Las 10 mejores canciones de los Doors
Por Sergio Ariza
Aprovechando el 48º aniversario de la muerte
de Jim Morrison desde Guitars Exchange queremos recordar
nuestras canciones favoritas de su grupo, The
Doors, una banda que supuso un paso de gigante a la hora de convertir al
rock en algo serio y con enjundia artística, una forma de expresión con unas
reglas propias.
Light
My Fire
Los Doors comenzaron a tocar juntos en 1965.
Al principio el único que componía canciones era su cantante, Jim Morrison, que
llegaba con extractos de su poesía a los que daba una melodía y el resto de la
banda se encargaba de sacar los acordes y darle una forma musical. Así
surgieron sus primeras canciones como
Moonlight Drive, End Of The Night, My Eyes Have Seen You o Hello, I Love You. Pero cuando se
convirtieron en la banda fija del Whiskey A Go-Go, Morrison se quejó de ser el
único encargado de componer y animó al resto a traer sus propias canciones. El
joven Robby Krieger se acercó al cantante
y le preguntó "¿y sobre qué
compongo?". La respuesta fue "sobre
algo universal, algo que dure". Así que Robby se fue a casa y comenzó
a jugar con varios acordes que no se solían utilizar en la música rock,
principalmente bemoles y sostenidos, para el estribillo cogió los acordes de la
versión de My Favorite Things de John Coltrane, una de sus mayores
influencias, y cuando tuvo que ponerle letra pensó en lo que le había dicho el
cantante y decidió hacer una canción sobre "tierra, aire, fuego o agua", decantándose por el fuego por su
amor por el Play With Fire de los Rolling Stones. Así surgió la canción
que les daría fama y dinero, y a la que Morrison añadiría parte de la letra,
como el momento sobre "la pira
funeraria" y Ray Manzarek
la increíble introducción de órgano en la que suena como un Bach desquiciado, demostrando su
entrenamiento clásico, con su Vox Continental. Krieger se reservaría un
increíble solo que comienza tras el de Manzarek, en el que va subiendo
progresivamente la intensidad con su SG conectada directamente a un Fender Twin
Reverb sin ningún accesorio más que la magia de sus dedos.
The End
El primer garito en el que lograron tocar los
Doors fue un club de Los Ángeles llamado London
Fog, fue allí donde Morrison comenzó a construir su persona en directo, con
la banda metiéndose en largas ‘jams’, ante un auditorio casi vacío, sobre las
que Morrison improvisaba su poesía, así fueron surgiendo las emblemáticas The End o When The Music's Over. Al poco tiempo ficharon por el club más
prestigioso de la ciudad, el Whisky a Go
Go, y sus actuaciones se convirtieron en acontecimientos, Morrison llevaba
la teatralidad hasta el exceso como cuando emuló a Edipo gritando aquello de "¿Madre? Sí, hijo... Quiero follarte".
A pesar de que en el disco se editó para que no se escuchara, The End sigue siendo una de las
canciones más perturbadoramente bellas de la historia del rock que lo mismo
sirve como apoyo a las teorías sexuales de Freud
que como inmejorable banda sonora de la locura de la guerra de Vietnam en Apocalypse Now. Es, también, el mejor
ejemplo de la increíble química entre sus cuatro miembros, con John Densmore, Krieger y Manzarek
poniendo el marco musical perfecto sobre el que Morrison puede brillar con su
poesía. Musicalmente brilla la guitarra de Krieger con un estilo propio en el
que se puede ver la influencia del sitar de Ravi Shankar y el saxo de Coltrane.
Riders
on the Storm
L.A.
Woman, el último disco con Morrison, fue lo mejor que
hizo la banda desde 1967. Solo con escuchar la intro de esta canción con el
Fender Rhodes de Manzarek entretejiéndose con el sonido de la lluvia y los
truenos ya sabes que estás ante algo especial. Luego entra la voz de Morrison,
doblada por el propio cantante en un suspiro que le da un efecto de eco, y es
como si alguien estuviera pronunciando un hechizo. Y es que la canción es tan
hipnótica y amenazante, como el magnífico solo de Manzarek. Fue la última
canción que los cuatro Doors originales grabaron juntos y la última que vio
publicada Morrison antes de su muerte el 3 de julio de 1971.
L.A.
