The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972)

David Bowie

Las reediciones, homenajes y alabanzas sin fin al gran Duque del rock tras su muerte siguen olvidando a otra leyenda sin la que David Bowie probablemente no hubiera sido el mismo. Mick Ronson era mucho más que el guitarrista del rey del glam, al que acompañó en los años que grabó sus mejores discos, los que le consagraron como uno de los mayores talentos de la música del siglo XX, desde The Man Who Sold The World hasta Pin Ups y, por supuesto, Ziggy Stardust. Su papel en los créditos le atribuye sólo los “arreglos”, pero nadie duda de que muchas de aquellas canciones deberían haber incluido su nombre como coautor.

Un maldito cáncer de hígado se lo llevó por delante en 1993 con 47 años. Ronson desenchufó su guitarra para siempre cuando tenía ya un asiento reservado en el Olimpo de las seis cuerdas que ocupó demasiado pronto. Tras el pelotazo con Bowie, se fue con Mott The Hoople, una banda apadrinada por el Duque, que les compuso All The Young Dudes… un exitazo de nuevo con arreglos de… es fácil de adivinar. Su etapa final transcurrió con Ian Hunter, el cantante de los Mott cuando decidió probar suerte en solitario. Grabó cuatro discos con su propio nombre, el último de ellos, Heaven & Hull, lanzado al mercado en 1994 poco después de su muerte.


Ronson
tuvo tiempo para destacar como uno de los mejores guitarristas de los setenta y ochenta, reclamado por muchos de los ‘cantautores’ de la época como Lou Reed o Dylan, necesitados de alguien como él: un excelente instrumentista -también tocaba el piano (Lady Stardust), el acordeón y el bajo- que no sólo no les quitaba protagonismo en el escenario sino que además se ocupaba de ‘dirigir’ al resto de la banda.

Nuestra leyenda británica figura entre los 100 primeros guitarristas en cualquier ranking que se precie, pero lo suyo no era el estilo del típico solista epatante, sino el de un ‘rítmica’ que prefiere jugar con los acordes y los efectos, especialmente de la distorsión, cambiando de la eléctrica a la acústica sobre la marcha. Ronson iba en busca de un sonido distinto al del resto de sus colegas. Lo encontró en Ziggy Stardust, quizá el mejor ejemplo de su estilo junto con Sufragette City y el punteo de Moonage Daydream que realmente parece viajar hacia las estrellas.




Se mire por donde se mire, el ascenso y caía de Ziggy/Bowie tiene mucho que ver con la guitarra de Ronson -una Les Paul Custom de 1968; siempre Gibson pese a la Fender que luce en la Wikipedia-, protagonista absoluta desde el primer surco de su estreno en The Man Who Sold The World hasta el último de Pin Ups.


Un genio como David Bowie supo, por supuesto, reinventarse, una y mil veces. Quizás quería ir demasiado lejos para alguien como Mick Ronson, que le ayudó a cruzar las fronteras del rock, pero que cuando se quedaba a solas prefería tocar -y cantar- su melosa de versión de Love Me Tender con la que abrió su primer disco, Slaughter On 10th Avenue, en 1973.
     


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