Los 10 mejores riffs de Keith Richards
Por Sergio Ariza
Keith Richards es el corazón de los
Rolling Stones, además del
arquitecto de su sonido, definido en algunos de los mejores riffs de la historia.
Si en otras bandas se sigue al batería en los Stones, según admiten Charlie Watts o Ronnie Wood, se sigue a la guitarra
de Keith Richards. A Keef siempre le ha puesto más un riff bien ejecutado que
un extenso solo, creando un estilo propio en el camino, gracias
considerablemente a sus afinaciones especiales y a cómo se ha adaptado, y con
él la banda, a ellas. Estos 10 riffs forman parte de la historia del rock &
roll.
(I
Can’t Get No) Satisfaction (1965)
Tres putas notas. Eso es todo lo que necesitó
Keith Richards para convertirse en inmortal. El riff de Satisfaction es un monumento a la maravillosa simplicidad del rock
& roll, a cómo se puede iniciar una revolución con algo tan sencillo y, a
la vez, maravilloso como tres notas tocadas con una Les Paul Standard del 59.
Lo increíble del caso es que esas notas se le aparecieron a Keith Richards en
un sueño. El maestro del riff siempre ha contado como el más legendario de
todos sus riffs apareció una mañana al despertarse con su acústica entre los
brazos y una grabadora a sus pies. Keith rebobinó la cinta y al principio se
encontró grabado este mítico riff... y luego casi media hora de ronquidos. No
se acordaba de haberlo grabado pero completó la canción y se la pasó a Mick Jagger para que la pusiera la
icónica letra. Luego convirtió esas notas en electricidad, los Stones se
convirtieron en leyenda y la Les Paul en la guitarra a tener.
Citadel
(1967)
Me he permitido la inclusión de esta pequeña
gema escondida por varias cosas, por resaltar el enorme catálogo de los Stones
más allá de sus clásicos pero también por cómo esta canción de su controvertido
periodo psicodélico sirve como avance del sonido que definiría a los Stones en
su momento de gloria, el que va de 1968 a 1972. Construida sobre un gran riff
de acordes de Keith (al modo de Get Off
Of My Cloud), Citadel es un
clásico perdido al que debería ofrecérsele la oportunidad de aparecer en sus
encorsetados ‘setlists’ actuales.
Jumpin’
Jack Flash (1968)
Cuando eres el riff favorito del mismísimo
Keef, no eres cualquier riff. Richards siempre se ha mostrado particularmente
orgulloso de los riffs de Jumpin’ Jack
Flash y Street Fighting Man, dos
de los grandes clásicos de la banda para los que no utilizó ni una sola
guitarra eléctrica. Puede que el primero sea uno de los más icónicos ya que es
la canción que abre el periodo de esplendor de la misma, el que va de Beggar's Banquet a Exile On Main Street. Para conseguir ese sonido Keith tocó su
Gibson Hummingbird acústica con una afinación en Re abierto y una cejilla en
Mi, además de una segunda guitarra acústica que hace el acorde de apertura y
está en una 'afinación Nashville' en la que las cuatro últimas cuerdas son
reemplazadas por cuerdas más estrechas y afinadas una octava más alto de lo
normal. A esto se le añade que todas las guitarras están grabadas a través de
una grabadora de cassette lo que las da ese sonido tan peculiar, cercano a la
eléctrica, que inaugura la fase triunfal de los Stones. Para rematar, Keith
también se encargó de tocar el icónico bajo de la canción. Desde entonces nada
representa mejor el sonido de la banda que esta canción.
Gimme
Shelter (1969)
La grabación de Let It Bleed fue una de las más importantes, y complicadas, de la
historia de la banda. Fue allí donde Brian
Jones fue despedido y, un mes más tarde, encontrado muerto en su mansión,
fue la primera aparición de Mick Taylor
en un disco de los Stones, y puso banda sonora al turbulento año de 1969. Keith
Richards puso casi todas las guitarras del disco, ante la nula presencia de
Jones y la aparición tardía de Taylor, pero fue otro guitarrista del que
aprendería la afinación que se convertiría en su marca de la casa y sería el
núcleo del 'sonido Stone' para el resto de su existencia. Ry Cooder participó en las sesiones
de Let It Bleed, aunque al final solo
aparece tocando la mandolina en Love In
Vain. Pero durante la grabación estuvo haciendo 'jams' con el resto de la
banda como se puede comprobar en el disco Jamming
With Edward que los propios Stones publicarían en 1972. Allí utiliza su
conocida afinación abierta para slide que Richards convertiría en la fundación
de su estilo rítmico. Uno de los primeros ejemplos fue en Gimme Shelter, cuyo conocido riff de inicio es uno de los mejores
de su carrera. Para esta grabación Richards utilizó una Maton Supreme Electric
777 que alguien había dejado en su casa para que "la cuidara".
Richards se la llevó a la grabación de Let
It Bleed y grabó con ella dos de sus canciones más recordadas, Midnight Rambler y Gimme Shelter. En la nota final de esta última su mástil se hizo
pedazos. Pero, para entonces, la guitarra ya se había hecho un hueco en la
historia del rock.
