Aprendiendo a hacer hablar a su guitarra
Por Sergio Ariza
Bruce Springsteen es uno de los nombres más importantes de la historia del rock, alguien
que une en su persona muchas de las mejores cosas de esta maravillosa música,
es conocido como describió una de sus canciones más conocidas, Born to run, como si la hubiera escrito Dylan, cantado Roy Orbison y producido Phil
Spector, pero al Jefe se le olvidaba otra cosa y es que antes de ser capaz
de componer como Dylan, cantar como Orbison o producir como Spector, este chico
de Ashbury Park ya había aprendido a hacer hablar a su guitarra. Y es que lo
que pocos saben es que antes de convertirse en “el futuro del rock and roll” Springsteen ya llevaba varios años
siendo el guitarrista más importante de Nueva Jersey.
Bruce Frederick Joseph Springsteen Zirilli
vino al mundo un 23 de septiembre de 1949 en Freehold, Nueva Jersey, y tuvo su
primera revelación a los siete años cuando vio a Elvis Presley tocar en el show de Ed Sullivan. Desde entonces
siempre se vio a sí mismo llevando una guitarra al cuello, pero no fue hasta el
advenimiento de los Beatles cuando pasó
a la acción, formando su primera banda The
Castiles, con sus flequillos copiados de los Fab Four. La banda se separó
en 1967, al tiempo de su graduación en el instituto, pero Springsteen ya se
había hecho un nombre como guitarrista. En ese momento sus grandes influencias
eran los Cream y los Yardbirds, y comenzó a hacerse un hueco
en los clubs de Ashbury Park tocando fieramente su guitarra en un 'power trio'
llamado Earth. Después llegaría Child, que al poco se pasaría a llamar Steel
Mill, otro grupo de hard rock en el que le acompañaban el teclista Danny Federici, el batería Vini Lopez o el bajista Vinnie Roslin, que sería sustituido por
un amigo de Springsteen, Steve Van Zandt.
En estos tiempos ya era conocido como 'el Jefe', siendo el encargado de buscar
las actuaciones y de que el grupo cobrara, y tocaba una Gibson Les Paul en
largos solos. La banda llegó a abrir para grupos como Iron Butterfly, Black Sabbath, Grand Funk Railroad e, incluso, Grin, la banda que lideraba alguien que,
muchos años después, pasaría a formar parte de su historia, Nils Lofgren.
Aun así Steel Mill se separó en 1971 y tras
intentarlo infructuosamente con Dr. Zoom
& the Cosmic Boom y la Bruce
Springsteen Band (que sería la semilla de la E Street Band), Bruce se dio
por vencido y comenzó una carrera como cantante folk por los bares de
Greenwhich Village. Siguiendo la inspiración de uno de sus mayores ídolos, Bob
Dylan, se comenzó a centrar en la composición de canciones y en las letras. Ya
no quería ser solo un 'guitar hero' ahora quería ser grande de verdad y para
ello necesitaba canciones a la altura. Fue aquí cuando le conoció Mike Appel, su primer mánager, e hizo
que tuviera una audición para el mítico John
Hammond de Columbia, el hombre que había descubierto a Billie Holiday, Aretha Franklin o el mismísimo Bob Dylan. Hammond
le fichó inmediatamente para su sello, creyendo haber encontrado al heredero de
Dylan pero Springsteen tenía un arma secreta. Como bien apuntó años después,
"me firmaron dentro del paquete de
los 'nuevos Dylan' pero pude darle la vuelta, enchufar mi Telecaster y echar la
casa abajo".
Así que Springsteen se llevó a su banda al
estudio de grabación pero Columbia le quería en modo cantautor. Al final hubo
un arreglo para repartir el disco, cinco canciones con banda y cinco en
solitario. Entre los afectados estuvo Van Zandt que no llegó a grabar el disco.
Al final al jefe de la compañía le gustó más la versión acompañada y le pidió
algún single, Springsteen apareció con Blinded
by the light y Spirit in the night,
al final se cortaron tres canciones en solitario y el disco vio la luz en enero
de 1973. El inicio no puede ser más significativo con ese motivo tan funky,
cercano a Steve Cropper, y el breve
solo. Springsteen estaba encontrando su nuevo estilo.
Y es que mientras grababa su disco de debut, Greetings from Ashbury Park, Springsteen
se encontró con su compañera para toda la vida. Sintiendo que su música derivaba
hacia un lugar con mucho más soul, un extraño cruce entre James Brown y Bob Dylan, decidió que su Les Paul ya no era adecuada
para ello, así que siguiendo el ejemplo de algunos de sus guitarristas
favoritos como Cropper, James Burton
o Jeff Beck, el de Nueva Jersey se
decidió por una Telecaster, claro que la suya iba a ser un modelo muy especial,
uno al que iba a ser fiel durante el resto de su carrera. Springsteen encontró
su guitarra en la tienda de Phil Petillo,
era un modelo híbrido, como la 'Blackie' de Clapton, compuesto de partes de varias guitarras, teniendo el
cuerpo de una Telecaster y el mástil de una Esquire de 1952. Le costó 185
dólares, hoy está valorada en cerca de cinco millones. Posiblemente no haya una
guitarra eléctrica y un artista tan unidos el uno al otro como estos dos.
