Los 10 mejores riffs de Aerosmith

Por Sergio Ariza

Aerosmith es la banda de hard rock americana que más discos ha vendido en el mundo, por encima de bandas como Metallica, Bon Jovi, Guns N' Roses, Kiss o Van Halen. Los de Steven Tyler se formaron en 1971 y alcanzaron la plenitud a mediados de los 70 con discos como Toys In The Attic y Rocks. Su sonido es una especie de mezcla entre la sucia arrogancia de los Stones y los riffs monolíticos de Led Zeppelin, y en su construcción destaca la dupla de guitarristas compuesta por Joe Perry, la otra mitad de los ‘gemelos tóxicos’, y Brad Whitford, el tapado del grupo. Estos son diez de nuestros favoritos de su extensa carrera.  

Walk This Way
 

Con Toys In The Attic se cumplió aquello de que a la tercera va la vencida, tras acabar con todo el material que tenían escrito de sus primeros tiempos en sus dos primeros discos, Aerosmith se vio en la necesidad de componer nuevo material y aparecieron nuevas influencias. Perry se había enamorado de la banda de funk de Nueva Orleans The Meters, después de que uno de sus ídolos, Jeff Beck, se la recomendase. Durante una prueba de sonido comenzó a tontear con un ‘riff’ que le recordaba a la banda, al oírlo Tyler se puso a la batería y comenzaron a desarrollarla. Así surgió Walk This Way, la canción que les iba a convertir (dos veces) en estrellas. La primera en los 70, la segunda a mediados de los 80 cuando, a propuesta de Rick Rubin, los Run DMC hicieron una versión junto a Joe Perry y Steven Tyler, convirtiéndose en la primera exposición al rap para el público rock y el regreso triunfal de Aerosmith tras años de decadencia.
 

 

Sweet Emotion
 

Toys in the Attic
estaba repleto de grandes canciones, comenzando por la canción que abría este listado, la titular, otro furioso ‘riff’ de Perry, o Sweet Emotion, donde el guitarrista hace uso de un Talk Box al comienzo antes de volver a regalar otro riff monumental sobre el que canta Perry. Lo mejor de todo es que ese riff ni siquiera es el mejor de la canción, puesto que ocupa el instrumental que lleva de nuevo al estribillo. Lo más cerca que ha estado nunca Perry de Jimmy Page, a pesar de que en directo se suele decantar por una Stratocaster en vez de sus queridas Les Paul.
   



Toys In The Attic
 

La canción que daba título a uno de los mejores discos de la banda se abre con otro de esos riffs imparables pero, a medida que avanza, Perry sigue metiendo otros igual de adictivos. Es uno de los mejores ejemplos de lo bien que se combinaban Perry y Whitford a las seis cuerdas, logrando un increíble sonido con sus amplificadores Ampeg y Music Man. Años después, un grupo tan alejado de ellos como R.E.M. les rendiría tributo con una versión que estuvo en su repertorio en directo durante años.
 



Back In The Saddle
 

Un comienzo amenazante sobre un ritmo trotón de batería da paso a un increíble riff escrito por Joe Perry en un Fender Bass VI, mientras Whitford se encarga de la guitarra principal y Tyler se desgañita, encantado de estar montando (parece claro que no es un caballo) otra vez. Puede que sea la mejor prueba del gusto por el funk de Perry y el mejor comienzo posible para otro de sus discos imprescindibles, Rocks.
 



Draw The Line
 

Otro clásico indiscutible, con Perry usando una Dan Armstrong Lucite para su espectacular trabajo con el ‘slide’.  Es la canción que abría, y daba título, al último gran disco de su etapa clásica, aquella en la que los ‘gemelos tóxicos’, puestos hasta las cejas, entregaron el 90% de las canciones de esta lista.
 



Mama Kin
 

Centrada en un potente y simple riff de acordes, Mama Kin demuestra que a Tyler y compañía también les gustaba la suciedad y la crudeza de Johnny Thunders y los New York Dolls. El cantante estaba tan convencido de las posibilidades de la canción que se tatuó en el brazo Ma’ Kin (su brazo era tan pequeño que no le cabía el título completo). El tiempo le dio la razón y en 1986 un grupo de desarrapados de Los Ángeles hicieron una versión en directo. Un año después, tras la aparición de Appetite For Destruction, se convirtieron en los mejores herederos posibles de los de Perry y Tyler y reclamaron su título como mejor banda de rock de la década, eran los Guns ‘N’Roses y, por curiosidades del destino, su guitarrista Slash acabaría en sus manos con la querida Les Paul Standard del 59 de Joe Perry (aunque años después, en un gesto que le engrandece, se la devolvería por su 50 cumpleaños).
 

 

Same Old Song and Dance
 

Otro gran riff grabado en la memoria de todos los amantes del rock clásico y que hace de este Same Old Song and Dance la mejor canción de su segundo disco, Get Your Wings. También es uno de los primeros ejemplos de la colaboración en la escritura entre Tyler y Perry, los ‘gemelos tóxicos’ seguirían regalando clásicos el resto de la década.
 

 

Last Child
 

Muchos olvidan que en Aerosmith hay otro excelente guitarrista más allá de Joe Perry. Esta es una de las mejores canciones de ese ‘otro’, el gran Brad Whitford. La canción empieza como un medio tiempo pero al poco se transforma en otro de esos funk rocks tan del gusto de la banda, la interacción de los dos guitarristas es espectacular en un riff que es imposible de no bailar, o andar, de ese modo tan particular. Como guinda Whitford saca humo a su Les Paul en el excelente solo.  



Nobody's Fault
 

Si eres una de las canciones favoritas de gente como Slash, James Hetfield de Metallica o el mismísimo Kurt Cobain, es que, por narices, tienes que ser una gran canción. Es lo que pasa con este Nobody's Fault compuesta por Brad Whitford en colaboración con Tyler. No es de extrañar que muchos consideren a Whitford el gran héroe en la sombra de la banda, aquí les da uno de sus riffs más pesados y sólidos, aunque el que se luce al final con un solo con mucho wah es Perry.
 



Love in an Elevator
 

Tras su resurrección comercial, gracias al Walk This Way de Run DMC, Aerosmith no tardaron en volver por su cuenta a las listas, en 1987 llegó Permanent Vacation, que incluía Dude (Looks Like a Lady), pero la verdadera resurrección artística llegaría en 1989 con Pump y canciones como este Love in an Elevator, en la que Perry demostraba que no se le había olvidado como construir gigantescos riffs y desarrollarlos con su Les Paul.


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