Physical Graffiti

Led Zeppelin

El sexto álbum de estudio de Led Zeppelin no va a dejar de ser menos maravilla porque tenga uno o cien años de historia. Es uno de esos discos inmortales. Cuarenta años tampoco es mala fecha y eso es lo que ha aprovechado Jimmy Page para lanzar una edición especial aniversario –también un 24 de febrero como en 1975- en todos los formatos habidos y por haber. No falta ni una “super deluxe edition box” para los más exigentes.

Igual que con el resto de la discografía de una banda esencial para entender el rock en particular y la música del siglo XX en general, se ha remasterizado de nuevo y se le ha incorporado como novedad un cd con los ‘sobrantes’ y otras hierbas que se quedaron en el cajón del estudio de grabación. “Companion audio”, lo llaman en su web oficial. Más o menos lo que acaba de hacer David Gilmour con Pink Floyd. En este caso, desde luego, no tiene desperdicio para los coleccionistas.



Physical Graffiti
es seguramente el trabajo más elegante de Led Zeppelin, también el más diverso. Lo que se suele llamar un disco de madurez en el que trataron de verter todo lo aprendido en aquellos años de vorágine y excesos de mediados de los setenta, convertidos ya en el Historia viva del rock. Ellos, sin embargo, disfrutaban jugando con el orientalismo de Kashmir o el funky de Trampled Under Foot con John Paul Jones jugueteando con los teclados. Todas las puertas estaban abiertas. Pop incluido. Fue, por cierto, el primero editado bajo el sello Swan Song.


Para expertos y profanos que busquen inspiración, tuvieron el detalle de editarlo como doble álbum, con una primera parte ‘clásica’ en clave de heavy y otra dedicada a los ‘experimentos’, en su día unánimemente alabados por la crítica. Hoy, desde la perspectiva del tiempo, se perciben en ciertos momentos las primeras señales de la decadencia que no tardaría en aparecer. Un año después de su lanzamiento llegaría The Song Remains the Same, la cima del éxito y un punto de inflexión en su carrera. Nada volvería a ser lo mismo.