La tormenta perfecta del rock
Por Sergio Ariza
Uno
de los mejores discos de rock de todos los tiempos. Una obra sucia, indecente y
peligrosa en la que Iggy Pop y sus
chicos sueltan el mayor escupitajo a la sociedad americana de su tiempo, en un
momento en el que el eslogan de "paz,
amor y música" todavía estaba caliente. No era así como lo veían estos
chicos, había violencia, disturbios raciales y mucha desigualdad, y eso había
que gritarlo a la cara. 'Fun house'
es todo eso y mucho más, es uno de las mayores explosiones de energía de la
historia del rock. Solo basta escuchar 'Down
on the street' y 'Loose' para
saber que los Stooges están
desatando la tormenta perfecta del rock con uno de los inicios más atronadores
de la historia del rock.
Decía
Jack White que ‘Fun house’ era el “disco
definitivo de rock americano” y no iba mal encaminado, de sus entrañas
surgieron el punk, el grunge o los delirios ruidistas de Sonic Youth. Las dos claves de su sucio sonido son la guitarra de Ron Asheton que construye un muro de
ruido con su Stratocaster conectada a su Marshall con el volumen al máximo y
los gritos primarios de un James
Osterberg desatado, ‘TV eye’
suena a blues infernal, como si Howlin’
Wolf se desgañitara acompañado por la banda de rock más salvaje del
planeta. ‘Dirt’ es, como su nombre
indica, sucia e inquietante, sobre un riff
de bajo, Iggy muestra su lado más sensual y provocador mientras Asheton es su
equivalente con la guitarra (además de contar con un solo que pone en
entredicho a los que solo ven en él primitivismo). En esta canción se puede
apreciar su deuda con los Doors pero
los de Iggy lo llevan todavía un poco más lejos. Con ‘1970’ vuelve la energía cruda, un riff cavernícola e Iggy lanzándose a degüello, al final Iggy y el
saxofonista Steve Mackay se enzarzan
en un duelo desgarrador. La canción titular es otro blues libre y excéntrico,
con un punto funky y un riff tocado
por bajo, saxofón y guitarra, aunque estos dos últimos son libres para ir por
su cuenta de vez en cuando, Asheton vuelve a brillar, aunque sigue siendo Iggy
el que suena más amenazador de todos. ‘L.A.
Blues’ cierra el disco de manera brutal, Iggy y la Strato de Asheton
chillan como un gato siendo despellejado vivo, son cinco minutos de anarquía
musical, de disturbios y suciedad que dejan bien claro que el sueño hippie está
muerto
Es
el cierre de la tormenta perfecta, un estruendoso final que deja claro que los
Stooges se habían adelantado a su tiempo, aunque, irónicamente, eran la
perfecta banda sonora de los que se estaba viviendo en su época, una era de
disturbios, protestas y salvajes asesinatos como los de la familia Manson. Los tiempos volvían a cambiar y
a los felices 60 le sucedían los turbulentos 70, la tormenta punk se empezaba a
vislumbrar, solo había que escuchar el seminal 'Fun house'.
(Imágenes: ©CordonPress)