La belleza de las raíces
Por Sergio Ariza
American
Beauty es el gran disco de los Grateful Dead, un disco perfecto en el que se encuentran algunas de
las mejores canciones de su carrera como Box
Of Rain de Phil Lesh, Sugar Magnolia de Bob Weir, tres absolutos clásicos de la principal pareja
compositora de la banda (Jerry García poniendo la música y Robert Hunter las letras) como son Friend Of The Devil, Ripple y Candyman, además de ese himno que lo
cierra, Truckin’.
Tras la publicación de Live/Dead, García y la banda, los principales adalides de la música
psicodélica de la Costa Oeste, se interesaron por una vuelta a las raíces, al
country y a la música rural, pasado, eso sí, por su pericia instrumental. Para
ese momento Garcia había empezado a tocar la guitarra ‘Pedal Steel’ y había
demostrado ser todo un prodigio con ella, sin tomar lecciones, ni leer ningún
libro, Garcia se había hecho con una ZB y había comenzado a practicar durante
horas con ella. En poco tiempo estaba tocando junto a su amigo John Dawson en garitos y pasándoselo
tan bien que decidieron formar una banda, New
Riders Of The Purple Sage. Siguiendo los pasos de Dylan y The Band, el icono de la psicodelia volvía a las raíces y buscaba
inspiración en el country y el bluegrass de sus inicios. Para ello García
contactó con Crosby, Stills & Nash
para que enseñaran a los Dead a cantar en armonía y, a cambio, puso su Pedal Steel
en Teach Your Children.
En los momentos en los que el country rock
estaba naciendo, Jerry Garcia definió su sonido con su Pedal Steel como antes
había hecho su SG con la psicodelia. La dupla de discos que salieron de esta
época pueden ser considerados sin discusión sus mejores discos de estudio, Workingman’s Dead y American Beauty.
El segundo, el que aquí nos ocupa, es el mejor
de la dupla por poco. Comienza con la emotiva Box Of Rain, compuesta por Lesh y Hunter, es la mejor contribución
del bajista al repertorio de la banda. Siendo un disco con preminencia de la
acústica de Garcia, una Martin D-18, el solo es interpretado por David Nelson con su Telecaster
aportando un fuerte sabor country. Luego llega Friend Of The Devil, otro de los grandes momentos de la banda,
según Hunter es "lo más cercano que
hemos estado nunca de escribir un clásico". Su letra sobre un forajido
al que persigue la policía y finalmente el Diablo es puro Dead, pero lo más
recordado sigue siendo el riff acústico que toca García.
Luego es el turno de Bob Weir con una de sus
mejores canciones, también con letra de Hunter, Sugar Magnolia, una de las que más veces interpretaron en directo
en su carrera. La Gibson ES-335 de Weir está pasada a través de un Leslie en
uno de los números más movidos del disco. Candyman
es una preciosidad y la ‘Pedal Steel’ de García es capaz de erizar el vello de
la piel.
Ripple es la canción que abre la segunda cara y demuestra que, por un breve
periodo, la banda de directo más famosa de los EEUU encontró pura magia en el
estudio. Es una de las melodías más bonitas y tristes jamás creadas por García
y contiene una de las letras de las que más se enorgullece Hunter. El disco se
cierra con Truckin', compuesta por
los cuatro principales miembros, García, Lesh, Weir y Hunter que dio en el
clavo con esta descripción de la vida en la carretera que definía a la
perfección a la banda: "what a long,
strange trip it's been". Para ella García vuelve a la SG y se permite
uno de los pocos solos del disco.
Y es que en este periodo la banda de ‘jams’
más famosa de EEUU (hasta los Allman
Brothers bebieron de ellos) encontró las canciones más perfectas de su
carrera y decidió rendirles pleitesía, con el traje más sencillo posible,
logrando su mejor y más recordado disco, aunque difícilmente el más
representativo.