningún apoyo por parte de una compañía que
rescindió su contrato. Con las cosas así, Buckingham se fue de gira con Don Everly, cantando las partes de su
hermano Phil Everly.
Fue ahí cuando el destino entró a formar parte
de la historia y Mick Fleetwood se pasó por el estudio Sound City como posible
escenario para el próximo disco de su banda. Olsen que iba a ser el productor
le puso al batería la última canción del disco Buckingham Nicks, como una especie de presentación. Fue en esa
canción en la que Fleetwood vio parte de la magia de Green en el estilo de
Buckingham, "tenían la misma esencia
pero muy diferentes formas de expresarla. En los dos reconocí esa calidad de
los artistas que han dominado su instrumento de una forma que comienzan a crear
un sonido único y propio". Años después sigue siendo uno de los
mejores ejemplos de Buckingham como guitarrista, primero con un solo acústico
muy folk, utilizando 'fingerpicking', y luego el espectacular solo eléctrico
con su Telecaster. Por casualidad Lindsey estaba en el estudio y Olsen les
presentó. Fleetwood quedó impresionado y no dudó ni un segundo en llamarle
cuando Bob Welch, el por entonces
guitarrista de la banda, se marchó.
La llamada para unirse a Fleetwood Mac se
produjo en la Nochevieja de 1974. Buckingham no lo tenía nada claro ya que la
banda llevaba en una especie de purgatorio desde la salida de Green a comienzos
de 1970, pero Nicks fue clave a la hora de convencerle, "siempre puedes renunciar y con lo que nos
pagan podremos pagar unas cuantas facturas atrasadas". Al final
Buckingham aceptó pero le dijo a Fleetwood que Stevie tenía que entrar el trato.
Fleetwood estaba tan convencido con el guitarrista que aceptó a los dos sin
necesidad de prueba. A los pocos días estaban grabando Fleetwood Mac, el décimo disco de la banda y el primero con su
formación más recordada.
Buckingham se convirtió en el arquitecto del
nuevo sonido de la banda, tanto él como Nicks aportaron varias canciones que
tenían preparadas para su siguiente disco como dúo y que, incluso, habían
interpretado en directo como Rihannon,
Monday morning o I'm So Afraid. Pero
su carácter perfeccionista, diciendo cómo tenían que tocar la batería y el
bajo, chocó con el segundo hombre que quedaba de la formación original, John McVie, que le dejó clara una cosa:
"La banda en la que estás es
Fleetwood Mac. Yo soy el Mac. Yo toco el bajo". A pesar de que nunca
terminaría de congeniar (el propio McVie diría años después "básicamente los únicos que no hemos tenido
un 'affaire' en la banda somos yo y Lindsey"), las cosas harían
'click' musicalmente, Buckingham les daría el sonido, y Fleetwood y Mac
pondrían la base rítmica. Al terminarlo Olsen, que se había encargado de
producirlo, supo que era lo mejor que había hecho nunca y un éxito más que
probable. Aun así McVie seguía sin tenerlo claro: "sabes, solíamos ser una banda de blues. Esto no suena nada parecido a
una banda de blues", Olsen le replicó sin demora "puede que esté muy alejado del blues, John,
pero está mucho más cerca de tu cuenta del banco". No se equivocaba, a
pesar de no ser un éxito inmediato, el disco fue subiendo poco a poco en las
listas, mientras la banda giraba incansablemente en su apoyo. Fue en esta época
cuando convencieron a Buckingham para pasar de Fender a una Gibson Les Paul Custom
blanca en directo para darle mayor fuerza a su tono. En el repertorio no
faltaban Oh Well o Green Manalishi y solían cerrar con una
canción de Buckingham, I'm So Afraid,
en la que este se lucía con la guitarra. McVie no le tragaba pero no podía
evitar disfrutar como un loco tocando con él.
Cuando el disco alcanzó el primero puesto en
la lista de ventas, el grupo ya estaba en Sausalito grabando su continuación.
