Al estilo de Tony Iommi

Por Miguel Ángel Ariza

Nos adentramos esta semana en el sonido de uno de los guitarristas clave en la historia de nuestro instrumento favorito, un tipo que marcó el camino a toda una generación y puso los cimientos de lo que sería la nueva forma de hacer rock duro en la década de los 70; un artista que se convirtió en una máquina expendedora de riffs a cada cual más genial que se reproducían no a través de sus amplificadores sino directamente en los más profundo de todas nuestras cabezas. Ladies and gentleman, ha llegado la hora de hablar de Tony Iommi.  

Quizá la primera actuación relevante en la que podemos ver a Tony Iommi no es precisamente una con la banda que le convertiría en un mito sino tocando una Fender Stratocaster pre-CBS blanca con Jethro Tull en el legendario Rock and Roll Circus de los Stones.
   

     

Pero todos sabemos que aquella no era su banda ni tampoco la guitarra con la que haría historia. Fue en 1970 cuando el mundo entero se tambaleó con los primeros riffs que entregó al planeta Tierra en el disco que se llamaba exactamente igual que su banda: Black Sabbtah. Y la guitarra que escuchamos principalmente en ese disco ya es su mítica Gibson SG 'Monkey' Special, una SG que desde que adquirió comenzó a modificar a su gusto y, sobre todo, por su recién adquirida lesión en la mano derecha (recordemos a los lectores que Iommi, zurdo, se cortó las falanges de dos de los dedos de su mano derecha en un accidente laboral que estuvo a punto de acabar con su carrera pero que consiguió convertirle, a base de un nivel de superación casi comparable al de 
Django Reinhardt, en un guitarrista con una técnica y estilos únicos debido a sus prótesis para tocar).
   

 

   

Poco después comenzaría a recibir las guitarras de dos tipos asociados a su carrera desde sus comienzos. Primero usaría la SG Custom que le hizo John Birch, que ya se había encargado de las modificaciones de sus SG Special y más tarde se quedaría como su guitarra principal durante el resto de la década de los 70 la Jaydee SG que John Diggins, que trabajaba en el taller de Birch, le construyó en sus ratos libres poco antes de convertirse en el técnico personal de Iommi en las giras de la que por entonces ya era una de las bandas más aclamadas del mundo.
   

   

Por supuesto estas no serían sus únicas guitarras a lo largo de los años pero sí las principales. En los años 80 y 90 podemos verle con alguna SG con el puente flotante y no podemos dejar de mencionar sus guitarras picudas, de la marca B.C. Rich, usando el modelo Ironbird Pro principalmente aunque también podemos verle en imágenes usando una Mockinbird.
   

   

A finales de los años 90 Gibson acabaría por fin por hacerle un modelo de la Gibson SG a medida con las cruces a modo de inlays en el diapasón y un traste 24 añadido.  

 

En cuanto a sus guitarras acústicas, que también están presentes en su discografía, su guitarra principal, o al menos de la que él siempre ha hablado como una de sus primeras adquisiciones y que siempre le ha acompañado, es una Gibson J-45 aunque en los últimos años también le hemos podido ver usando varios modelos de Taylor.
   

 

   

Otra de las características de su sonido es el uso de amplificadores de la marca Laney en los primeros discos de la banda y por lo tanto los que más marcaron su sonido para siempre. Modelos como el LA 100 BL, usado en sus dos primeros discos, o el Laney Supergroup, su principal ampli hasta los 80, son piezas fundamentales de arrollador sonido.
   

 

   

De una sola canción de los Black Sabbath puedes sacar tres o cuatro riffs que podrían ser el mejor riff de muchas de las bandas de rock de hoy en día. El señor Toni Iommi, con este equipo que os hemos contado en este artículo, puso encima de la mesa esos riffs y por eso desde aquí le alabamos.  

Para finalizar no queremos dejar pasar la oportunidad de dar las gracias al jefe que tenía en la fábrica en la que tuvo el accidente que estuvo a punto de costarle la mano entera. Aquel hombre le habló a Iommi de un gitano llamado Django Reinhardt que tenía tan sólo tres dedos hábiles en su mano izquierda y que aquello no le impidió convertirse en el indiscutible mejor guitarrista de su época.  

No se rajó, decidió aceptar aquel reto que la vida le había puesto y acabó por cambiarnos la vida a muchos.  

       

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