Honky
Tonk Women (1969)
Keith Richards siempre ha contado como Honky Tonk Women se creó en Brasil, en
unas vacaciones en pareja del propio Richards y Mick Jagger con sus respectivas
parejas de entonces (y miembros de honor de la banda), Anita Pallenberg y Marianne
Faithfull. Se alojaban en un rancho con caballos y se tomaban a sí mismos
por vaqueros cuando Keith comenzó a tocar una canción que era puro country. Así
surgió Country Honk, que acabaría
formando parte de Let It Bleed, pero,
una vez grabada, Keith y Charlie Watts comenzaron a tontear durante un ensayo
con un ritmo y un riff. Richards seguía jugando con su nueva afinación abierta
en Sol, aprendida de Ry Cooder (copiada según el autor de Paris Texas), y dio con este riff, Watts comenzó a seguirle y así
surgió otro de los grandes clásicos de la banda. No tiene claro si lo tocó con
una Telecaster o una Les Paul Jr. Fue también una de las primeras grabaciones
de Mick Taylor como nuevo miembro de la banda y el día que se terminó de
grabar, un 8 de junio de 1969, fue el día que Richards, Jagger y Watts
condujeron hasta la casa de Brian Jones para comunicarle su despido. Por otra
coincidencia macabra, la canción fue publicada precisamente el día en el que
encontraron a Jones muerto en su piscina, el 3 de julio de 1969. No hay mejor
prueba de que la banda estaba entrando en una nueva época. Adiós años 60,
bienvenidos los 70.
Brown
Sugar (1971)
Sticky
fingers es el primer disco propiamente dicho de Mick
Taylor con la banda y su presencia se hace notar. El sonido se electrifica y
distorsiona, además de servir de acicate para la creación de algunos de los
mejores riffs de Richards, como los de Brown
Sugar, Can´t you hear me knocking o Bitch,
tres temazos ‘hard rockeros’ que definirían el sonido de la banda para el resto
de su carrera. El primero es el más conocido, uno de los más recordados de su
carrera y el que más veces han elegido para abrir sus directos. La canción fue
grabada en diciembre de 1969 en los míticos estudios de Muscle Shoals, unos pocos
días antes del infame concierto de Altamont, en el que tendría su primer
bautismo de fuego en directo. La volvieron a grabar el 18 de septiembre de 1970
con Eric Clapton a la guitarra slide
pero todos coincidieron que la versión de Muscle Shoals era superior y fue la
que finalmente se publicó en 1971.
Can’t You Hear Me Knocking (1971)
Puede que Brown
Sugar sea más popular pero Can’t You
Hear Me Knocking es mi riff favorito de Keith Richards. Nuevamente
utilizando su querida afinación abierta en Sol, Richards se convierte en un
maestro de la misma con un riff que se convierte en un curso maestro de
guitarra rítmica. Según sus propias palabras: "En esa canción, mis dedos aterrizaron en el sitio correcto y aprendí
unas cuantas cosas sobre esa afinación de las que no me había dado cuenta antes".
Para completar la canción se convierte en una magnífica 'jam' con un gran solo
de Bobby Keys al saxo y de Mick
Taylor a la guitarra haciendo varios guiños a Carlos Santana.
Bitch
(1971)
Para el tercer riff que aparece de Sticky Fingers, Richards utiliza otra de
sus guitarras icónicas, su Dan Armstrong Plexiglass. La historia de cómo
convirtió esta canción en otro de los clásicos de la banda la cuenta Andy Johns, el ingeniero de sonido:
"Estábamos haciendo Bitch, Keith se
había retrasado. Jagger y Mick Taylor estaban tocando la canción sin él y no
sonaba muy bien. Salió de la cabina y estaba sentado en el suelo, descalzo,
tomándose un cuenco de cereales. De repente dijo, ¡Andy! Pásame esa guitarra.
Le pasé su Dan Armstrong Plexiglass transparente y se puso a ello, acelerando
el tempo de la canción y dándole la vibración adecuada. De repente, pasó de ser
un desastre a tener un sabor auténtico. Y pensé, guau, ÉSO es lo que hace".
Nadie podría resumir mejor lo que significa ser el hombre que pone el 'sonido
Stone' a los Stones. Por cierto, ya que se ponía, también le dio tiempo a entregar
uno de sus mejores solos.
Rocks
Off (1972)
Si un extraterrestre bajase a la tierra y
preguntase "¿qué es el rock and
roll?" no habría mejor respuesta que ponerle (al máximo volumen) Exile on main street. Tras escuchar el
riff de Rocks off ya se habrá hecho
una idea bastante aproximada, pero escuchándolo atentamente, sabrá que la
criatura es un bastardo con muchos padres, blues, country, gospel, folk...
Todos ellos encuentran acomodo en la cima de la carrera stoniana de la que esta canción sirve de perfecta presentación.
Como no podía ser de otra forma, fue durante estas sesiones donde Keith comenzó
a utilizar la guitarra a la que más asociado está, su Fender Telecaster del 53
a la que llamó Micawber en homenaje a un personaje de una novela de Charles Dickens.
Start
Me Up (1981)
Start Me
Up es el último gran clásico de la banda y estuvo a
punto de no serlo. La grabaron durante las sesiones de Some Girls, estaba basada en otro gran riff de Keith y el resto de
la canción era de Jagger, pero tras un par de tomas, Keith pensó que el riff,
nuevamente con su afinación abierta de Sol, era demasiado parecido al de Brown Sugar y la canción se transformó
en un reggae, una de las grandes influencias de Keith durante los 70, que al
final terminó descartado. Tres años más tarde estaban rebuscando para encontrar
más material para su disco Tattoo You
y el productor Chris Kimsey se
acordó de la canción. Cuando escucharon la primera toma, la que tenía el gran
riff, no podían dar crédito de que no la hubieran utilizado, así que tuvo una
segunda oportunidad y se convirtió en otra de esas canciones que nunca puede
faltar en uno de sus conciertos.