Como la vida misma

Por Tom MacIntosh

Nacido en Texas hace 33 años, Gary Clark Jr.  es uno de los pocos protagonistas de la escena del blues con una marca bien precisa: una guitarra aullante y una voz aterciopelada. Sus influencias van desde el soul, blues y rock, hasta la música country y el hip-hop, pero se trata, sobretodo, de un guitarrista texano con ganas de hacer ruido. A lo largo de su corta carrera, no ha dejado de recordarnos como el blues se ha filtrado en todos los géneros a lo largo de las décadas, desde el country hasta el hip-hop. Por empezar, es un gran fan de Magic Sam y Otis Rush. Clark Jr. ha actuado junto a músicos del calibre de B.B. King, Eric Clapton, Dave Matthews, John Mayer, Jeff Beck, Sheryl Crow, Richards…y el listado sigue. La revista Rolling Stone, en su especial Best Of Rock de hace seis años, le nombró ‘Best Young Gun’.    

Aquí, en Guitars Exchange, queremos profundizar un poco más en su música, en sus estilos y en su equipación.
 



En 2004, con 20 años, lanzó 110 (en vivo), una sabrosa mezcla de Texas Blues, folk e indie rock. Basta con escuchar los 46 segundos de la Intro con la que arranca el álbum, para recibir una descarga eléctrica de sus habilidades al mando de su querida Epiphone Cherry Casino de 1959. Dice que adora esa guitarra porqué “cuando estás con el selector de pastillas en el medio, saca un tono ‘nasal’, típico de B.B. King y T-Bone Walker. Nunca encontré nada parecido en ninguna otra Casino. Es especial”. En piezas acústica como Streetwalker, se cuelga una Epiphone Masterbilt EF-500RCCE pero tampoco se olvida de su Dobro Hound Dog Deluxe Roundneck, un instrumento tremendamente bonito, aunque sólo sea para mirarlo, por no hablar de escucharlo cuando está en sus manos.
   

En Septiembre de 2012 lanzó su primer disco de estudio, Blak And Blu, que llegó al sexto puesto en la clasifica estadounidense y le dio algo de notoriedad. En este trabajo, centró claramente la mirada en su generación, con una sección de vientos y coros de fondo en la primera pieza, Ain’t Messin Round, que saben a hip-hop y R&B, los géneros con los que se crió. En la quinta canción, Travis County, un rock and roll de toda la vida, estilo Chuck Berry, arranca con el típico ‘sonido Austin’. Epiphone le hizo una guitarra a medida para ese disco, una Blueburst Casino, que, como estaréis imaginando, es negra y azul. En The Life, una pieza totalmente be-bop, se olvida de Austin, del blues y del rock, algo que demuestra todas las ganas del jóven ‘gigante del blues’ de Texas, de querer llegar a un público más amplio y variado. Como si no fuera suficiente, las voces, la suya y el coro, en Please Come Home, nos llevan directamente a un sonido Motown años ’70. Una gema en un disco que no os podéis perder.



Su último disco se titula The Story Of Sonny Boy Slim y es de Septiembre de 2015. A un mes del lanzamiento, en Octubre, ya llegaba a ocupar el número 1 de la clasifica ‘Top Blues Albums’ de Billboard, un disco lleno de sentimiento, de fe y esperanza para estos ‘tiempos difíciles’. El joven guitarrista dice que toco el mismo tema con diferentes guitarras, dependiendo de su estado de ánimo y del ambiente. En Church y Grinder, estuvo entre su semi-acústica Gibson ES-175 de 1959 y la eléctrica Fano JM6, con cuerpo y mástil de caoba y un par de pastillas P-90 de Lindy Fralin. Dicen por allí que será el próximo as del blues, pero Gary Clark Jr. ya se ha ido más allá, a explorar nuevos horizontes.
   

Sin duda alguna, Gary Clark Jr. está surfeando la nueva ola de los guitarristas de blues y a la vez está dirigiéndose hacia una sabrosa mezcla, llena de sentimiento, que sabe a fruta jugosa, recién pelada, que simplemente es una delicia para el oído.  

¡Buen provecho!    



(Imágenes: ©CordonPress)

Galería de foto