Fuente y Caudal

Por Sergio Ariza

Las etiquetas se quedan cortas a la hora de hablar de Francisco Sánchez, el hijo de Lucía, fuente y caudal del mejor flamenco del último siglo. Su nombre quedará grabado en piedra junto al de otros maestros y renovadores de las seis cuerdas. Nombres como los de Andrés Segovia en la música clásica, Django Reinhardt en el jazz o Jimi Hendrix en el rock, los máximos exponentes y los renovadores de su estilo. Habrá otros después, igual que hubo otros antes, pero cuando se hable de la guitarra flamenca habrá que nombrar obligatoriamente estas tres palabras: Paco de Lucía.  

 

Francisco Sánchez vino al mundo en Algeciras un 21 de diciembre de 1947. Como en Cádiz había tantos Pacos, pasó a conocérsele desde pequeño como Paco, el de Lucía, por su madre. Su padre, guitarrista flamenco, metió a todos sus hijos en el mundo de la música bajo la siguiente filosofía: "La base de la música es el ritmo". Antes de coger una guitarra el pequeño Paco probó a su padre que su oído era excepcional. Estaba este tocándole una falseta que había sacado con la guitarra cuando el niño le dijo, "papá, eso está fuera de compás". Su padre no se lo podía creer, un mocoso dándole lecciones, pero tras comprobar que no se equivocaba pudo comprobar que el niño tenía un don. Un día le estaba dando una clase de guitarra a su hijo Antonio, el mayor, mientras el pequeño Paco observaba. Antonio era incapaz de reproducir lo que hacía su padre pero a su hermano pequeño no le parecía gran cosa, así que le dijo "pero si eso es muy fácil". Su hermano gritó molesto, "así que muy fácil, pues porque no coges la guitarra y lo haces", Paco no lo dudó, cogió la guitarra a su hermano y reprodujo, nota por nota, lo que estaba tocando su padre. Tenía 7 años y era la primera vez que tocaba la guitarra. Su padre se le quedó mirando, mandó a Antonio fuera y se puso a enseñarle a Paco. El chico no volvería a soltar la guitarra hasta el día de su muerte, un 25 de febrero de 2014.
 



En 1961 comienza su carrera profesional junto a su hermano Pepe, con el que llegará a grabar varias canciones como Los Chiquitos de Algeciras. En 1962 se los llevó de gira a EEUU el bailarín José Greco. Allí fue donde la gente comenzó a alucinar con él y donde conoció a Sabicas, uno de los mayores genios de la guitarra flamenca. Siempre nostálgico de su tierra el guitarrista iba a conocer a todos los españoles que por allí pasaban. Esta vez le avisaron, "hay un niño que toca muy bien" así que no dudó en pedirle al niño que tocara. Paco se puso a tocar en el estilo de su mayor ídolo, el Niño Ricardo, sin saber que era el mayor rival de Sabicas en la guitarra flamenca. Cuando terminó de tocar, asombrado pero un poco dolido en su orgullo, le contestó "tocas bien, pero un guitarrista tiene que tocar su propia música". Fue el aguijonazo que necesitaba para olvidarse de todo y ponerse a desarrollar su propio estilo como guitarrista.
 

De vuelta en España se convirtió en uno de los guitarristas más solicitados del país. En 1964 formaría pareja profesional con el también guitarrista Ricardo Modrego, con el que llegaría a grabar tres discos, en 1967 comienza su andadura en solitario con La fabulosa guitarra de Paco de Lucía y, también, su colaboración con su hermano mayor Ramón de Algeciras con el que grabaría cuatro discos de 1967 y 1969 y se convertiría en uno de sus más cercanos colaboradores a lo largo de su carrera. Fue en 1967 también cuando el jazz se cruzó por primera vez en su camino cuando le invitaron al Festival de Jazz de Berlín junto al grupo de Pedro Iturralde, de aquello saldría un disco, Flamenco-Jazz, que no vería la luz hasta 1974.
 



