Aquel 'puto disco de vaqueros’
Por Paul Rigg
Para 1972 The
Eagles había tenido dos grandes éxitos -Take
It Easy y Witchy Woman- pero
estaban aspirando a dar un paso más allá, y la idea de un disco conceptual
basado en forajidos y pistoleros ganó fuerza entre los miembros de la banda (en
ese momento Glenn Frey, Don Henley, Bernie Leadon y Randy
Meisner).
Además, la banda, según Leadon, decidió que
era hora de adoptar lo que algunos podrían decir que era un enfoque más cínico
de su carrera: "Frey dijo en su
momento: 'Hemos tenido los éxitos, ahora lo que queremos es la aceptación
crítica como artistas serios [así que...] definimos nuestro plan de negocios:
queríamos tener éxito, ser famosos en todo el mundo, aclamados y ricos. Una de
las primeras cosas que Frey dijo fue, `De acuerdo, mantengamos esto simple.
"No hay tarjetas de Navidad". ¿Nos fuimos de vacaciones y nos llamamos?
No."
Para apoyar este plan, el grupo buscó
inspiración en un libro sobre pistoleros que estaba lleno de fotos de forajidos
recientemente capturados y asesinados de la década de 1890, incluyendo la
pandilla de los Dalton. Esta idea
fue vendida al público como una metáfora de los miembros individuales del grupo
que eran "jóvenes aventureros que
vivían de sus talentos y de su ingenio, buscando su fortuna". Sin
embargo, el 'Eagle honorario' Jackson
Browne, que co-escribió uno de los temas más populares, Doolin-Dalton, tenía sus reservas sobre
la idea: "En general, pensé que
había limitaciones a la metáfora de los músicos como pistoleros".
Leadon estuvo de acuerdo: "Es una
premisa un poco cogida por los pelos", mientras que Henley lo dijo sin
rodeos: "La metáfora era [...]
mentira. Estábamos en Los Ángeles toda la noche fumando marihuana, viviendo la
vida en California".
El resultado fue recibido con frialdad por los
ejecutivos discográficos, uno de los cuales calificó el álbum como un "puto disco de vaqueros". Y
siguiendo con el entusiasmo inicial, la banda tuvo serias dudas al respecto
después de regresar a su base en California. "En casa, la paranoia comenzó", dice Leadon. "Nuevas opiniones: 'Oh Dios mío, no suena
como todo el mundo. Las canciones apestan. Apestamos. Tenemos que rehacerlo".
Al productor Glyn Johns le tocó
convencerlos de que lo lanzaran, simplemente diciendo: 'Os equivocáis'. No lo sabéis, pero yo sí. Tengo razón, ¡callaros!".
Aunque, en el momento de su publicación se
temió que el productor tuviera razón, cuando Desperado (17 de abril de 1973; Asylum Records) pareció confirmar
los peores temores de la compañía discográfica y del grupo, ya que el disco se
vendió mal al principio y no produjo "ningún
éxito".
Sin embargo, aunque el tema que da título a Desperado ni siquiera fue lanzado como
single, la balada ahora puede ser cantada por una gran parte de la población
mundial, y ha sido tocada por muchos que buscan imitar a Frey en sus Martin y
Takamine. La canción también marcó el punto en el que Frey y Henley se
convirtieron en los principales compositores y líderes de facto de la banda.
"La democracia no sirve bien al
impulso creativo", explica Browne sobre ese cambio: "Al final, Don y Glenn se hicieron cargo de
la banda".
De esa semilla inicial, el resto del disco
llegó rápidamente. La única canción no original, Outlaw Man, escrita por David
Blue, fue incluida en gran parte porque encajaba con el concepto del álbum.
Por otro lado, Leadon escribió Bitter
Creek, que contiene algunas armonías hermosas y rasgueos de guitarra. Tanto
Twenty-One - "una tonta canción de banjo sobre el
optimismo juvenil", según el hombre que la escribió - como Out of Control son temas bastante
monótonos de country and blues, pero Tequila
Sunrise -que describe el vacío de la vida itinerante- es otro clásico. Saturday Night es una balada que lamenta
el fin de la inocencia, mientras que Certain
Kind Of Fool, con sus hermosas partes de guitarra acústica, es muy popular
entre los fans. Finalmente, una versión instrumental de Desperado (Reprise) cierra el disco con un estilo suave.
La idea de la soledad y de ser un extraño es
una idea atractiva, particularmente para muchos hombres - como seguramente
atestiguaría Clint Eastwood -, y
este disco se alimenta de la fantasía vaquera asociada a eso maravillosamente.
Al final, ese ejecutivo discográfico que menospreció el disco se vio obligado a
comerse sus palabras, porque Desperado
proporcionó a The Eagles una identidad enormemente poderosa que probablemente
perdurará mientras la gente escuche música.