Alive In Amsterdam (2016)
Walter Trout
La ‘Strat’ cabalga de nuevo
Entre tanta leyenda andante es raro encontrar
a alguien como Walter Trout (New
Jersey, 1951), cuyo concepto de la felicidad consiste en poder tocar su
guitarra junto a los que considera sus maestros. Y uno de los primeros fue nada
menos que John Lee Hooker. Había
puesto el listón muy alto, lo suficiente para ser reclutado para Canned Heat y, después, por el gran Mayall para formar parte de sus Bluesbreakers. Ni siquiera la
enfermedad ha podido con sus ansias de colgarse su Stratocaster del ‘73. En
2013 su vida dependía de un trasplante de hígado; dos años después lanzaba un
nuevo disco y se preparaba a una gira plasmada en su nuevo lanzamiento, Alive in Amsterdam. Escuchándolo está
claro cuál es el secreto de su espectacular recuperación.
Ese secreto no es otro que esa vieja Strat que
se compró en 1974, un año después de su fabricación. Salvo un par de piezas
fabricadas con hueso que cambió por otras de metal porque tenían tendencia a
romperse, el resto, insiste el propio Trout,
es estándar de arriba abajo. Él no necesita tuneados espectaculares, ni el
blues tampoco.
Tanto cariño profesa a su herramienta de
trabajo que no se despegaba de ella ni en los aviones. Era su equipaje de mano.
Después llegó el 11-S y le prohibieron sentarla a su lado. La solución fue
‘clonar’ su amada Strat y dejar en casa la original. Da la sensación de que su
pérdida le dolería más que la del órgano que le extrajeron los médicos.
Ni las manías ni las enfermedades han podido
con este guardián de las esencias bluseras. Su estilo sigue cargado de la
energía vital de los grandes guitarristas del género, que derrocha a raudales
en Amsterdam, a pocos kilómetros de Dinamarca, donde a mediados de los 80 un
productor le convenció para emprender su primera gira en solitario. Le vio al
frente de los Bluesbrakers una noche
que el jefe cayó enfermo y no tuvo ninguna duda de que Trout era algo especial.
Amsterdam fue una celebración. Ni siquiera
durante su convalecencia a principios de esta década dejó de componer e incluso
se permitió lanzar un nuevo disco antes de recibir el ‘alta’. En cuanto pudo
volvió a los escenarios para que su Fender soltara todas las emociones y
angustias vividas desde que en 2013 le metieron en un quirófano. Es dolorosa,
pero es la receta perfecta del blues.
Trout desató aquel 28 noviembre de 2015 una auténtica tormenta en cada
canción, en cada solo que se sabe cómo empieza pero nunca cuándo termina a
caballo de una técnica insultante, esa que sólo se aprende tras décadas
ejerciendo de escudero de lujo.
Hoy,
este paladín de la guitarra vuelve a blandir su lanza de seis cuerdas. La Strat
cabalga de nuevo.