Heal My Soul (2016)
Jeff Healey
El disco perdido de una leyenda
Su
familia lo ha guardado celosamente durante 15 años. Probablemente era el deseo
del propio Jeff Healey para poder
seguir ayudando a los centros de investigación de enfermedades como las que él mismo
padeció y nos lo robaron demasiado pronto. Su ceguera no le impidió convertirse
en un gran guitarrista que, hoy, seguramente seguiría asombrando con maravillas
como Heal My Soul, el disco “perdido”
del canadiense, canciones grabadas en sus últimos años de vida que nunca
llegaron a convertirse en plástico de CD y salen a la luz coincidiendo con el
que hubiera sido su 50 cumpleaños, el 25 de marzo de 2016.
A Norman Jeffrey Healey (Toronto, 1966-2008)
se le recordará para siempre sentado, con la guitarra sobre las rodillas, y su
mano izquierda recorriendo el mástil a toda velocidad mientras su público se
preguntaba cómo diablos lo conseguía. Era un maestro del blues -y del jazz en
su última etapa- que se perdió en la leyenda igual que Stevie Ray Vaughan, con el que coincidió en más de una ocasión.
El
disco “perdido” lo es realmente, salvo que a Healey le diese por descartar canciones tan buenas como las que
incluye. Sus herederos aseguran que son temas que fue grabando a lo largo de
tres años en los huecos de las giras y que tenían un destino común. Sea como
sea, no es el habitual refrito al que nos tienen acostumbrados. Su discografía
terminaba un mes después de su muerte, en marzo de 2008, con Mess of Blues, una increíble colección
de versiones entre las que figura, por cierto, un memorable Like a Hurricane de su compatriota Neil Young, un estilo en las antípodas del suyo. En Heal My Soul, en cambio, la música es
suya y sólo suya.
Una
docena de canciones que arrancan poderosamente con Daze of The Night y un feroz ataque de la guitarra, seguramente una
Squier Strat. Rock de carretera en
estado puro grabado casi a escondidas mientras en la vida real se sumergía en
el jazz con su colección de Gibson
de los años 30 y 40.
En Moodswing, Healey hace un primer amago con los efectos para un tema de corte
psicodélico que le permite lucirse antes de coger la acústica en la deliciosa Baby Blue, un momento en el que, además,
también podemos descubrir a un magnífico cantante. El verdadero espectáculo de
wah-wahs y otros ruidos llegará en Please,
rockero cien por cien con un riff pegadizo devorado por una sucesión de solos
extraterrestres.
A la
séptima, por fin, suena un blues. Mejor, estalla un blues, porque tras una
breve y engañosa introducción acústica, en Temptation,
Healey parece dar rienda suelta a
sus demonios llevando las cuerdas de su guitarra hasta el límite de su
resistencia. Lo mismo ocurrirá en Put the
Shoe…, un enorme homenaje a la herencia de Stevie Ray.
En It’s the last time, oficialmente la última
canción de Jeff Healey, el recuerdo
parece dedicado a George Harrison y
su gently guitar que le proporcionó
uno de sus mayores éxitos.
La
leyenda canadiense de la guitarra era un envoltorio de lujo para muchos colegas
con sus increíbles versiones, pero también era un gran compositor. Voraz
coleccionista de discos -decenas de miles-, su álbum “perdido” reivindica ante
todo su propia herencia, un ejemplo perfecto para que quienes ya lo conocían
repasen la lección y, los que no, descubrir por qué ocupa un lugar de honor en
nuestro Jukebox.
(Todas las imágenes: © Cordon Press)