Las 10 mejores canciones de Lou Reed
Por Sergio Ariza
Imaginen un mundo sin David Bowie, sin Sex Pistols, sin Sonic Youth o sin los Pixies, también sin glam rock, sin punk o sin indie, la historia del rock sería otra si el hombre que este miércoles cumpliría 80 años nunca hubiera nacido. Lewis Allan Reed, mejor conocido como Lou, no es sólo parte de esa historia, sino que es uno de los diez hombres más importantes de la misma. Aprovechamos la ocasión para homenajear, desde Guitars Exchange, a la dulce Juana, al satélite del amor, a los animales del rock, a las Venus en pieles, a los paseos por el lado salvaje, a las 'femme fatales', a las mañanas de domingo o a los ojos pálidos y azules, eligiendo nuestras diez canciones favoritas de Lou Reed.
Sweet Jane
Sweet Jane es mucho más que una canción, es un monumento en el que, con apenas cuatro acordes, se puede construir el tema más roquero del mundo pero también el más melancólico. Lou Reed la escribió en 1969 y comenzó su andadura como una preciosa balada en la que Reed tenía una letra distinta a la que se publicaría posteriormente, esta primera versión, con Reed y Sterling Morrison a las guitarras, Doug Yule al bajo y Maureen Tucker a la percusión, no vería la luz hasta finales de 1974, en el disco 1969: The Velvet Underground Live, y contenía también un maravilloso puente que las versiones posteriores cortarían injustamente, de esta increíble toma llegaría mi versión preferida del tema, a cargo de los Cowboy Junkies.
La siguiente versión fue la que se grabó para el sobresaliente Loaded, Reed sube el volumen de su amplificador Sunn hasta el infinito y convierte el riff de guitarra en uno de los más clásicos de la historia. La canción comienza con una intro de guitarra y luego entra ese maravilloso riff y un Reed sonando con mayor chulería y confianza que nunca, el estribillo suena a pura gloria en dos acordes. Se grabó el inolvidable puente pero se decidió cortarlo porque se buscaba un éxito radiable de tres minutos. Para mí gana muchos enteros en la versión con el puente añadido y posiblemente sea mi favorita, Yule está pletórico al bajo, la batería y los coros, alguien debería recordar que, de acuerdo, no era John Cale, pero su aportación a la banda se merece mucho más respeto que ser un simple pie de página… De esta forma sería de la que se nutriría otra gran versión, en este caso la de Mott The Hoople.
Pero en 1973 Reed entregaría la versión más conocida, el creador de Berlin había contratado a los dos mejores guitarristas de sesión del momento, Steve Hunter y Dick Wagner, para sus conciertos y les pidió que improvisaran algo para la intro de Sweet Jane, Hunter rescató una pieza suya para la ocasión y la guitarra eléctrica encontró uno de sus mayores monumentos, la forma de relacionarse de Hunter con Wagner es increíble, con Steve tocando la melodía y Dick haciendo las armonías. Luego entra la canción y es Wagner el que se luce con varios solos. Pocas veces dos guitarristas se han entendido de mejor manera que estos dos con sus Les Paul TV Special, la de Hunter a través de un amplificador HiWatt de 100 vatios y la de Wagner con un Marshall ‘half-stack’ de 100 vatios.
Una sola canción, múltiples combinaciones, puede que las haya más bonitas, más arriesgadas y más salvajes, pero en mi corazón tengo claro que escuchar Sweet Jane por primera vez fue una de las principales razones que me dejaron claro que no podía vivir sin escuchar música
Pale Blue Eyes
Grabada en el homónimo tercer disco de la Velvet Underground, esta preciosidad de canción demuestra que Reed es uno de los compositores que más facilidad tiene para romperte el corazón, aunque en esta canción es él el que lo tiene roto, después de descubrir que su amor de juventud se había casado con otro hombre. Sterling Morrison acompaña a la perfección su doliente melodía con su delicada guitarra y un solo, tan simple y bello, que parece que se pueda romper en cualquier momento. Cuando en 1993 la formación original se reunió, Reed la metió en el repertorio a pesar de ser una pieza que se grabó cuando John Cale ya no estaba en la banda, eso sí, el galés le añadió un maravilloso arreglo de viola que le iba como un guante a la canción.
