Al estilo de Paul McCartney
Por Miguel Ángel Ariza
Ya iba
siendo hora de nuevo de meternos en el mundo de las cuatro cuerdas y qué mejor
manera de hacerlo que de la mano de la leyenda del rock más importante que
habita en el planeta Tierra a día de hoy: Sir Paul McCartney. No hace
falta que os comente la unanimidad reinante desde los años 60 de quién es la
banda más influyente de la historia y de qué dos jóvenes de Liverpool firmaban
las canciones de esa banda así que nos vamos a centrar aquí, obviando lo bien y
mucho que ha tocado la guitarra en casi todos sus discos, en los bajos que ha
usado el bajista de The Beatles.
Nos
vamos a centrar en su carrera con los 'Fab four' y tenemos que comenzar con su
legendario e icónico bajo Höfner 500/1 de 1961 en forma de violín. Este es
comúnmente conocido por los muchísimos entendidos en la historia de los
instrumentos que usaron los Beatles, de los que por cierto en España tenemos
alguno de los más importantes, como el bajo de The Cavern ya que es este
instrumento el que usó Paul en ese mítico local que les comenzó a dar un nombre
en su ciudad natal y también sería el bajo que le acompañaría en cada actuación
y cada grabación hasta 1963; año en el que la banda cambió para siempre la
cultura popular del mundo en el que vivimos hasta el día de hoy y en el que al
bueno de Paul aquella recién estrenada fama le valió para que Höfner le
regalara el que fue desde entonces hasta la actualidad su bajo por encima del
resto una versión mejorada de su Höfner 500/1.
Si en
1963 la fama de los de Liverpool no había hecho más que estallar en 1965 ya
había conquistado y arrasado las listas de ventas del mercado más codiciado
para el negocio musical, el de Estados Unidos. Fue aquel año y en aquel país,
concretamente antes del mítico concierto de la banda en el Hollywood Bowl donde
el propio John Rickenbaker le hizo entrega a Paul de un nuevo regalo que
le acompañaría también durante muchos años: su mítico Rickenbaker 4001S,
ese mismo que pintó de forma psicodélica para la etapa promocional de Sgt Peppers y que años más tarde pudimos
disfrutar en su color natural en los discos y giras con los Wings.
Muchos
historiadores afirman también la presencia del omnipresente Fender Jazz Bass,
concretamente uno del año 1966, en muchas de las grabaciones de Paul en el
Doble Blanco de 1968 donde canciones tan legendarias como Yer Blues, While My Guitar Gently Weeps o Helter Skelter probablemente se grabaron con este modelo.
En
cuanto a sus amplificadores, aunque ha usado muchos a lo largo de una carrera
tan dilatada, es destacable que ha acabado volviendo siempre a los AC100
de Vox, usando las míticas pantallas T60 en los 60 hasta
cambiarlas por unas Mesa Boogie en la actualidad.
Y para
terminar, si bien es verdad que más tarde le hemos podido ver usando modelos de
bajo menos comunes como el Yamaha BB 1200 o el Wal MK2 de 5
cuerdas, y a pesar de que cada vez le guste tocar más la guitarra, es
importante resaltar que en pleno siglo XXI Sir Paul McCartney sigue entrando al
escenario con su Höfner 500/1 (el de 1963 ya que el primero fue robado en 1969)
y se presenta al mundo como lo que fue y seguirá siendo hasta el día que nos
deje, esperemos que dentro de muchos siglos: un bajista que se convirtió en la
indiscutible estrella del rock más importante de la época que nos tocó vivir.