Manteniendo vivo el espíritu del rock
Por Sergio Ariza
Los Black
Keys habían comenzado su carrera a la sombra de los White Stripes, como los de Jack
White, lo suyo era el blues rock y el garaje más básico y esquemático,
guitarra, batería y voz. Poco a poco se habían ido ganando una reputación y
sacando adelante una carrera de lo más interesante, en 2008 ampliaron más su
paleta al aliarse con el productor Brian
Burton, mejor conocido como Danger
Mouse, y dos años después lograron el éxito definitivo con ‘Brothers’ un disco en el que se
empaparon su propuesta de soul. Como quien no deja pasar la oportunidad, el dúo
compuesto por Dan Auerbach y Patrick Carney sacó en menos de un año
‘El Camino’, el séptimo disco de su
carrera. Un disco mucho más enfocado al rock más directo de grupos como los Clash, Jonathan Richman, The Cars o Johnny Burnette. La ecuación que buscaban
era simple en la teoría pero complicada a la hora de llevarla a cabo, sacar un
disco en el que cada canción fuera un posible single.
Es por ello que ‘El Camino’ se enfoca a las melodías y el ritmo, no es que las
letras no tengan importancia pero Auerbach y Carney están tan convencidos de la
inmediatez de sus temas que saben que podrías estar tarareando ‘Lonely boy’ aunque lo único que hicieran
fuera recitar el abecedario. Hay guiños al rock de los cincuenta, al glam, a
los grupos de chicas o al surf pero lo que no hay es un solo momento de
aburrimiento, Auerbach entrega una gran colección de riffs tan instantáneos como sus estribillos y Carney aporrea su
instrumento como si su vida dependiera de ello.
Para su grabación Auerbach volvió a tirar del
espléndido fondo de armario que tiene en su colección de guitarras, desde un
Dobro spider-bridge brass resonator de los 30 que utilizó en la parte acústica
de 'Little black submarines' hasta la
Guild S-200 Thunderbird con la que grabó la parte eléctrica, pasando por una
Les Paul del 53 que se compró de segunda mano, una Supro Martinique del 65, una
Danelectro o una Harmony Stratotone que ha sonado en todos los discos de los
Black Keys.
Danger Mouse se vuelve demostrar como el productor perfecto para el
dúo dando los toques precisos. Sin olvidar el toque soul de su predecesor, este
'El Camino' es un disco más directo y
rockero. Si 'Lonely boy' abre el
disco de la mejor manera posible el resto no desmerece. 'Gold on the ceiling' tiene alguno de los riffs más potentes de la banda, 'Little
black submarines' les ve coquetear con el legado zeppeliano, siguiendo el modelo acústico/eléctrico de ‘Stairway to heaven’, para ello grabaron
la canción de las dos formas, una acústica y otra eléctrica, y luego las
juntaron. La parte eléctrica es la que mejor refleja cómo suenan en directo con
Auerbach entregando el que posiblemente sea el mejor solo de su carrera. 'Hell of a season' y sus pinceladas
reggae o 'Stop stop', con ese estribillo
en falsete a la Curtis Mayfield que la hace la canción más próxima al anterior
disco, son sólo una pequeña muestra de lo que depara este espléndido disco.