El difícil segundo disco
Por Sergio Ariza
En 2014, con su disco de debut, Royal Blood fueron descritos como algo
así como "los salvadores del rock", con su potente mezcla de riffs y
estribillos para ser coreados a voz en grito. La nota distintiva de este dúo,
que bebía de las fuentes del rock de principios del siglo XXI (con White Stripes y Queens Of The Stone Age a la
cabeza), era que los únicos instrumentos que sonaban eran un bajo y una
batería, además de la voz de Mike Kerr,
modelada a mitad de camino entre Jack White y Josh Homme. Claro que Kerr siempre se ha acercado al instrumento de
las cuatro cuerdas como si fuera un guitarrista, más cercano a Jimmy Page que a John Paul Jones. Ahora vuelven con el
disco que les tiene que terminar de consolidar, How did we get so dark?, y lo consiguen solo a medias.
Siempre se suele decir que el segundo disco es
el más difícil para una banda y este es una prueba de ello. Hay dos salidas
contrapuestas, una es buscar algo diferente, mostrando una evolución, la
segunda es seguir ahondando en el camino abierto la primera vez. Los dos son
válidos, y hay muchos caminos intermedios entre ambos, pero si se decide
apostar por la segunda opción, más te vale tener una colección de canciones a
la altura del primero. Mike Kerr y Ben
Thatcher se han decidido mantener fieles a la fórmula que tan bien les
sirvió en ese primer disco, canciones construidas sobre los potentes riffs de
Kerr a las que se añaden unos estribillos contagiosos. Cuando la fórmula
funciona lo hace a la perfección como en los singles que sirvieron de
presentación del disco, Lights Out, Where
are you now?, Hook, Line & Sinker, I Only Lie When I Love You y la
canción titular, lo malo es que, a diferencia del primer disco, aquí sí que hay
bajones y canciones como She's creeping
suenan a relleno, algo que no es una gran noticia para un grupo con solo dos discos.
En cuanto al sonido en general del disco, Kerr
ha buscado esta vez temas algo más complejos, a veces con reminiscencias de los
primeros Muse, aunque sin apartarse
demasiado de lo que ya le funcionó en el primero. El cambio más significativo
ha venido en su equipo, dejando atrás sus pequeños bajos Gretsch Junior Jets y
cambiándolos por un par de modelos Fender, principalmente el Fender Jaguar
Custom que suena en todas las canciones menos una, en la que aparece un Fender
Starcaster. En Hook, Line & Sinker;
una de las canciones con mayores reminiscencias a los Queens Of The Stone Age,
aunque comienza sonando tan oscura como Black
Sabbath; utiliza dos cuerdas de bajo y dos cuerdas de guitarra eléctrica
para conseguir ese sonido. Aunque, como en su primer disco, el sonido más
característico viene del hecho de que su bajo está conectado a dos
amplificadores diferentes, uno de guitarra y uno de bajo, para el primero ha
utilizado dos modelos de Supersonic, el 60 Blonde Edition y el 22, mientras que
el segundo es el característico Fender Super bassman Pro 300w. Por supuesto,
sigue tirando de múltiples pedales ‘octave’, ‘distorsion’ y ‘fuzz’, siendo el
más conocido un Electro-Harmonix POG 2.
Como resumen How did we get so dark? no es el paso adelante que todos los
amantes del rock estábamos esperando, sonando básicamente como su debut con
canciones no tan buenas. Pero tampoco es un paso atrás que nos impida mantener
la fe en el dúo, además aquí hay suficiente material para seguir haciendo de
sus conciertos las fiestas rock que siempre han sido. Puede que a algunos se
les fuera la mano con eso de "salvadores del rock" en su primer disco
(además ¿quién coño dice que el rock necesita ser salvado?) pero Royal Blood
son dignos continuadores de la gran tradición del riff al servicio del rock.