El hombre que nunca duerme

Por Paul Rigg

Para un hombre que canta que "nunca fui un gran fan de fichar en un horario fijo" en la canción que da nombre a Time Clocks (29 de octubre de 2021/ Provogue), Joe Bonamassa mantiene, sin embargo, un ritmo de trabajo que resulta agotador sólo de pensarlo.   

"¿Este hombre duerme alguna vez?",
se pregunta un comentarista bajo el vídeo de la canción Notches, lo cual es una pregunta comprensible cuando recordamos que Guitars Exchange ya ha reseñado este año el disco de estudio Royal Tea; la grabación en directo del mismo disco en el Ryman Auditorium de Nashville; y el disco de Joanna Connor, en el que Bonamassa fue productor. Además, están los vídeos que lo acompañan, el reciente documental Guitar Man, y su labor benéfica con Keeping The Blues Alive, entre otros proyectos.
   

    

Me siguen gustando más sus colaboraciones con Beth Hart, pero a pesar de mis ligeras dudas sobre su increíble producción -es decir, sobre cómo se puede mantener la calidad con tal cantidad- este disco es, sin duda, otra escucha estimulante y muy agradable. A él no le importan los que le odian y ¿por qué debería hacerlo?; está tocando principalmente para su propio disfrute, y su reputación y público siguen creciendo a buen ritmo.
   

Al parecer, este disco comenzó su gestación en la ciudad de Nueva York en febrero de 2021, donde Bonamassa ha vivido y grabado, cuando el bluesman se unió a su productor y co-compositor de siempre, Kevin Shirley, en Australia. Juntos, el dúo ha contado con el baterista Anton Fig, el teclista Lachy Doley y el bajista Steve Mackey, así como con las coristas Juanita Tippins y Prinnie Stevens, que están aportando su toque mágico a un buen número de discos de ahora mismo (escucha su reciente colaboración con Robert Jon & The Wreck en Shine A Light On Me Brother, por ejemplo).
   

    

El tema del disco es el tiempo, y Pilgrimage se abre apropiadamente con una especie de sonido de marcha árabe atemporal, unas cuantas campanadas bien colocadas y Bonamassa cortando con una fina guitarra, que recuerda a Dave Gilmour en su pompa. El canto oriental da paso poco a poco a la maravillosa Notches, que da el pistoletazo de salida al sonido de blues rock pesado que ya es la firma de Bonamassa. "I've got miles under my wheels, Notches in my walking cane, Still winking at hard times, Smiling at the pouring rain" (Tengo millas bajo mis ruedas, muescas en mi bastón, todavía guiñando el ojo a los tiempos difíciles, sonriendo a la lluvia torrencial), canta; y sabes que el que fue niño prodigio de la guitarra ha crecido de verdad.
   

The Heart That Never Waits
continúa con un estilo más ampuloso pero más bluesero, con Bonamassa utilizando la apretada sección rítmica y los maravillosos coros como trampolín para un solo increíble que llega justo después de la marca de los tres minutos. El vídeo que acompaña a esta canción se abre con una cariñosa toma de Joe tocando su Fender 1954 Blackguard Telecaster.
   

    

Questions and Answers
introduce algo de experimentación que no acaba de cumplir su objetivo, mientras que el lento piano y las guitarras con las que comienza Mind's Eye es mejor, sobre todo la letra: "I'm haunted, By memories you can't see, A place that's easy to get to, But hard as hell as to leave". Curtain Call tiene un interesante comienzo a ritmo de batería militar, mientras que The Loyal Kind presenta flauta y guitarra acústica, y una letra que hace referencia a doncellas y caballos, que inevitablemente recuerda a Jethro Tull. Hanging on a Loser nos devuelve al blues, pero esta vez Bonamassa quiere "funkearse", como diría George Clinton. El disco se cierra con Known Unknowns, que es otra blues-rock potente que ofrece un espacio para un último solo de Bonamassa.
   

Time Clocks
muestra la pasión de Bonamassa por su oficio, su impresionante ética de trabajo y su gran talento como músico y compositor. Hasta la fecha se le ha llamado Blues Man, Smokin' Joe y Guitar Man, pero quizá si sigue así pueda llegar a ser conocido como The Man Who Never Sleeps (El hombre que nunca duerme). No es que su creciente número de fans vaya a quejarse...
   

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