El tono más dulce
Por Sergio Ariza
Peter Green se había convertido en
la estrella más rutilante del firmamento blues rock británico cuando se
convirtió en el heredero de Eric Clapton en los Bluesbreakers de John Mayall. Su paso por esa banda fue tan brillante como fugaz,
llegando a grabar un único disco, A Hard
Road. En un mundo en el que el guitarrista se había convertido en Dios,
Green era el foco absoluto de los Bluesbreakers. El 19 de abril de 1967 John
Mayall grabó el single Double Trouble
en los estudios londinenses de Decca, en ese momento los Bluesbreakers eran
Green a la guitarra, su mítica 'Greeny' Les Paul Standard del 59, John McVie al bajo y Mick Fleetwood a la batería. Mayall les
dejó el estudio después de grabar su canción y el trío grabó cuatro canciones,
entre ellas el instrumental Fleetwood Mac.
Cuando Green decidió dejar a Mayall y comenzar
su carrera por su cuenta no lo dudó y llamó a su batería y bajista favoritos.
Además como estaba en contra de acaparar los focos decidió llamar a su banda
con sus apellidos, como había hecho en ese instrumental. Fleetwood se apuntó de
inmediato (claro que Mayall le había despedido por su afición al alcohol) pero
McVie se lo pensó y no entró de inmediato, entrando en su sustitución a Bob Brunning. Para completar la
formación, y alejar los focos un poco más de él, Green decidió reclutar a un
joven protegido, llamado Jeremy Spencer,
que tocaba la guitarra slide. Así grabaron el primer single de la banda, antes
de que McVie decidiera dejar a Mayall, que estaba empezando a coquetear con el
jazz, y se uniera a la banda nombrada en su honor.
Fue esta primera formación la encargada de
grabar en los últimos dos meses de 1967 su debut de nombre homónimo (claro que
actualmente se le conoce como Peter
Green's Fleetwood Mac para no confundirlo con el disco del mismo nombre que
sacarían en 1975 cuando Lindsey Buckingham y Stevie
Nicks se unieron a la banda). El disco se compone de cuatro versiones de
clásicos blues y ocho originales, cinco de Green y tres de Spencer. Las
aportaciones de Spencer, que se encarga de tres de las cuatro versiones, están
bien pero no son especialmente sobresalientes, destaca su My Heart Beat Like a Hammer, que abre el disco, y su brutal versión
del Shake Your Money Maker de Elmore James que iguala la original
y supera la versión de la Paul Butterfield Blues Band. En
ellas se puede apreciar su enorme deuda con el rey del slide.
Pero lo realmente excepcional llega con las
canciones de Green (que le hacen pensar a uno en lo increíble que hubiera sido
este disco si el guitarrista hubiera tomado totalmente las riendas de la banda
sin intentar compartir el peso). Lo primero que aparece es Merry Go Round, un excepcional blues, con licks marca de la casa,
que le hace claro aspirante al título de mejor guitarrista blanco de blues de
la historia. Luego llega Long Grey Mare,
construida sobre un juguetón riff y con un buen solo de armónica del propio
Green. Esta canción es la única que grabaron cuando Brunning todavía se hacía
cargo del bajo, antes de la llegada de McVie. Looking for Somebody, ve a Green nuevamente a la armónica, además
de dar la frase que mejor explica su filosofía, "I got a feeling, blues gonna be my only way". The World Keep On Turning es un blues
acústico, con Green solo con su guitarra demostrando que también sabe algo del
Delta. Y luego está I Loved Another Woman,
el gran tesoro oculto de este disco, una gema que se abre con una introducción
a la guitarra que da escalofríos, una de esas maravillas por las que adorar a
este hombre y poder escuchar el TONO perfecto que logra sacar del Santo Grial
de las guitarras, su Les Paul Standard del 59. Una guitarra con una de sus pastillas
dada la vuelta que le dio ese sonido en la posición de medios como de fuera de
fase que tan característico hizo su sonido. Aunque, al final, todos sabemos que
fueron las yemas de los dedos de Green los que sacaron ese tono al que B.B. King se refirió,
con toda la razón, como "el más dulce que yo haya escuchado".
(Imágenes: ©CordonPress)