No fueron estrellas pero sí leyenda

Por Sergio Ariza

Nunca el nombre de una banda y de su primer disco fue más contradictorio que el caso de Big Star y #1 Record, el grupo liderado por Alex Chilton y Chris Bell nunca fueron grandes estrellas y su disco no es que no fuera nunca número uno, es que ni siquiera llegó a rozar el Top 200, siendo casi imposible de encontrar en una tienda de discos en el momento de su publicación. Eso sí, muchos años después tanto banda como disco se convirtieron en una de las mayores bandas de culto de la historia, sobre todo a partir de que en los años 80 bandas como R.E.M. o The Replacements empezaran a reivindicarles y demostraran que pocas bandas mejores han existido a la hora de hacer grandes canciones, y discos, con esa maravillosa combinación que es guitarras, bajo y batería. 

Chilton y Bell se conocían desde adolescentes en Memphis, los dos compartiendo una enorme fascinación por los grupos de la Invasión Británica, particularmente los Beatles, pero sus caminos habían seguido caminos totalmente opuestos, Chilton había salido de la ciudad y había saboreado las mieles del éxito prestando su prodigiosa garganta a los Box Tops, con los que tuvo un éxito planetario con The Letter, mientras que Bell se quedó en Memphis, donde consiguió un trabajo en los estudio Ardent y creó una banda llamada Rock City, junto a Jody Stephens, donde ya tocaba canciones que aparecerían en este disco como Feel, My Life Is Right o Try Again.
   

    

Sus caminos se volvieron a encontrar cuando Chilton volvió a Memphis a comienzos de los 70 y escuchó las demos de Bell. Quedó encantado con su trabajo y se lo quiso llevar con él a Nueva York a tocar por el circuito de clubes folk, en formato acústico, pero Bell estaba convencido de las posibilidades de sus canciones y fue él el que convenció a Chilton para que se quedara. Bell estaba en ese momento tocando con Stephens a la batería y Andy Hummel al bajo, Chilton se pasó por el ensayo, sacó su Martin D-35 de 12 cuerdas y tocó Watch The Sunrise. No hubo ni que hacer una votación, Alex Chilton estaba dentro del grupo, pocos días después, mientras buscaban nombre para la banda, miraron enfrente del estudio donde tocaban y vieron una tienda que se llamaba Big Star, entre risas y ambiciones, decidieron que ese sería el suyo.
  

Con Chilton en la banda fue fácil conseguir un contrato con Arden y en noviembre de 1971 comenzaron a grabar su primer disco, Chilton y Bell firmaron las canciones en conjunto, como sus adorados Lennon y McCartney, aunque es fácil rastrear el autor principal de las mismas. A pesar de que se suele suponer que Chilton era el miembro más roquero y Bell el más introspectivo, este disco nos dice que ambos se defendían a la perfección en ambos campos.
   

    

El disco se abre por todo lo alto con Feel, una de las canciones más rock de Bell, con esos vientos tan propios de su ciudad, Memphis. Suya también es la imparable Don’t Lie To Me, en la que este apasionado de la Invasión Británica demuestra que también había sitio en su corazón para Led Zeppelin. Su amor por la melodía se ve en la pegadiza My Life Is Right, mientras que su lado acústico brilla con Try Again. Claro que su aportación no se reduce a sus canciones, siendo el arquitecto del sonido del grupo y el segundo productor en la sombra del disco, junto a John Fry.
  

Por su parte, Chilton entrega una colección de canciones absolutamente increíble y demuestra que a su privilegiada garganta se ha unido una más que notable pericia con las seis cuerdas, siendo también el guitarrista principal de la banda con su Stratocaster de principios de los 60 y una Les Paul Gold Top. Eso sí, donde realmente sobresale es como compositor, con Thirteen, nuevamente con su Martin, entrega una de las canciones más bonitas y devastadoras de la historia, adelantando la carrera de Elliott Smith, mientras que con The Ballad of El Goodo hace lo mismo con Teenage Fanclub. Su otra aportación a la gloriosa primera cara es In The Street, eso sí cantada por Bell, un glorioso tema power pop que tendrá una segunda vida como sintonía de la serie Aquellos maravillosos 70 (That '70s Show), en versión de unos discípulos suyos, Cheap Trick.
   

    

En la segunda cara metía la irresistible When My Baby’s Beside Me, de la que posteriormente diría que es la canción de la que más orgulloso se sentía, y la acústica Watch The Sunrise, que nos ofrece una idea de cómo hubieran sonado Chilton y Bell si se hubieran ido con sus acústicas al Greenwich Village.
  

El resultado era una maravilla que fue alabada por todos los críticos y los medios de la época, pero cuando alguien leía las entusiastas críticas e iba a la tienda a intentar hacerse con una copia del disco, no lo encontraba. Ardent había firmado un acuerdo de distribución con Stax pero alguien se había olvidado de llevar el disco a las tiendas.  

Al final solo se vendieron unas miles de copias y el fracaso comercial llevaría a Bell fuera de la banda. Big Star todavía grabaría un par de maravillas más que correrían la misma suerte que este disco. Al destino le gusta la ironía y Big Star nunca fueron grandes estrellas ni #1 Record fue un éxito, eso sí, en diciembre de 2021 cualquier amante a la música sabe que este disco y esta banda son leyenda absoluta de la música de los años 70.
   

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