La perfección hecha pop

Por Sergio Ariza

Revolver es el disco más representativo del grupo más importante que dio la música del Siglo XX y con esto ya está dicho prácticamente todo. Y pienso que es el más significativo porque está encuadrado en la época más creativa de los de Liverpool, su antecesor es Rubber Soul, el inicio de su búsqueda de nuevos sonidos en el estudio, y su sucesor, Sgt. Pepper's, la obra que marcó un antes y un después en la historia del rock. Canción por canción es el disco más inolvidable de la excelsa discografía de los Beatles.  

En Revolver encontramos 11 canciones compuestas por el tándem Lennon-McCartney, cinco para cada uno, además del Yellow Submarine que Paul McCartney escribió para el entrañable Ringo Starr, una canción infantil que delata el magnífico sentido del humor de los cuatro fantásticos. En este momento las cosas iban de maravilla en el grupo y no habían comenzado los roces que acabarían separándolos. Aun así, el instinto competitivo de estos dos talentos únicos, les lleva a luchar el uno contra el otro por hacer la mejor canción, así si McCartney escribe esa gema barroca que es Eleanor Rigby, John Lennon responde con Tomorrow Never Knows, una canción que se adelanta unos treinta años a su época, con sus 'loops', su voz tratada a través de un Leslie y sus solos de guitarra al revés. Son también una prueba de la increíble evolución del grupo, como esa otra maravilla del bajista llamada For no one que contiene un solo de trompa que haría sentirse orgulloso al mismísimo Bach. Y es que McCartney consigue que la balanza se ponga de su lado con gemas como la delicada Here, there and everywhere, una canción que parece acústica pero que está tocada con su Epiphone Casino ES-230TD del 62 y a la que Harrison pone los toques finales con su Fender Stratocaster Sonic Blue del 61. Tampoco se puede olvidar el homenaje a la Motown que hace con Got to get you into my life con una increíble sección de vientos.




Por su parte Lennon, no se queda atrás, a la rompedora Tomorrow Never Knows añade esas gemas pop, que se adelantan al power pop, que son She said she said y And your bird can sing, en la primera se le puede escuchar tocando su Epiphone E230TD Casino del 65 mientras Harrison pone los colores con su Gibson SG Standard del 64. En la segunda su brutal ‘riff’ es tocado a la vez por Harrison y McCartney con sus Epiphone 230TD Casino. La influencia del LSD también hace su aparición en la hipnotizante y letárgica I'm only sleeping.


 

Pero es que además de tener al dúo compositivo más importante de la historia en su cénit creativo, Revolver supuso la explosión creativa del tapado del grupo, George Harrison, que aporta otras tres creaciones, Love you too, en la que se vuelve a hacer evidente su amor por la música india y el sitar, I want to tell you, donde regala un magnífico riff con su Strato y, sobre todo, Taxman, una de sus mejores canciones, donde McCartney vuelve a demostrar que, si George era el tapado entre los compositores, él lo era entre los guitarristas. Y es que el icónico solo de la canción es suyo con su Epiphone Casino ES-230TD, una guitarra que hizo que Lennon y Harrison se compraran el mismo modelo, y que siguió tocando después de los Beatles.
 

Se podría hablar hasta el infinito sobre todos los detalles que se encuentran en este disco pero, para resumir, podríamos decir que es la perfecta vitamina contra la depresión, el disco de los cielos azules, una golosina pop, todo esto, y mucho más, es Revolver, uno de los discos de pop más perfectos que existen, uno al que solo se le puede comparar el Pet Sounds de los Beach Boys.


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