Al estilo de Albert King

Por Miguel Ángel Ariza

Puede que el señor B.B. King se llevase la fama mundial y merecidamente se haya reconocido como el bluesman más grande de todos los tiempos; y puede que si solamente vayas a comprar un disco de blues en tu vida sea un acierto que compres algo de B.B. King. Pero si el blues llama una segunda vez a tu puerta, si sientes el más mínimo interés en este estilo o simplemente estás descubriendo por primera vez el blues y te ha atrapado para siempre que sepas que el camino que comienza en B.B. continúa directamente a través de otro rey: Albert King.  

Para muchos es el bluesman más grande de todos los tiempos; para casi la totalidad del resto es solamente el segundo. Nosotros no vamos a entrar en ese debate porque lo que venimos a contaros aquí es como intentar sacar algo parecido a su tono pero (atención spoilers) daros por vencidos de antemano, es completamente imposible.  



La principal causa de que sea absolutamente inimitable es que era zurdo, algo bastante común sí, pero lo que es menos común es que no cambiaba las cuerdas de sitio, es decir, que tocaba con una guitarra de diestros pero la cogía como un zurdo lo que dejaba la primera cuerda arriba y la sexta abajo. Esto se traduce en que principalmente sus gloriosos bendings, muchos de dos cuerdas, no solían ser de abajo a arriba sino al contrario creando un sonido único que hace de él alguien único. De hecho Albert King logra más claramente que ningún otro guitarrista de blues que identifiquemos rápidamente cuando otro guitarrista está imitando su forma de tocar. Por poner un ejemplo clásico; es más que evidente cuando Stevie Ray Vaughan, uno de sus alumnos más aventajados, 'toca por' Albert King. Pero aun así no suena exactamente igual que él ya que SRV toca su estilo en una afinación estándar mientras que Albert King usaba una afinación abierta haciendo aún más difícil el ejercicio de imitación de su técnica.
Los demás bluesman suenan a blues, Albert King además suena a sí mismo.  



Para terminar de hacerse absolutamente extraordinario ligó su imagen y su sonido a la defenestrada y rápidamente descatalogada Gibson Flying V Korina. Su primer modelo, Lucy, de 1959, fue su principal instrumento hasta que, cuenta la leyenda, la perdió en una partida de cartas. Reemplazaría este modelo con otra Gibson Flying V pero esta vez de finales de los años 60. Es con esta guitarra con la que grabó los temas que le harían inmortal como
Born Under a Bad Sign y sus demás clásicos con Stax Records.
 

Podemos verle en fotografías con alguna que otra Fender Stratocaster pero siempre tuvo la V como principal instrumento. De hecho en los años 80 podemos verle junto a otros modelos de flecha hechos por luthier, entre los cuales destaca sobremanera su 'Lucy' color madera oscura construida por su amigo Dan Erlewine con su nombre escrito en el diapasón.
 



Increíblemente por lo que hemos podido averiguar por la red estas tres guitarras están en posesión de la misma persona; hablamos de un tipo con coleta que ha hecho una fortuna repartiendo sopapos y matando al malo en la última escena en cientos de películas de acción desde hace más de cuatro décadas: Steven Seagal, actor y también músico y coleccionista de guitarras.
 

Siguiendo con nuestro repaso ¿creéis que aún podéis imitar a nuestro querido Albert King? Pues bien, ahora tenemos que hablar de otra de sus particularidades más llamativas. Lleváis años pensando que las válvulas son las reinas del tono y miles de euros gastados en amplis que pesan como un luchador de sumo. Bien, pues ya podéis tirarlos a la basura ya que el tono mítico de Albert King salía en la mayoría de las ocasiones de amplificadores de transistores como el Roland Jazz Chorus 120 o un cabezal Acoustic 270 principalmente aunque se le ha visto con otras marcas como Peavey.
 

   

 

Si todavía os quedan ganas de tratar de imitar su sonido tengo una última buena noticia: no usaba pedales. Al menos no en sus grabaciones más míticas, aunque a finales de los 70 le gustaba añadir un MXR Phaser. Pero lo demás es puro genio tocando seis cuerdas colocadas de aquella manera. Comparte con B.B. King su talento y una maestría a la guitarra y a la voz que les hicieron únicos. Como decíamos, la fama del primero multiplica por miles la del segundo pero los aficionados al blues saben que esa distancia en la fama de uno y otro no se traduce tanto en la de la calidad de su música ni de sus solos.
 

Albert King es tan rey como B.B y nuestro trono no es el de hierro así que nos caben los dos.


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