Lo que debería ser una fiesta se convirtió en otra cosa, para ese momento las
dos parejas de la banda se estaban separando y, para colmo, la mujer de
Fleetwood le estaba engañando con su mejor amigo. Fue en este enrarecido
ambiente con el que se gestó la obra maestra de la banda. Los tres compositores
principales, Buckingham, Nicks y Christine
McVie, decidieron dar rienda suelta a la pluma e ir comentando el
desmoronamiento de sus relaciones en canciones. Tanto es así que el huraño
McVie dijo que deberían llamar al disco Rumours
por su contenido personal. Fue aquí donde Buckingham perfeccionó el estilo de
la banda, además de entregar su mejor canción, Go your own way. Más allá de sus contribuciones personales, como la
mencionada o la delicada pieza acústica Never
going back again (dos ataques indisimulados a Nicks), está su labor dando
forma a las canciones de esta y Christine McVie, particularmente la primera.
Está claro que era un experto en sacar lo mejor de Stevie, pero sus arreglos
para canciones como Dreams, Gold dust
woman o la descartada Silver springs
son sencillamente inolvidables.
A la inestabilidad de las relaciones (John y
Christine McVie no se hablaban, y Lindsey y Stevie solo lo hacían para gritarse),
se unió la indecente cantidad de cocaína utilizada durante su grabación, tanto
es así que Mick Fleetwood intentó poner en los créditos a su traficante. El
disco se convirtió en uno de los más vendidos de todos los tiempos y Fleetwood
Mac pasó a ser la banda más popular del momento. Lo habían logrado pero el
coste había sido tremendo. Fue el batería el que consiguió que, a pesar de
todo, siguieran juntos pero las relaciones nunca volvieron a ser normales. En
las presentaciones en directo la cocaína y el champán eran el pan nuestro de
cada día. Aun así todo el mundo esperaba su continuación.
Pero cuando se pusieron a grabarla el punk y
la Nueva Ola habían arreciado y Buckingham siguiendo su influjo comenzó a
apartarse de los sonidos que les habían hecho populares, se cortó la melena
hippie y dio con un sonido nuevo. Tusk
fue un gran disco pero alienó a parte de su audiencia. Aun así consiguió ventas
millonarias y trajo consigo que su ideólogo encontrara su guitarra definitiva
para los siguientes años, hecha exclusivamente para él por el lutier Rick
Turner. En ella se mezclan el sonido acústico y el de la Les Paul, se llamó
Model One y sería la guitarra que le acompañaría en directo durante el resto de
su carrera. Aunque en estudio seguiría utilizando Stratocaster o Telecaster,
además de una Taylor 814 para las piezas acústicas.
El grupo sobreviviría a las turbulencias algún
tiempo más, aunque para ese entonces casi todos hubieran emprendido una carrera
en solitario, pero al final Buckingham dijo basta tras grabar el notable Tango in the night. Todos los malos
rollos y los problemas de drogas explotaron y Lindsey abandonó la nave
convirtiéndose en otra víctima más de la maldición del guitarrista de Fleetwood
Mac, con Peter Green sufriendo problemas mentales, Jeremy Spencer uniéndose a una secta, Danny Kirwan viviendo en la calle o Bob Welch cometiendo suicidio.
Pero al final, el tiempo fue curando las heridas y, tras volver a la palestra
con la elección del Don’t stop por
parte de la campaña de Bill Clinton, llegó la reconciliación en 1995 y la
vuelta a la banda en 1997. Desde entonces Buckingham ha compaginado su carrera
en solitario con Fleetwood Mac, incluyendo el reciente disco que ha publicado
con Christine McVie.
Sobre él siempre pesará la comparación con
Peter Green, algo que tampoco tiene mucho sentido, cada uno de ellos lideró una
banda distinta, con el mismo nombre y la misma sección rítmica eso sí, y no es
necesario quedarse con ninguna de las dos, sino disfrutar de ambas. Y es que la
música de ambos, como bien dijo su batería, es prueba evidente de dos genios
distintos pero compatibles.