Pero el encuentro más importante de su carrera artística sería otro. Un día estaba grabando para Bambino cuando el cantante le presentó a un chaval de su edad al que había mandado llamar porque quería lograr que le grabaran un disco. Paco dio un paso adelante y le dijo "yo tocaré para ti". El destino se había cumplido y la pareja que iba a revolucionar el flamenco de las siguientes décadas se había formado. Eso sí, la magia no fue instantánea, aquel día a Paco le pareció que Camarón lo hacía bien pero no especial. Todo cambió unos meses después, en Jérez, cuando se volvieron a encontrar. El cantaor vio al guitarrista y le invitó a irse con él de juerga, esa noche se emborracharon y a la mañana siguiente Camarón fue a la casa de una chica que le gustaba a cantarle, fue ahí cuando Paco no se pudo creer lo que escuchaban sus oídos, su primera reacción fue de incredulidad, nadie podía cantar así, la segunda de pleitesía absoluta, "ha llegado el Mesías". No lo dudó y se acercó al cantaor y le dijo, “Camarón tenemos que grabar, cuando vengas a Madrid pásate por mi casa que vamos a hacer un disco”. En 1969, bajo los auspicios del padre de Paco, la pareja grabó su primer disco juntos, Al Verte Las Flores Lloran. Muchos años después Paco recordaría, "lo más bonito que me ha podido pasar a mí en mi vida como artista es haberme encontrado con Camarón. Ningún artista en la historia me ha emocionado más que él”.
 



En el mundo del flamenco no se hablaba de otra cosa que de estos dos revolucionarios que le estaban dando un nuevo aire al género. Pero su influencia no se extendía mucho más allá de los entendidos. Todo iba a cambiar cuando en 1973 Paco grabó su disco, Fuente y Caudal. El guitarrista lo tenía casi terminado pero no había suficientes temas. Así que en el último momento decidió llamar a los músicos que le acompañaban en el estudio y grabar un último tema. Estaba su hermano Ramón a la guitarra rítmica, el percusionista José Sánchez (al que se conocía como Pepe Ébano) y el bajista Eduardo Gracia. Estos dos últimos habían participado en uno de los mayores éxitos de ese año en España, Te Estoy Amando Locamente de Las Grecas. Se trataba de una canción que mezclaba las voces gitanas con instrumentación rock y una melodía irresistible. A los puristas aquello les pareció una abominación pero a Paco le impresionó y no dudó en meter un bajista dando un elemento eléctrico, totalmente novedoso, al flamenco. Así que con esa influencia les pasó unos acordes de rumba y se puso a improvisar, a la manera de un músico de jazz. El resultado fue Entre Dos Aguas, una de las cumbres universales de la guitarra.
 



Cuando el disco salió al mercado nadie pareció prestarle la mayor atención, pero un famoso locutor de radio y televisión de España, Jesús Quintero, decidió promocionar fuertemente a Paco. Este no creía que fuera a pasar nada pero en unos meses la música de Paco comenzó a sonar en todos los sitios y cuando en 1974 se publicó Entre Dos Aguas como sencillo, se pasó 22 semanas entre los primeros puestos de las listas de venta. No había discoteca donde no sonara, ni radio que no la pusiera. De repente sucedió algo inédito, un guitarrista de flamenco era una estrella popular.
  El enorme éxito le pilló por sorpresa y le generó un complejo de culpa antes los músicos que más respetaba, los flamencos. No podía entender como él era tan popular y Camarón no. Pero, poco a poco, lo fue viendo como una oportunidad para hacer más visible al género y lograr que se le respetase en los mismos términos que otras músicas. Por ello su concierto de 1975 en el Teatro Real de Madrid fue un verdadero hito, tanto en su carrera como en el flamenco en general. Aquel 18 de febrero Paco de Lucía se subió al escenario con una de sus guitarras de los hermanos Conde. Fue una verdadera revolución ver tocar flamenco en el templo de la música clásica y el concierto fue un éxito total, siendo editado como disco bajo el título, En vivo desde el Teatro Real. Pero no todos estaban contentos, el mayor gigante de la guitarra clásica del siglo XX, Andrés Segovia dijo de él despectivamente "Paco de Lucía no es ni flamenco ni músico, sólo tiene unos dedos ágiles". Paco le contestó a su manera, "yo puedo tocar el Concierto de Aranjuez pero él no sabe tocar por bulerías", algo que entroncaba con la lección fundamental que le inculcó su padre, la importancia del ritmo y el compás, a la que él añadió su frase lapidaria "los clásicos tienen un sonido muy bonito, pero no tienen idea del ritmo".  



En 1976 apareció otro de sus grandes clásicos, Almoraima, un disco en el que se encontraba la popular Río Ancho. 1977 fue uno de los años más importantes de su carrera, su fama ya había traspasado las fronteras y tocó en Barcelona junto a Santana, además, Al Di Meola le llamó para colaborar en la mítica canción Mediterranean Sundance. Su acercamiento a los músicos de jazz le llevaría a descubrir al grupo español Dolores en los que vio almas gemelas con los que embarcarse en nuevas aventuras sonoras. Se los llevaría de gira, y terminaría reclutando al percusionista Rubem Dantas y al flautista/saxofonista Jorge Pardo para su banda. Fue también en 1977 cuando tras grabar Castillos de Arena se separó durante unos años de Camarón.
 

