La Araña de Marte
Por Sergio Ariza
Mick
Ronson (26 de mayo de 1946 - 29 de abril de 1993) es
uno de los músicos más infravalorados de la historia, parte de la culpa la
tiene el hecho de que una gran parte de su mejor trabajo fuera hecho para
otros, principalmente David Bowie,
del que fue su mano derecha durante su etapa cumbre, pero también para Ian Hunter, Dylan o Roger McGuinn. No
solo fue un guitarrista excepcional sino un músico, arreglista y productor
único. El sonido de su guitarra fue uno de los antecedentes del punk pero con
una técnica exquisita que definió el 'glam'.
Su amigo, Trevor
Bolder, definió a la perfección su estilo, "no tiene que tocar mucho
para ser reconocible. No es un guitarrista ostentoso, hace que las cosas simples
suenen increíbles. Era un músico verdadero, que ponía su corazón y su alma en
todo lo que hacía". Y esto iba mucho más allá de su labor como
guitarrista, siendo un notable pianista y un excelente arreglista.
Ronson nació en Hull, Inglaterra, y a los pocos
años de edad dio clases de violín y piano, esos estudios clásicos los
aprovecharía a la perfección en el futuro pero en su adolescencia recibió la
llamada del rock and roll y no dudó en cambiarse a la guitarra eléctrica. Poco después
ya era conocido como el "Jeff Beck
de Hull" en honor a su guitarrista favorito. Tras un breve e infructuoso
paso por Londres, Ronson pasó a formar parte de un grupo local llamado The Rats. Tras su incorporación se
convirtieron en una banda de blues rock, modelada a imagen y semejanza del Jeff Beck Group, y grabaron varios
singles. En ellos ya se puede apreciar un estilo propio que le hacía el ídolo
de la escena local.
A principios de 1970 Ronson compaginaba su
puesto en The Rats con el de jardinero pero la suerte quiso que en esas mismas
fechas Michael Chapman grabara la
continuación de su aclamado debut 'Rainbow'.
Era un cantautor que también tocaba la guitarra acústica pero quería un toque
eléctrico. Desde su compañía le pusieron en contacto con varios guitarristas
pero Chapman comentó "el jardinero de mi pueblo toca mejor que
estos". Tras una prueba todos pudieron ver que no mentía. El trabajo de
Ronson en 'Fully Qualified Survivor'
es una maravilla, valgan como ejemplos 'Stranger
in a room' o 'Soulful lady'. Su
guitarra (una Les Paul Custom “Black Beauty” del ‘68 a la que devolvió el
acabado natural, quitándole la pintura, para aumentar la respuesta de las altas
frecuencias), la labor acústica de Chapman y sus surrealistas letras, además de
los arreglos de cuerda se adelantaron al excelente 'Hunky dory' de David Bowie.
Un poco antes, John Cambridge, ex batería de The Rats, había empezado a colaborar
con Bowie y su productor Tony Visconti.
El cantante comentó a Cambridge que estaba buscando un sonido más rock y el
batería no dudó en recomendar a su amigo. Tras una exitosa audición, Bowie dijo
"acabo de encontrar a mi Jeff Beck". Al día siguiente Ronson estaba
tocando con Cambridge, Visconti y el propio Bowie en el mítico programa de John Peel en la BBC. Bowie colocó a su
nuevo guitarrista como principal protagonista de su siguiente grabación. Se
trataba de una versión de 'Memory of a
free festival', una canción de su anterior disco, con un extenso solo de
Ronson. Bowie encontraba el nuevo sonido que estaba buscando y el glam rock nacía.
Cambridge fue sustituido en la batería por Mick Woodmansey, otro amigo de Ronson.
Aunque la muestra más clara de su nuevo liderazgo se vio cuando en la grabación
de 'The man who sold the world' Bowie
delegó en Ronson y Visconti los arreglos de la mayoría de las canciones. Como
consecuencia el sonido fue mucho más duro de lo habitual, siendo el mejor
ejemplo 'The Width of a circle', una
canción construida sobre la guitarra de Ronson, sin olvidar los riffs de la canción titular o 'All the madmen', la 'slide' que toca en 'Running gun blues' o el solo de 'She sook me cold'. Ronson aprovechó la ocasión para aprender de
Visconti todo lo que pudo sobre cómo producir y grabar un disco. Antes de
acabar las grabaciones, recibió la llamada de Elton John (que era un gran fan de Michael Chapman) para colaborar
en una nueva canción llamada 'Madman
across the water' pero, a pesar del magnífico resultado, no vería la luz
hasta 1992.
Tras el fracaso comercial del disco, Mick y
Woody decidieron abandonar a Bowie y volver a Hull para formar una banda, con
Tony Visconti al bajo. Reclutaron un vocalista y sacaron un single con '4th hour of my sleep' y 'Power of darkness'. En ese momento ya
se hacían llamar Ronno, el
sobrenombre con el que se conocía al guitarrista, y su nuevo bajista era Trevor
Bolder, otro amigo de Hull. Cuando Mick recibió una llamada de Bowie
invitándole a tocar en su nuevo disco, no solo aceptó encantado sino que
propuso llevarle un bajista y un batería nuevos.
En el tiempo en el que habían estado separados
Bowie había compuesto varias canciones espectaculares y tenía un nuevo enfoque,
buscando un sonido más austero. Las Arañas de Marte al completo grabaron una de
las grandes obras maestras de la música rock, sin saber todavía que se llaman
así. Como se dice en 'Changes':
"Los cambios están tomando lugar al ritmo al que voy". Tras los
sonidos más duros de ‘The man who sold
the world’, con ‘Hunky dory’
amplían su gama de sonidos. Entre sus canciones más destacadas se encuentran la
inmortal ‘Life on Mars?’ (con un
increíble arreglo de guitarra y cuerdas de Ronson), ‘Changes’, ‘Oh you pretty
things’, ‘Quicksand’ o ‘Queen bitch’, que adelantaría el sonido
del personaje con el que alcanzaría la cima.