Walk On The Wild Side
En la canción más famosa de su carrera, Walk On The Wild Side, Lou Reed nos llevaba de paseo por el lado más salvaje de la vida de la mano de parte de la fauna que pululaba por la Factory de Andy Warhol, personajes tan rompedores como Candy Darling, Holly Woodlawn, Joe Dallesandro, Jackie Curtis y Joe Campbell. Incluido en Transformer, esta fue la canción con la que obtuvo el primer éxito comercial de su carrera, en gran parte gracias a la ayuda de un fan muy especial, un David Bowie que le produjo el disco en el momento de mayor auge de su carrera, en plena época Ziggy Stardust, pero que se trajo a alguien al que se suele pasar de largo pero que fue de una ayuda esencial, un Mick Ronson que no solo coprodujo junto a Bowie, sino que hizo la mayoría de arreglos y fue el músico principal, como guitarrista y pianista. Eso sí, aquí la gran estrella, aparte del propio Reed y su inmortal letra y melodía, es el bajista Herbie Flowers que grabó la inmortal línea descendente doblándose con un Fender Jazz Bass sin trastes y un contrabajo, un logro por el que solo logró 17 libras. Para rematar una canción perfecta, los coros de las Thunder Thighs, que, por cierto, no eran de color, y el solo de saxofón del hombre que había enseñado a Bowie tocar el instrumento, Ronnie Ross.
Femme Fatale
Si Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker no hubiesen sacado su primer disco, The Velvet Underground & Nico, la historia del rock hubiese sido totalmente diferente. La leyenda dice que la Velvet solo vendió unos pocos miles de discos de su primera obra pero que cada una de las personas que los compró formó una banda. Como bien sabe John Ford, aunque sea mentira, cuando la leyenda se convierte en hechos, imprimimos la leyenda. Aun así, tampoco suena a exageración cuando para resumir una de las carreras más brillantes de la historia del rock en diez canciones he terminado eligiendo cinco canciones de aquel seminal disco, y he dejado otras dos fuera a regañadientes. El caso es que mi favorita de aquel disco es esta maravilla que Reed escribió a petición de Andy Warhol sobre una de sus superestrellas, Edie Sedgwick, la misma mujer que había llevado a Bob Dylan a escribir Like a Rolling Stone. Cuando Reed le pidió a Warhol que le dijera una razón por la que debía escribir una canción sobre ella, el icono del Pop Art le respondió: "¿Acaso no te parece toda una 'femme fatale'?". El resto es historia con Reed entregando una de sus mejores canciones, una que además se adaptaba a la perfección a la gélida y distante voz de Nico, otra verdadera 'femme fatale'.
Sunday Morning
La canción que abría The Velvet Underground & Nico era una de las más dulces que jamás haya escrito Reed, en este caso con la ayuda de Cale, incluso su tono de voz es mucho más cálido de lo habitual. Fue la última canción que se grabó para el disco y, en principio, la iba a cantar Nico, pero al final se decidió que la voz de Reed le iría mejor y la alemana acabó aportando unos preciosos coros. Eso sí, musicalmente es Cale el protagonista absoluto, tocando la maravillosa celesta, la viola y el piano, aunque Reed también tiene su momento de lucimiento con el breve solo de guitarra. Se podría decir que todo el pop indie, del twee al dreamo pop, parte de esta maravilla que suena treinta años adelantada a su tiempo.
I’m Waiting For The Man
En 1966, año en el que se grabó The Velvet Underground & Nico, y 1967, año en que se editó, el mundo de la música estaba lleno de llamadas al amor, la paz y las buenas vibraciones, pues bien Reed y la Velvet te hablaban de lo que pasaba realmente en los bajos fondos de las grandes ciudades, en este caso de Nueva York. Un chavalito blanco que ha caído en la adicción a la heroína se desplaza a Harlem a conseguir su dosis, allí tendrá que pasar el mono mientras espera a "su hombre", que no es otro que su camello, todo ello mientras la Velvet pone un ritmo machacón que recalca los nervios del yonqui, adelantándose esta vez al punk y al hard rock. Nuevamente es Cale el que aporta el mayor filo con un piano tocado como si fuera un taladro y unas líneas de bajo espectaculares.