Woman
Este regreso a su mejor forma se vio
confirmado por L.A. Woman, la canción
titular donde Robby Krieger toca una Les Paul del 54 en vez de una de sus
conocidas SG. Morrison da una de sus mejores interpretaciones vocales, en su
mejor modo 'bluesman', grabando desde el baño del estudio, aprovechando el
'reverb' natural de esa habitación. Marc
Benno es utilizado como guitarrista rítmico pero vuelve a ser el particular
sonido de Krieger el tesoro oculto. Y es que puede que su estilo personal e
intransferible no haya sido muchas veces imitado pero vuelvan a escuchar esta
canción y traten de imaginarla sin la guitarra de Krieger, es como si quedara
huérfana de algo indescifrable e imprescindible. La ciudad de Los Ángeles
debería hacerla su himno definitivo.
Break
On Through
Break On
Through demuestra que los Doors también eran capaces
de hacer un riff que haría sentirse orgulloso a Elmore James. Fue también el primer
sencillo de la banda, publicado el primer día de 1967, y fue una de las
primeras canciones para la que se grabó un vídeo promocional, lo que hizo de
ellos unos de los pioneros de este formato, algo que no era extraño si se tiene
en cuenta que tanto Morrison como Manzarek habían sido estudiantes de cine. Es
una de sus canciones más directas y poderosas, una llamada a la acción y a la
rebeldía.
People
Are Strange
A principios de 1967 un deprimido Jim Morrison
apareció en el apartamento que compartían John Densmore y Robby Krieger en el
mítico Laurel Canyon. Después del brote de creatividad de los primeros tiempos,
las canciones habían dejado de salirle con tanta facilidad y su consumo de
drogas se había elevado en exceso. Krieger decidió llevárselo de paseo por el
barrio y cuando volvió los ojos de Morrison brillaban de euforia. Durante el
paseo le vino toda la letra de People Are
Strange, cuando llegó a casa, agarró un papel y comenzó a escribir. Le
sentaba de maravilla estar escribiendo de nuevo, Krieger intrigado cogió su
guitarra y comenzó a tocar unos acordes con arpegios, inspirado por la música
cabaretera de Kurt Weill, y Morrison
comenzó a cantar la melodía. Todos estaban entusiasmados y la canción acabaría
siendo elegida como sencillo de adelanto del segundo disco de la banda, Strange Days.
Roadhouse
Blues
A los Doors les encantaba el blues, no en vano
una de las pocas versiones de su mítico primer disco había sido el Back Door Man de Howlin’ Wolf, así que cuando se
vieron fuera de Woodstock y otros conciertos, tras el desastre crítico de The Soft Parade, decidieron una vuelta a
las raíces del blues que tanto les apasionaba a todos. Morrison Hotel, publicado en 1970, se vio favorecido por este
enfoque y contó como mejor ejemplo con este Roadhouse
Blues que se convertiría en fijo en sus conciertos. Para su grabación
Manzarek utilizó el mismo piano que se había utilizado en el Good Vibrations de los Beach Boys y contaron con la ayuda de John Sebastian, de los Lovin' Spoonful, a la armónica y Lonnie Mack al bajo, aunque la canción
pertenece totalmente a un Morrison en su mejor versión 'bluesman' con coma
etílico.
When
The Music's Over
Strange
Days fue un gran segundo disco, su único problema es
que era demasiado similar al primero. Y es que muchas de las canciones de ese
disco se habían compuesto a la vez, como la magnífica When The Music's Over, que cerraba el disco como The End lo había hecho con el primero,
buscando la catarsis. Es una de sus piezas más arriesgadas y conceptuales pero
funciona a la perfección, nuevamente los cuatro sirviendo a un mismo propósito,
la propia canción. Está dividida en cinco partes y deja clara la filosofía de Morrison:
"Cancelen mi suscripción para la
Resurrección". Más de diez minutos de épica en la que vuelven a
brillar todos, con Krieger utilizando una SG y un pedal fuzz Gibson Maestro.
Love
Street
Una de las canciones más bonitas de su
trayectoria. Jim Morrison escribió Love
Street para su novia Pamela Courson
y el lugar en el que vivían juntos, una calle de Laurel Canyon a la que habían
apodado "la calle del amor".
La canción apareció como cara B de Hello,
I Love You y como segunda canción de su tercer disco, Waiting For The Sun.
The
Crystal Ship
El primer disco de los Doors es uno de los
mejores debuts de la historia y es que más allá de sus canciones más conocidas,
como Light My Fire, The End o Break On Through, hay otros muchos
tesoros. Uno de los que más brilla es este The
Crystal Ship, una de las mejores baladas de su carrera, escrito por Jim
Morrison en honor a una de sus primeras novias y que musicalmente suena a ácido
y psicodelia. A pesar de que actualmente se ponga en duda el verdadero talento
como letrista de Morrison, muy pocos, en 1967 o ahora mismo, han empezado una
canción de una manera mejor: "Before
you slip into unconsciousness, I’d like to have another kiss"...