Sonrisa de ganador

Por Sergio Ariza

Jailbreak era el sexto disco de Thin Lizzy y el tercero con la formación clásica, las guitarras gemelas de Scott Gorham y Brian Robertson, además de los fundadores, Phil Lynott, a la voz y el bajo, y Brian Downey, a la batería. A pesar de que su anterior trabajo, Fighting, ya inauguraba el sonido de su época clásica, el éxito les seguía siendo esquivo y su compañía de discos les había dado un ultimátum. Así que era todo o nada... pero cualquiera en su sano juicio sabía que era mejor no apostar por el hijo predilecto de Irlanda, Phil Lynott.  



Lynott era muchas cosas, un renegado, un vaquero, un héroe y, principalmente, una estrella del rock. Que hasta el momento no hubiera vendido casi discos daba casi igual, cualquiera que hubiera presenciado un concierto de Thin Lizzy podía atestiguar su inigualable carisma. Así que decidió que si todo dependía de tener éxito, él, y su banda, lo iban a tener. A finales de 1975 reunió a los chicos en el estudio de Buckinghamshire y comenzaron a ensayar, con él llevaba una colección de canciones que parecían un póker de ases. Esta vez no había espacio para el farol, llevaba una mano ganadora con gemas como Jailbreak, Running Back, Romeo and the Lonely Girl o The Boys Are Back in Town. Con la ayuda de la banda también llegarían las imprescindibles Cowboy Song y Emerald. Solo faltaba ver cuál sería la canción que les daría la gloria.
 



Y es que en 1976 los Lizzy habían alcanzado la perfección de su fórmula, agarrados al carisma y las historias de Lynott, embellecidas por las guitarras de Robertson y Gorham que se compenetraban a la perfección. Su sonido era puro Les Paul, Gorham tenía una Sunburst Deluxe que se había comprado nada más llegar a la banda en el 74, mientras que Robertson también tenía una Sunburst Deluxe del 73. El pedal favorito del primero era el MXR flanger, mientras que el segundo tiraba más del wah. Ambos iban equipados con amplificadores Marshall de 100 vatios. Su característico sonido se puede apreciar a la perfección en canciones como The Boys Are Back In Town y Cowboy Song, perfectos ejemplos de sus guitarras gemelas trabajando al unísono. Eso sí, a lo largo del disco, ambos tienen momentos para lucirse en solitario, Gorham hace un grandísimo solo en Romeo and the Lonely Girl, mientras que Robertson se convierte en fuente de inspiración para Kirk Hammett con su solo cargado de wah en Warriors. En Cowboy Song, una de las mejores canciones de su historia, se les puede escuchar a los dos por turnos, el primer solo corre a cargo de Gorham, mientras que Robertson se luce en el afilado segundo solo.
 



Pero más allá de sus brillantes guitarristas, Jailbreak fue el disco que marcó el periodo de esplendor de Thin Lizzy como banda y logró darles el ansiado éxito. Al final fue la irresistible The Boys Are Back in Town la encargada de hacerlo, después de que varias emisoras estadounidenses la emitieran sin cesar. Pero podría haber sido la épica Emerald, los toques Van Morrison (uno de los grandes ídolos de Lynott) de Running Back o la tremenda energía que desprende Cowboy Song. Cada canción de este disco está interpretada con una energía y una convicción que se consiguen pocas veces en la vida, Lynott se estaba jugando la partida de su vida y su sonrisa de ganador dejaba claro que, esta vez, no podía perder. Por supuesto no lo hizo, para alegría de los amantes del rock & roll a lo largo y ancho del mundo.


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