En 1978 las grandes bandas de rock se habían alejado bastante de la excitación del rock & roll original, de eso que algunos llamaban los "Chuck Berry Fields Forever", y estaban más preocupados en crear epopeyas y largos pasajes instrumentales que poco tenían que ver con la energía salvaje de su esencia. En EEUU e Inglaterra habían surgido los grupos punk para recordarlo pero a AC/DC no hacía falta recordarles nada, los australianos eran una especie de Chuck Berry con energía punk tocado al máximo volumen, con la voz rasgada de Bon Scott, los riffs de Malcolm Young y los latigazos de Angus a la guitarra como señas de identidad.   

En ese año, con cinco discos de estudio a sus espaldas, se comenzó a hablar de la posibilidad de editar un grandes éxitos pero el proyecto fue cambiado por la edición de un disco en directo. Fue la decisión correcta, la banda de los hermanos Young era una máquina perfectamente engrasada de rock & roll y sus directos eran de los más poderosos de todos los tiempos. La ciudad elegida para grabar el disco no pudo ser más significativa, Glasgow, la capital de Escocia, la tierra de origen tanto de los hermanos Young como de Scott. El final del concierto no pudo ser más mítico, con toda la banda vestida con los colores de la selección de fútbol escocesa que se acababa de clasificar para el Mundial de ese año.   

El caso es que este tipo de discos eran muy típicos en los 70 y lo normal es que se convirtieran en discos dobles con largas versiones con interminables pasajes instrumentales, incluidos solos de batería que nadie había pedido... Nada de eso hay aquí, solo pura energía rock & roll y una banda decidida a que la hierba no vuelva a crecer tras su paso por el escenario, cual si fueran la versión hard rock de Atila. Solo 10 canciones y en versiones en las que se lanzan a degüello.   

    

El disco es una especie de mini grandes éxitos hasta esa época, aunque no hay que olvidar que estaban a punto de entrar en el mejor periodo de su carrera, sus dos siguientes discos serían los más recordados de su carrera, Highway To Hell y Back In Black (este último ya sin Bon Scott), recorriendo algunas de las canciones de T.N.T., Dirty Deeds Done Dirt Cheap, Let There Be Rock y Powerage, este último publicado ese mismo año.   

Desde el momento en el que comienza a sonar el espídico riff de Riff Raff ya no hay nada que los detenga, hasta cuando se meten en territorio blues con The Jack, suenan afilados y peligrosos, con la SG de Angus echando chispas en su solo. La primera cara se cierra con el riff de Problem Child, sobre el que se construirán los dos más conocidos de la banda, el de Highway To Hell y el de Back In Black, con la garganta de Scott echando fuego en esta canción sobre su joven guitarrista, un Angus que en ese momento tenía 23 años recién cumplidos.   

    

Eso sí, es en la segunda cara donde se encuentran algunas de sus canciones más recordadas, comenzando con la mítica Whole Lotta Rosie, en la que su riff se mezcla con los gritos del público "¡Angus!". Luego llega Rock 'n' Roll Damnation, la mejor canción de Powerage, con uno de sus estribillos más imparables que da paso a esa maravilla llamada High Voltage, uno de sus muchos homenajes a Chuck Berry, en el que Angus vuelve a brillar con un gran solo. Seguía Let There Be Rock con la que el reverendo Scott evangelizaba a las masas sobre lo que es el rock & roll. Por último, llegaba el frenesí con la salvaje Rocker "I'm a rocker, I'm a roller, I'm a rocker, I'm a roller, rocker, roller, I'm a rockin' rollin', rockin rollin' man, hey". Si Bon Scott era un poeta del rock & roll se dice y punto.   

La banda grabaría otros dos directos más con el paso de los años, dos discos que no están nada mal por otro lado, AC/DC nunca ha sonado mal en directo, pero no llegan al nivel de excitación alcanzado ese 30 de abril en el Teatro Apolo de Glasgow, algo que reconocería hasta el propio chico problemático, Angus Young, "personalmente, sigo prefiriendo el directo antiguo. Éramos jóvenes, frescos, vitales y pateábamos culos". Amén.