El éxito les llegaría a la vez, tras un gran
segundo disco, The wild, the innocent
& The E Street Shuffle, que volvió a recibir grandes críticas pero nula
repercusión comercial, en Columbia pensaron en rescindir su contrato pero
entonces apareció un artículo en el que alguien escribiría proféticamente:
"He visto el futuro del rock and roll
y su nombre es Bruce Springsteen". Se trataba del crítico Jon Landau que sería contratado por
Springsteen como productor de su tercer disco. Columbia le dio una nueva
oportunidad y esta vez no la dejó escapar. Sus expectativas eran enormes, no en
vano declararía que quería sonar como "Roy
Orbison cantando a Bob Dylan producido por Phil Spector", pero esta
vez tenía las canciones a la altura de semejantes comparaciones, Born to run, Thunder road, Jungleland,
Backstreets, Tenth avenue freeze out... La guinda vino con los dos
protagonistas que le acompañan en la portada, el grandísimo saxofonista Clarence Clemons y su fiel
Telecaster/Esquire, una guitarra a la que aprendió a hacer hablar. Sin ser un
guitarrista especialmente técnico, Springsteen es puro fuego y pasión, sabiendo
como redondear una canción como se puede ver en Jungleland, aunque Clemons es el gran solista de la banda.
Born to
run le convertiría en una estrella y Darkness of the edge of town en el héroe
de la clase trabajadora. En vez de continuar con la senda marcada por el Muro
de Sonido de Born to run, Springsteen
hizo un disco mucho más sobrio y oscuro, pero igual de brillante. Durante su
grabación se llegaron a grabar más de 60 canciones, como prueba el notable The Promise, hasta que ‘el Jefe’ se
quedó con las diez que lo componen. Es uno de sus trabajos más espartanos y uno
en los que más brilla su mítica guitarra, con solos sucios y descarnados como
los de Adam raised a Cain, Candy’s room
o Prove it all night. En la gira de
presentación la E Street Band demostró ser la banda de directo más espectacular
del mundo con actuaciones de más de tres horas. Es en estas actuaciones donde
se puede ver a Springsteen rescatando sus días como ‘guitar hero’ en Steel
Mill, enzarzándose en duelos con Van Zandt o el gran Clemons.
El 'Jefe' abrió los 80 con el primer doble de
su carrera. Un disco en el que el rock and roll más vigoroso se mezclaba con su
lado más cantautor. The River es como
dos discos opuestos que, sin embargo, mezclan muy bien. Para su siguiente
grabación su faceta de cantautor se impondría totalmente. Las canciones que
componen Nebraska fueron grabadas
inicialmente como demos para ser enseñadas a la E Street Band y grabadas con banda.
Pero tras no quedar satisfecho con el resultado final se decidió sacarlas tal
cual estaban en la maqueta. En estas canciones están algunas de sus mejores (y
más pesimistas) letras. Como la banda, la Esquire quedó aparcada y fue
sustituida por una Gibson J200 de 1958.
La cara luminosa de Nebraska fue Born in the
U.S.A., el gran éxito popular de su carrera. El propio Ronald Reagan se intentó apropiar de la canción titular en su
campaña de aquel año. Springsteen siempre se ha mostrado bastante cabreado con
esto, dejando claro que su canción iba por otro camino y estaba lejos de ser
una oda a su patria. La fuerza que él y su banda imprimieron a todo el disco, una
especies de grandes éxitos, lo convierten en uno de los mejores discos de rock
de los 80, mostrando una E Street Band revigorizada.
Con su gira vino uno de los momentos más
traumáticos de la banda cuando Steve Van Zandt se bajó del carro para perseguir
su carrera propia. Su sustituto sería Nils Lofgren, un verdadero as de la
guitarra. En su siguiente disco, casi sin participación de la banda, Lofgren
probaría su valía con el gran solo de Tunnel
of love, aunque Springsteen no se quedaría atrás con el de Tougher than the rest, con guiños a
James Burton.
Los 90 no fueron la mejor etapa para el
'Boss', a pesar de esa especie de Nebraska
2 que fue The ghost of Tom Joad,
por eso The Rising se vio como un
verdadero resurgir en su carrera. A pesar de estar totalmente centrado en los
momentos posteriores al 11 de septiembre, The
Rising es uno de los discos más optimistas del autor de Thunder road. Imbuido de un espíritu
celebratorio de la vida, el hecho de que sea tan satisfactorio se puede deber
al hecho de que supuso su reencuentro en disco con la E Street Band tras quince
años, ahora con Lofgren y Van Zandt.
El siglo XXI le ha seguido viendo llenando
estadios a lo largo y ancho del mundo, también ha visto como algunos amigos se
iban quedando por el camino, Clarence Clemons, Danny Federici e incluso su
querida Esquire a la que tuvo que retirar de las giras, a pesar de que la siga
tocando en los discos. Eso sí, en ocasiones contadas Springsteen no duda en
echar mano del instrumento al que hizo hablar y que, según sus palabras, forma
parte de él, sirva como ejemplo la mítica actuación que dio durante el descanso
de la Super Bowl en 2009, un documento extraordinario donde se puede comprobar
a Springsteen y los suyos en su mejor elemento, en directo enfrente de miles de
enfervorizados seguidores logrando una extraña comunión entre público y artista
que vuelve a probar el increíble poder del rock and roll.