Blue And Lonesome (2016)

Por Sergio Ariza

Los Stones cierran el círculo  

Cada gira y disco de los Rolling Stones de los últimos 30 años han venido con la etiqueta de "puede ser la (el) última(o)", pero en un año en el que se han ido tantos grandes nombres, y con su anterior disco de estudio saliendo al mercado hace 11 años, podemos pensar que esta vez tenga algo de cierto. No estaría mal pensado por su parte cerrar su trayectoria así, con un círculo en el que se fueran como comenzaron, haciendo su propia versión de la música que les inspiró en primera instancia, el blues, pagando un homenaje a los artistas por los que decidieron subirse a un escenario.
 

En una época en la que los discos se han dejado de vender y ni siquiera son necesarios para salir de gira, el hecho de que hayan hecho uno así, solo puede ser por diversión personal. Es cierto que no cuenta toda su historia, nadie puede olvidar que la piedra angular de su carrera, por encima incluso de Muddy Waters (a pesar de su nombre), es Chuck Berry. Pero los Stones han decidido hacer algo homogéneo y han dejado fuera al rock, para dedicarle un disco entero al blues eléctrico de Chicago. No es la única diferencia con su debut, más de 60 años de carrera y sabiduría se notan en su interpretación.
 

El disco comienza sin contemplaciones, Mick Jagger se lanza a degüello con su armónica mientras el resto de la banda mantiene un potente 'groove'. Es algo que servirá de modelo para el resto del disco, una banda que se olvida de protagonismos y disfruta dejándose llevar, tocando una serie de canciones que, a estas alturas, forman parte de su ADN. A pesar de lo que se podría esperar, siendo considerado Keith el purista del blues, la verdadera estrella del show es un Jagger pletórico a la voz y la armónica. Los años y las vivencias (tantas como para llenar 20 vidas normales) le dan un poso de sabiduría y conocimiento a una voz que se adapta como un guante a unas letras escritas por hombres negros que nunca vieron tanto dinero en su vida como el que el bueno de Mick gana en una semana.
 

 

Los momentos más destacados son 'Blue and lonesome', una de las cuatro canciones de Little Walter que aparecen, con un ritmo pausado en el que Richards va respondiendo con su Telecaster a la voz arrastrada de Jagger que vuelve a apoderarse de los focos con su armónica. 'All of your love', el clásico de Magic Sam, es el epítome de lo que va este disco, blues de Chicago pasado por el filtro sucio de los Stones. La versión huele a nubes de humo y alcohol en un antro a medianoche. 'Everybody Knows My Good Thing' tiene como estrella a la guitarra slide de un tal Eric Clapton. 'Ride 'em down' es un 'shuffle' en el que Watts aporrea su batería con la precisión acostumbrada mientras que las guitarras suenan esplendorosamente sucias. 'Hoodoo blues' de Lightnin’ Slim ve a Jagger arrastrar cada entonación, gustándose en su modo viejo 'bluesman'. 'Little rain' comienza sin batería, tomándoselo con calma y se va construyendo lentamente sobre las guitarras, cuando Watts hace su aparición lo hace con las escobillas, hasta que, como la guinda de un pastel cocinado a fuego lento, Jagger vuelve a demostrar su maestría con la armónica. El cierre llega con el 'I can´t quit you baby' de Willie Dixon en el que vuelve a aparecer Clapton como invitado estrella, con una interpretación sobria y contenida. 



(Imágenes: ©CordonPress)

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