El virtuoso y la estrella pop
Por Sergio Ariza
Cuando el 15 de junio de 1968 falleció Wes Montgomery el mundo del jazz no
tuvo que mirar muy lejos para encontrar su sustituto, unos meses antes George Benson había publicado su tercer
disco en solitario, Giblet Gravy, y
su estilo melódico y refinado le hacía acreedor de la corona como nuevo rey de
la guitarra jazz. Así lo veían también los pesos pesados de la escena como Miles Davis que se lo había llevado a
grabar con él. Con el tiempo no solo conservaría el título sino que se
convertiría en la mayor estrella 'crossover' de la historia del jazz,
convirtiéndose en uno de los músicos más exitosos de finales de los 70 y
comienzos de los 80, gracias a éxitos pop como This Masquerade, On Broadway o Give
Me The Night, en los que también empleaba su expresiva voz.
Nacido en Hill District en Pittsburgh,
Pensilvania, un 22 de marzo de 1943, George Benson fue un niño prodigio que a
los 8 años ya tocaba en clubes y a los 10 ya había grabado y editado su primera
canción, She Makes Me Mad, un número
de R&B en el que también cantaba. Su temprana dedicación al mundo del
espectáculo hizo que frecuentara las malas compañías y se hicieran habituales
sus ausencias del colegio, algo que llevó a que su familia le confiscara su
guitarra. Pero tras pasar un tiempo en un centro para delincuentes juveniles su
padrastro decidió enderezarle poniendo otra guitarra en sus manos. No le salió
mal la jugada y en poco tiempo estaba cantando y tocando con una banda de rock
& roll. Su perfecto oído para la música le bastaba y le sobraba para tocar
cualquier cosa pero todo cambió cuando un disco de Hank Garland le cambió la vida para siempre. El guitarrista country,
que grabó varias canciones con Elvis,
había entregado su primer disco de jazz llamado Jazz Winds from a New Direction, junto a Gary Burton al vibráfono, el bajista Joe Benjamin y el batería Joe
Morello, y el mundo de Benson se puso patas arriba. Eso era lo que quería
hacer y lo iba a conseguir fuera como fuera.
Durante un tiempo estuvo escuchando
regularmente los discos de Charlie
Christian y Wes Montgomery, además de estudiar a todos los guitarristas que
pasaban por Pittsburgh, nombres como los de Grant Green, Eddie McFadden
o Eddie Diehl, a los que acribillaba
a preguntas sobre acordes, métodos de improvisación, cuerdas, amplificadores...
En poco tiempo comenzó a asimilar el nuevo lenguaje y cuando a finales del 61
el organista Jack McDuff pasó por la
ciudad, Benson se subió a tocar con él y le dejó tan impresionado que este le
contrató en el acto.
El cuarteto de McDuff se dedicaba al popular
soul jazz de la época y en poco tiempo Benson estaba acaparando todas las
miradas. Para cuando tocaron en Antibes en 1964 ya era la estrella absoluta. A
pesar de su preferencia, como casi todos los guitarristas jazz, por las
'archtop' en esta ocasión tocó con una Les Paul de 1960 conectada a un Fender
Bassman. Para entonces ya se había mudado a Nueva York y ese mismo año iba a
grabar su primer disco en solitario, The
New Boss Guitar of George Benson, en el que McDuff aparecía como
acompañante. Tenía solo 21 años pero decidió lanzarse en solitario y buscar su
propio grupo que liderar. Al poco tiempo, en 1966, apareció su segundo trabajo
como líder, It's Uptown, acompañado
por músicos de la talla de Lonnie Smith
a las teclas y Ronnie Cuber al
saxofón. Es un trabajo fantástico, todavía en los territorios del soul jazz
pero de una madurez increíble, además de tocar la guitarra, canta en tres
canciones, Summertime, A Foggy Day y Stormy Weather. Aunque el mejor momento
llega con su solo en Willow Weep For Me,
melódico, sensual y de una gran belleza.
En 1967 llegó The George Benson Cookbook, con los mismos músicos y un resultado
similar. Su nombre seguía escalando posiciones en el escalafón y ya solo sonaba
segundo después de su gran ídolo, Wes Montgomery. Hasta esa época había
utilizado varios modelos de archtop, desde una Super 400 hasta una Guild Artist
Award, pasando por una L5 (con el tiempo acabaría teniendo uno de los modelos
tocados por el propio Montgomery que, a su vez, acabaría adquiriendo otro de los
admiradores de Montgomery, Pat Metheny) o una D’Angelico New
Yorker con la que grabaría sus canciones más conocidas en los años 70.