Oh Sweet Nuthin’
Para el cuarto disco de la banda, Loaded, la Velvet Underground estaba casi disuelta, con John Cale fuera desde hacía tiempo, Moe Tucker embarazada y sin tocar en el disco y Sterling Morrison cabreado por el encaprichamiento de Reed con el recambio de Cale, Doug Yule. El propio Reed estaba con un pie casi fuera y tras entregar un disco digno de su nombre, Loaded, cargado de éxitos se marchó de la banda. Pero allí estaban algunas de las mejores canciones de su carrera, Sweet Jane, Rock & Roll, New Age o la maravillosa gema que lo cerraba, Oh Sweet Nuthin', que no solo cantaba Yule sino que también se beneficiaba de un gran solo de este en un estilo mucho más convencional, pero igualmente efectivo, que el de sus compañeros de banda, posiblemente con una Gibson ES-335TD. A pesar de ser una de las grandes canciones de su carrera, con versiones de los Black Crowes, Neil Young o My Morning Jacket, Reed nunca la interpretó en directo fuera de la Velvet, supongo porque pensó que la versión con la frágil voz de Yule era la definitiva...
Heroin
Quizás el rock no haya sufrido un shock mayor, desde los tiempos de Johnny B. Goode, que cuando la Velvet grabó Heroin en mayo de 1966. La Gretsch Country Gentleman de Reed, enchufada directamente a la consola, comienza a dar unos leves toques, entra la Stratocaster limpia de Sterling Morrison y las dos guitarras comienzan a interactuar, entran unos arpegios y un amenazador sonido de fondo, la viola de John Cale, Sterling Morrison golpea su batería sin seguir un ritmo claro, la voz de Reed entra y todo comienza a subir de revoluciones, por la letra nos enteramos de que alguien se está inyectando heroína y la música va siguiendo sus cambios de estado, al principio parece plácido pero, poco a poco, la música se va volviendo más estridente y esquiva, la viola de Cale va subiendo su volumen y la calma es cada vez más tensa. Al final todo se desajusta, la viola comienza a emitir unos sonidos sucios y agresivos, la voz cada vez es más nerviosa, la heroína va entrando en contacto con la sangre, es un descenso a los infiernos, con parada en el cielo... No está a favor, ni en contra, es una canción descriptiva y neutra que deja que sea el oyente el que decida. Eso sí, musicalmente es uno de los mayores saltos al vacío hecho nunca por una banda de rock.
Satellite Of Love
Otra maravilla proveniente de Transformer en la que cabe destacar lo que dijo Reed sobre el mismo: "Transformer es claramente mi disco mejor producido. Eso tiene mucho que ver con Mick Ronson. Su influencia fue más fuerte que la de David, pero juntos, como equipo, eran estupendos". Y es que escuchando la primera versión de esta canción que aparece en los extras de Loaded y luego la definitiva uno puede entender la enorme influencia de Ronson, que en esta canción demostraba que también tocaba el piano a las mil maravillas, dándole mucha más profundidad al tema, aunque al final el que roba los focos es el propio Bowie con esos coros altísimos con los que redondeaba una canción mágica.
Venus In Furs
Cerrando nuestro listado aparece otra maravilla más de The Velvet Underground & Nico, una canción que, además, sirve a la perfección para explicar cómo funcionaba aquella mítica banda, Reed tenía una canción medio folkie sobre masoquismo y sadismo, látigos y botas que se lamen, pero era Cale el que le daba la forma definitiva, bajando el tempo de la misma y convirtiéndola en un tema 'avant-garde' con una viola cacofónica y ese sentimiento 'drone'. Reed era el genio compositivo pero era Cale el que convertía sus canciones en un universo musical aparte.
Otras 10 canciones igual de imprescindibles:
All Tomorrow’s Parties
New Age
Stephanie Says
Halloween Parade
Perfect Day
I’ll Be Your Mirror
Romeo Had Juliette
Who Loves The Sun
Beginning to see the light
Rock & Roll