Todo o nada
Por Sergio Ariza
Para 1976 Rush llevaba existiendo casi ocho años y había publicado tres discos, dos de ellos el año anterior, habiendo pasado de mera copia de Led Zeppelin a una banda influida por Yes y Pink Floyd, combinando sus orígenes en el heavy y el hard rock con su nueva pasión por la música progresiva. Su anterior trabajo había sido el primero que había ido en esta dirección pero su tirón comercial fue nulo y dejó a la banda al borde de la quiebra y la separación. Se la jugaban con este disco y la compañía discográfica les instó a entregar algo mucho más comercial, pero los tres miembros de la banda, el bajista Geddy Lee, el guitarrista Alex Lifeson y el batería Neil Peart decidieron que si este iba a ser su último disco iba a ser la obra que ellos querían, no la que esperaban la compañía y su mánager.
Así que la banda redobló su apuesta por lo progresivo y entregó una canción de más de 20 minutos que ocupaba toda la primera cara, compuesta musicalmente por Lee y Lifeson, con letra de Peart, 2112 era la historia de alguien que se enfrentaba al orden establecido, era algo con lo que se sentían reflejados, aunque estaba cubierto de referencias de ciencia-ficción y a las obras de la controvertida Ayn Rand. El caso es que era, sin duda, lo mejor que habían hecho hasta aquel entonces, demostrando su enorme categoría como músicos y separando el tema en siete distintos movimientos que terminaban con un guiño a otra de sus inspiraciones, el Tommy de los Who.
Esa canción fue la responsable de salvar a la banda, colocándoles a la cabeza del movimiento progresivo pero sin olvidar que Rush, al contrario de muchas de las bandas del género, podía igualar la energía de las mejores bandas de rock del momento, como los Zeppelin o Deep Purple. Para grabar semejante colosal pieza, Lifeson utilizó principalmente su Gibson ES-335 de 1968 conectada a un Twin Reverb, aunque para algunos solos también usó una Les Paul Standard e, incluso, una Stratocaster que pidió prestada para la sesión ya que, por el momento, no se podía permitir una. Para las partes acústicas empleó una Gibson B-45 de 12 cuerdas y una Gibson Dove de seis
La segunda cara era más convencional, con canciones separadas sin un argumento que las uniese, aun así, aquí aparecen varias grandes canciones de la banda canadiense. Desde el inicio con los toques orientales de la poderosa A Passage To Bangkok, con un gran solo de Lifeson, hasta el potente final con Something For Nothing, pasando por la bonita melodía de The Twilight Zone y el gran solo de Lifeson en Lessons, esta cara era más parecida a lo que la compañía tenía en mente, aunque su pericia instrumental, esa sección rítmica es difícil de superar, les ponía muy por encima de simples imitadores. Eso sí, ni siquiera la batería de Peart puede salvar la excesivamente azucarada Tears...
Evidentemente lo que hace a este disco especial es su canción titular, la misma que hizo que su compañía no quisiera lanzar el disco, pero la banda había hecho su apuesta y no aceptó un no por respuesta. Se la jugaron al todo o nada y salieron victoriosos, 2112 no fue el final sino el inicio de una notable carrera a la que todavía le quedaban cuatro décadas por delante.