Al estilo de Brian May
Pocas
veces tendremos la oportunidad en esta sección de hablar sobre una relación tan
especial entre una guitarra y el hombre que la toca. Principalmente porque en
este caso concreto el hombre que la toca es el mismo hombre que la diseñó y
construyó a la tierna edad de 17 años.
Eso es lo
que hizo un joven músico llamado Brian
May junto con su padre en los ratos libres
que ambos compartían con un único propósito: crear un instrumento que estuviese
a la altura de todas esas guitarras de marcas de renombre que ni padre ni hijo
podían permitirse comprar.
La entera
carrera de una banda llamada Queen queda como respuesta a la
pregunta de si lograron conseguir aquel objetivo.
Hablar del
equipo de Brian May es hablar de una guitarra artesana bautizada como la 'Red
Special'. Padre e hijo no solamente buscaron la excelencia en los
materiales que emplearon sino que su diseño es innovador aún hoy en día, más de
50 años después de su construcción.
Aquellos
materiales de calidad no se compraron sino que fueron reciclados de viejas
maderas a punto de ser desechadas como la del marco de una chimenea de más de
cien años para hacer el mástil o de viejas mesas de roble para hacer su cuerpo.
Aparte, los May echaron mano de casi cualquier cosa que andase por casa y cuyo
precio fuese cero o cercano a la nada como por ejemplo los botones de
madreperla de su esposa y madre que acabaron incrustados como 'dots' en el diapasón.
Una vez
montado el mueble tenían que conseguir unos micros para sacar todo el jugo a
esas maderas y Brian se decantó por unas Burns Tri sonic que
probablemente rebobinó él mismo a su gusto. Con esas tres pastillas y el
sistema innovador que creó para ellas, con un botón de encendido y apagado para
cada una y otro para cambiar su fase, consiguió sacar de esa guitarra
'parecida' en composición a una Stratocaster muchísimas más
posibilidades que los tres sonidos que se podían sacar por entonces de
las Fender de serie.
Una vez
terminada y puesta a punto su guitarra fue gracias a otro genio de las seis
cuerdas por el que Brian May se decantó por otros dos elementos que le han
acompañado durante toda su carrera hasta el día de hoy. El primero de ellos es el Vox
AC30 del que siempre ha salido el sonido de su guitarra y el segundo
el Dallas RangeMaster, un pedal que dejando de lado efectos de
Chorus y delays, se convirtió en todo lo que necesitaba para crear toda la
paleta de sonidos de los primeros Queen y que más tarde fue sustituido por
otras versiones de ese mismo tipo de pedal como el KAT STB, que se
cuelga en cada una de sus bandanas, muy parecido al Greg Fryer Trebble
Booster.
El que
haya sido fiel seguidor de esta sección sabrá que el RangeMaster y el AC30 eran
el sello de Rory
Gallagher allá por los tiempos de Taste, una banda y sobre
todo un guitarrista que Brian May nunca ha dejado de admirar y de reivindicar
como una de sus mayores influencias. May ha declarado que fue el propio Rory
Gallagher quien le aconsejó que se hiciese con este equipo para sacar el máximo
partido a su 'Red Special'.
Así que
esta es la historia de una guitarra que ha grabado todos y cada uno de los
discos y prácticamente la totalidad de las canciones tanto en vivo como en
directo de Queen y que, a día de hoy con la banda viviendo un momento de
reverdecimiento de su legado, sigue siendo la principal guitarra del hombre que
le dio vida usando tan sólo las sobras de todo lo que tenía alrededor porque no
tenía dinero para otra cosa.
Le costó
unas diez libras crear aquel instrumento. En parte gracias a ella, y sobre todo
a su talento, es una de las leyendas más grandes de nuestro mundo y actualmente
tiene una fortuna personal estimada en más de 200 millones de dólares...Lo que
no tiene son ganas de cambiar de guitarra.