Bowie llevaba tiempo hablando de crear a la
estrella de pop perfecta, mezclando a dos de sus héroes, Lou Reed e Iggy Pop. El
resultado debería ser un personaje que “pareciese que acabase de aterrizar
desde Marte”. El impulso definitivo para crearlo fue el enorme éxito de su
amigo Marc Bolan, al frente de T. Rex, creando el surgimiento de la
escena 'glam'. Así surgieron Ziggy Stardust y su banda, las Arañas de Marte.
Durante las presentaciones en directo, Bowie compartió foco con el guitarrista,
cediéndole el protagonismo durante largos pasajes instrumentales (véase ‘Moonage daydream’). Cuando convirtió en
habitual el gesto de arrodillarse ante el guitarrista y hacer como que le
estaba practicando una felación, el mundo supo que estaba ante su nuevo ‘guitar hero’. Para colmo, ese mismo año,
Ronson tuvo un papel protagonista en la grabación de otra obra maestra, el ‘Transformer’ de Lou Reed, un disco que
produjo a medias con Bowie y en el que tocó la guitarra (atentos a ‘Vicious’ o ‘I’m so free’), el piano (‘Perfect
day’) e hizo varios arreglos como en la mencionada o ‘Walk on the wild side’.
‘Aladdin
sane’ fue algo así como ‘Ziggy goes to America’ y puso a las Arañas de
Marte en la cima del mundo. Nadie sospechaba que Bowie tenía planeada su
desaparición. El 3 de julio de 1973, Ziggy declaraba que esa era la última vez
en la historia que volverían a tocar las Arañas de Marte. El único miembro de
la banda al que Bowie había informado era Ronson. Pero el guitarrista tampoco
supo nunca porque rompía una de las relaciones más exitosas de la historia del
rock.
De todas formas el abandono del glam por parte
de Bowie dejaba un hueco en la escena y mucha gente pensó que podía ser ocupado
por Ronson. El guitarrista sacó su primer disco en solitario, ‘Slaughter on 10th Avenue’, llegando a
aparecer entre los más vendidos de Reino Unido. Pero cuando llegó el momento
del directo no terminó de sentirse a gusto con su nuevo papel y prefirió volver
a su antiguo rol de secundario, a pesar de que la revista ‘Creem’ le acababa de elegir como 2º mejor guitarrista del año, por
detrás de Jimmy Page y por delante
de Clapton.
En 1972 había arreglado una canción para el
mítico ‘All the Young dudes’ de Mott The Hoople y como resultado había
hecho buenas migas con su cantante, Ian
Hunter. Así que cuando este le llamó para entrar en la banda no se lo pensó
dos veces. Solo le dio tiempo de grabar ‘Saturday
Gigs’ (en la que su Les Paul Custom dejó su huella) antes de que él y
Hunter se marcharan para formar un dúo. Tras sacar un segundo disco en
solitario, ‘Play don´t worry’ que no
vendió tan bien como el primero, se volcó en su colaboración con Hunter, siendo
protagonista de su debut. Pero tras una disputa se separaron.
De ese periodo le sacó la persona que menos
esperaba, Bob Dylan. Éste estaba
planeando su gira Rolling Thunder Revue con varios amigos y tras ver a Ronson en
un bar le dijo “deberías venir con nosotros”. Ronson pensó que era una broma
pero, tras recibir una llamada de Dylan, al poco tiempo estaba en la carretera.
Su tiempo junto a Dylan le sirvió para hacer nuevos amigos, tocando y produciendo
el mejor disco en solitario de la carrera de Roger McGuinn, ‘Cardiff Rose’,
donde logró, en la magnífica ‘Rock and
roll time’, que el ex Byrds
sonara como los Clash, un año antes
de que se formaran. No era de extrañar, los chicos punk le idolatraban y Johnny Rotten, con su pelo teñido de rojo,
y Steve Jones, y su Les Paul, fueron
la versión 'no future' de Ziggy y
Ronson.
En el 79 volvió a grabar con Hunter en ‘You're Never Alone with a Schizophrenic’
con resultados excelentes y salieron de
gira juntos como testimonia el notable ‘Welcome
to the Club’. En los 80 y 90 siguió colaborando con las más diversas bandas,
produciendo discos como ‘Your arsenal’
de Morrissey. Pero el reencuentro
más deseado se produjo el 20 de abril de 1992 cuando, en el tributo a Freddie Mercury, Mick Ronson y David
Bowie volvieron a tocar juntos. Millones de personas presenciaron el concierto
en directo por la televisión pero pocos sabían que Ronson tenía cáncer.
Poco después volvió al estudio de grabación y
las dos figuras fundamentales de su carrera, Ian Hunter y David Bowie no
dudaron en apuntarse pero no le dio tiempo a terminar su tercer disco antes de
morir. Entre otras cosas porque Ronson seguía sin decir que no a otros músicos
que le llamaban para pedir sus servicios. Pocos días antes de su muerte, con
una vieja Telecaster, grabó un explosivo solo en ‘My baby is a headfuck’, del debut de The Wildhearts, en el que sonaba mejor que nunca. En un mundo tan
inflado de ego como el rock, a Ronno no le importaban los focos, sabía que el
éxito no tenía nada que ver con la música, como le dijo a su amigo Ian Hunter
pocos días antes de fallecer, “me encanta salir de gira, porque con cada
concierto me hago mejor músico”. El rock no tiene muchos mejores que él.