Dos voces mágicas juntas de nuevo

Por Sergio Ariza

Desde el momento en el que, un 17 de marzo de 1957, comenzaron a sonar por la radio las voces armonizadas celestialmente de los hermanos Everly cantando Bye Bye Love, la historia de la música rock se llenó de voces que funcionaban mágicamente juntas, como las de John Lennon y Paul McCartney, las de Marvin Gaye y Tammy Terrell o las de Gram Parsons y Emmylou Harris. Desde el día que se conocieron Robert Plant y Alison Krauss descubrieron que sus voces lograban ese tipo de magia, a pesar de que él venía de ser un Dios del rock como vocalista de Led Zeppelin y ella era una cantante de bluegrass. 

Su primer disco conjunto, Raising Sand, fue un éxito inesperado en 2007, vendiendo miles de discos y logrando varios premios. Ahora, 14 años después, vuelven a juntar sus voces en Raise The Roof y la magia vuelve a fluir como el primer día, volviendo a demostrar que sus discos son el estándar dorado de eso tan sospechoso tantas veces como es el disco de versiones. Claro que aquí no hay éxitos mil veces hechos, ni edulcoradas miradas al American Songbook, esto vuelve a ser una completa reconstrucción del material de origen, logrando sacar nuevas emociones creativas de la fuente original.
  

  

Buena culpa de ello la tiene T-Bone Burnett, que vuelve a ejercer de productor, multinstrumentista, hecha una mano a la hora de seleccionar las canciones y es el responsable de reclutar una banda de verdadero lujo para acompañar a los dos protagonistas, gente como David Hidalgo de Los Lobos, que se trae su Telecaster, Bill Frisell o Marc Ribot, que además de la acústica y la eléctrica, posiblemente su Jaguar, también aporta dobro y banjo.
 

Los arreglos vuelven a ser espartanos poniendo el foco en las voces de Plant y Krauss, pero saben darle coherencia y unidad al ecléctico material del que parten. Un material que en esta ocasión, a los temas más Americana, como versiones de Lucinda Williams o Merle Haggard, se le unen miradas al folk británico de Bert Jansch o el soul de Bobby Moore. El caso es que la voz ajada pero totalmente expresiva de Plant vuelve a casar a la perfección con el bello timbre de soprano de Krauss.
 

 

El ex de Led Zeppelin sabe que ya no está para cantar a gritos Immigrant Song o Whole Lotta Love pero sí que sabe sacar todo el partido a su nueva voz, más grave y con más sabiduría, como se demuestra en Go Your Way, una de las mejores canciones del disco, en la cálida Searching For My Baby o en esa demostración de clase a la hora de cantar un blues que es High And Lonesome. Por su parte Krauss se luce dando vida a las palabras de los Everly Brothers en The Price Of Love, en ese paseo por Nueva Orleans, de la mano de Allen Toissant, en Trouble With My Lover o conjurando el fantasma de Sandy Denny (que también cantó maravillosamente junto a Plant en The Battle Of Evermore) en It Don’t Bother Me. Aun así puede que los momentos más electrizantes sean en los dúos más propiamente dichos, en los que cantan a la vez, como ese inicio con el Quattro (World Drifts In) de Calexico, el Can't Let Go, que escribió Randy Weeks y popularizó Lucinda Williams, o el final con el Somebody Was Watching de Pops Staples.
 

Raise The Roof
es un disco que, contradiciendo a su título, no está pensado para destrozar el tejado sino que se deja impregnar de la oscuridad del material elegido; amores rotos, traiciones, sueños aplastados, pobreza...; para lograr una coherencia temática y musical que hace de este disco una perfecta continuación de aquel aclamado Raising Sand. Robert Plant y Alison Krauss vuelven a lograr unificar con sus voces todo el material y lograr una obra que suena a un disco de verdad y no a una excusa para sacarte el dinero en Navidades.
 

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