El caso es que Benson se había convertido en
el nombre de moda en el mundo del jazz, algo que se vio confirmado cuando
recibió la llamada de su principal figura, el hombre que había liderado varios
de los movimientos más importantes del género, Miles Davis. Era enero de 1968 y
Benson estaba algo intimidado por su presencia. El primer día no pasó nada, al
segundo Miles apareció tocó un par de notas y volvió a desaparecer, al tercero
Benson se le acercó y le dijo que si aquello no estaba funcionando era mejor
dejarlo, pero de repente las estrellas se alinearon y comenzaron a tocar con
fluidez, así surgió Paraphernalia,
una de las mejores canciones de Miles In The
Sky. Davis se quedó tan contento que le invitó a formar parte de su banda,
Benson estaba totalmente por la labor pero su mánager le dijo, no lo hagas, vas
a ser más popular que el propio Miles. No se equivocaba.
Benson fue fichado por Verve para sustituir el
vacío dejado por Wes Montgomery, así surgió Giblet
Gravy, que apareció en el mercado poco antes de la repentina muerte de su
ídolo. Poco después fue fichado por Creed
Taylor y se convirtió en uno de los grandes nombres de su sello CTI. El
primer disco que le produjo Taylor fue Shape
of Things to Come, que le reunía con dos miembros del grupo de Miles Davis,
los extraordinarios Herbie Hancock al
piano y Ron Carter al bajo. A
principios de 1970 apareció otro de sus mejores trabajos, The Other Side of Abbey Road, en el que daba una vuelta de tuerca a
la mítica obra de los Beatles, apenas unas semanas después de su publicación.
Aquí aparte de Hancock y Carter, también aparecen otros pesos pesados como Freddie Hubbard o Ray Barretto.
El disco definitivo de esta época,
posiblemente la más brillante de su periodo jazz, sea Beyond the Blue Horizon, donde se encuentra su pieza a la guitarra
más celebrada, la bellísima Ode To a Kudu,
además de su homenaje a Montgomery, con uso de octavas incluido, en All Clear. Benson había alcanzado la
perfección de su técnica pero todavía le quedaba una última hazaña, alcanzar el
éxito masivo.
El guitarrista y Creed ya habían coqueteado
con el pop y el funk pero en 1976 lograrían el resultado perfecto con Breezin’, un disco en el que Benson
volvía a cantar, en concreto en la versión de This Masquerade de Leon
Russell que se convertiría en un éxito absoluto, haciendo del disco el más
vendido hasta la fecha en la historia del jazz, alcanzando el millón de
ejemplares solo en EEUU. Allí también se incluía la canción titular, un
instrumental en el que su D’Angelico New Yorker brillaba con fuerza. Fue
nominado a mejor disco del año en los Grammy pero perdió ante el brillante Songs In The Key Of Life de Stevie Wonder, un disco en el que
Benson también había participado, prestando su guitarra a Another Star.
Benson se había convertido en toda una
estrella pop y siguió indagando allí, en 1978 llegó Weekend in L.A., un directo en el que se incluía su conocida
versión de On Broadway. En esa misma
época comenzaría su relación con Ibanez que haría varias guitarras Signature,
desarrolladas por él mismo. En 1980 llegaría el disco fundamental de su etapa
pop o funk, se trata de Give Me the Night,
un disco producido por otra figura sin miedo a experimentar con distintos
estilos, Quincy Jones. El productor
acababa de hacer el mítico Off The Wall
junto a Michael Jackson y decidió
traer consigo al compositor Rod
Temperton, que había hecho Rock With
You y Off The Wall para Jackson
(en un futuro también le escribiría Thriller),
que compuso la magnífica canción titular, Give
Me The Night, donde Benson volvía a demostrar su expresividad como
cantante.
Los años 80 siguieron trayendo éxitos como Turn Your Love Around pero, poco a poco,
fue alejándose de las listas de éxitos a partir de los 90. En los últimos años
ha estado más cerca de su lado más jazz, dando razones a los que opinan que es
el mejor guitarrista del género vivo, pero nunca ha olvidado su sensibilidad
hacia la música popular como prueba su reciente colaboración con Gorillaz en la canción Humility, extraída de The Now Now, el disco del año pasado de
los de Damon Albarn.
Para muchos es difícil conciliar las dos caras
de George Benson, el increíble virtuoso de Ode
To a Kudu con la estrella pop de Give
Me The Night pero para el propio Benson no es así. Sabe que la música es
demasiado amplia y vasta como para intentar contenerla debajo de etiquetas.
George Benson puede emocionar a los entendidos y también puede poner a bailar a
los neófitos, lo suyo no es jazz o pop, es deliciosa música tocada por un
maestro absoluto.