Pero quizás el acontecimiento más importante de ese año se produjo en la embajada española de Lima. Allí se había organizado una fiesta en la que Paco, con su nuevo grupo, compartía cartel con Chabuca Granda. La gran dama de la canción peruana apareció acompañada por el percusionista Caitro Soto, que tocaba el cajón peruano. Paco se dio cuenta en seguida de que ese instrumento era perfecto para el flamenco y su intuición se confirmó cuando Dantas se hizo con él y se puso a tocar con Paco. Al final de la noche el guitarrista le compró el instrumento a Soto por 12.000 pesetas. Cuando aterrizaron en Madrid y dieron sus primeros conciertos con él, el cajón pasó a formar parte de "todas las casas flamencas de España".
 



Su acercamiento al jazz tendría su culminación en 1979 cuando se formara el primer Guitar Trio, junto a John McLaughlin, con una Ovation acústica, y Larry Coryell. Paco explicaba “siempre tuve la curiosidad de aprender pero, como no pude ir a la escuela, lo hice juntándome con otros músicos, como los de jazz”. Pero era una escuela dura, Paco se enfrentaba a aquellas improvisaciones por puro instinto, gracias a un oído casi sobrenatural. Un día le pregunto a Coryell, "oye Larry ¿cómo se improvisa?". Larry suelta una carcajada y se marcha pensando que le está gastando una broma, pero Paco le agarra y le dice "te estoy hablando en serio, me estoy volviendo loco y me duele la cabeza después de cada concierto, ¿cómo se improvisa?". Coryell no se lo podía creer pero pasa a explicarle, “pues ya sabes que si tocamos un acorde va con esta escala y puedes tocar todas estas notas en este acorde y cuando pasas a otro acorde tienes otras notas que van con ese”, a Paco no le volvió a doler la cabeza al conocer las distintas escalas pero Coryell quedaría rendido para siempre ante ese extraterrestre capaz de tocar con los músicos de jazz más importantes simplemente de oído. El conocimiento de las escalas le daría alas y, por momentos, parece levitar en el escenario sin perder nunca sus raíces flamencas. McLaughlin y Coryell todavía se preguntan qué es lo que hacía Paco con su mano derecha…
 



En 1980 sustituyen a Coryell por Di Meola y graban el mítico Friday Night in San Francisco del que se venden más de un millón de copias. En 1981 saca en solitario Solo Quiero Verte Caminar, el primer disco junto a su mítico sexteto, con Dantas, Pardo, Carlos Benavent al bajo, y sus hermanos Ramón, a la otra guitarra, y Pepe, a las palmas y el canto. Ese mismo año se produce la reconciliación con Camarón y sacan el magistral Como el Agua, en el que también colabora el nuevo guitarrista del cantaor, Tomatito.
 



Los años 80 son los de consagración total, con el directo Live... One Summer Night y el magistral Siroco de 1987, en el que rinde homenaje a su ídolo de la infancia en la maravillosa Gloria al Niño Ricardo. Paco ha impuesto su revolución y ahora él es el espejo en el que se miran todos los nuevos guitarristas flamencos, consiguiendo la admiración unánime de los reyes de esto del flamenco, los gitanos. En 1991 le demuestra a Segovia que puede tocar el Concierto de Aranjuez, a pesar de que todavía no es capaz de leer una partitura.
       

En esta etapa final Paco se convierte en intocable, todo el mundo le admira y le reverencia pero su nivel de exigencia consigo mismo no cambia nada. Si después de un concierto piensa que no ha tocado a su nivel se queda destrozado, de poco le sirven las ovaciones del público, para quien toca para su peor crítico, uno con un oído excepcional y nulo amor por todo aquello que no suene perfecto y a compás, él mismo. Su padre le inculcó un perfeccionismo del que nunca se pudo librar y, a medida que su fama fue creciendo al igual que su reconocimiento internacional, las expectativas se hicieron difíciles de manejar. Paco era el número uno y, por lo tanto, solo podía tocar como el número uno. Algo que le llevó a decir aquello de "la guitarra es una hija de la gran puta" a pesar de ser uno de los hombres que más la ha amado, logrando que ese amor se transmitiera a todo el mundo.

 

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