Corrado Rustici, el guitarrista que 'vendió' 40 millones de discos
por Vicente Mateu
Aham (2016), la guitarra del futuro no acaba en el clavijero
Quizá fue este mismo verano mientras te
recreabas con el océano tragándose el sol y una luz dorada te fundía con la
arena. Al cerrar los ojos, una guitarra parecía mover la brisa tras otro día
abrasador. Cuando decidiste recuperar ese momento mágico que te mecía en la
hamaca, mojito en mano, el nombre de Corrado
Rustici te transportó a Nápoles (1957) para descubrir a otro de esos grandes
músicos sepultados bajo el éxito de otros.
Un músico casi anónimo con 40 millones de
discos vendidos a sus espaldas. Y no precisamente porque los suyos, como Aham, sean carne de superventas, sino
porque entre los primeros puestos de las listas suele figurar alguno de los
artistas que le contratan como productor, como compositor o como guitarrista de
estudio. O simplemente como colega.
Es un currículo de los que quita el hipo: Narada Michael Walden, Herbie Hancock,
Whitney Houston (su álbum de debut), Aretha
Franklin, Elton John… y, por supuesto, Zucchero,
una colaboración que ha duró 15 años. Pero la lista es demasiado larga y merece
la pena hurgar en una discografía ‘ajena’ para encontrarse, por ejemplo, con Clarence Clemons.
Mejor escuchar su nuevo disco que preguntarse
por qué Eric Clapton, Stevie Ray Vaughan
o el mismísimo John Lee Hooker han
recurrido a él. Aham es sólo su
cuarto trabajo en solitario pese a una carrera que arrancó a principios de los
70 con su primer grupo, Cervello, al
que siguió Nova antes de asentarse
en los USA y conocer a John G. Perry
y al gran Narada Michael Walden.
En la actualidad ha formado un trío junto a Steve Smith en la batería y el ex
teclista de Jethro Tull, Peter John Vettese, con los que grabó
en 2014 un DVD Live in Japan más que
recomendable.
Musicalmente, Aham sufre de la doble personalidad italo americana de Rustici, a medio camino entre el rock
progresivo y la pasión de su tierra natal. Una mezcla siempre excitante que le
sirve de excusa para su verdadero objetivo: llevar la técnica, y la tecnología,
de la guitarra a otro nivel.
Rustici, un mago de los estudios de grabación, es el maestro del Multiamp, al que
atribuye propiedades casi milagrosas, una especie de caja de pandora electrónica
que hará resplandecer “las notas que fluyen desde tu corazón hacia tus dedos”.
Unas manos que suelen abrazar su guitarra
favorita -es un decir, porque dedica buena parte de su tiempo a probar los últimos
modelos de muchas marcas (con atención particular en los custom de Godin)-, una
Gibson SG Custom del ’63. Al menos
es con la que grabó su segundo disco, Deconstruction
(2006)… Añade de inmediato sin disimular la envidia que su hermano tiene
una Les Paul del ‘55 con tres pastillas que ahora valdrá unos 50.000 dólares.
Con la elegancia innata de un Andrea Bocelli -otro de sus
‘producidos’-, el guitarrista napolitano ha hecho de Aham una clase magistral sobre el futuro del instrumento. Las seis
cuerdas ya no terminan en el clavijero, sino en los circuitos de un procesador
de sonido tan maravillado como el propio Rustici
de sus infinitas posibilidades. No es sólo un disco, es una tesis doctoral.
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- Live In Japan