La ceremonia del Santo Grial (Tercer Acto)

Por Massimo D'Angelo

Han pasado ya unos días de la tercera edición de The Holy Grail Guitar Show, que tuvo lugar en Berlín durante el fin de semana del 8 y 9 de Octubre, y aún estamos con esa sensación de ‘borrachera’ que se vive sólo después de una gran fiesta.  

Si en la primera edición, allá por 2014, se percibía la tensión del estreno y en la edición del año pasado se respiraba algo más de confianza en el recorrido que la EGB (European Guitar Builders) se había propuesto recorrer hasta llegar a convertirse en el evento más importante del año, en esta tercera edición se nota la toma de conciencia de que se están haciendo bien las cosas. No sólo por una organización impecable, ni tampoco por la estudiada elección por parte de la dirección de los luthiers invitados a exponer sus obras, sino porque participamos en un evento que celebra la fantasía, el arte y el profundo saber hacer de los mejores del mundo.
 

Han llenado las dos salas del imponente Hotel Estrel 135 luthiers desde más de 35 países con magníficos instrumentos, colores, formas, invenciones, maderas de todo tipo (locales y exóticas) y materiales que, si nunca hubiéramos participado en esta feria, serían impensables.
Son un ejemplo las sorprendentes guitarras Malinoski (USA), las impecables Nautilus de Seth Baccus (Portugal), la Sauvage (Francia) –sacada  de una única pieza de madera–, las maravillosas Archtops de Pagelli (Suiza), las IHush Guitars (Japón) y sus grabados, las guitarras conceptuales de Enrico Di Donato (Italia) –que consiguen unificar pasado y futuro, metal y madera unidos en unas verdaderas obras de arte–, las piezas Zerberus de Frank Scheucher (Alemania) con sus tops en mármol, los instrumentos de Michael Spalt de Spalt Instruments (Alemania) y sus historias inmortalizadas en resina, las Sankey Guitars (Canada) y su respeto por la madera o las futuristas guitarras Lava de Rapolas Grazys (Lituania).

Además, nos epataron las auténticas joyas de Jens Ritter (Alemania), las creaciones de William ‘Grit’ Laskin (Canada) y sus mástiles únicos, las guitarras de Pablo Massa (Argentina) –que de una única pieza de madera consigue sacar tres ejemplares, la ‘famiglia’–, las Ergon de Adriano Sergio (Portugal), auténtica ‘madera danzante’, las guitarras y dobros de Ivan Mulia de Ivee Guitars (Indonesia), los ‘locuras’ de Giulio Negrini (Suiza) como su ‘The Beast’ o la doble mástil de Daniel Cabezas de Bacce Guitars (Spain).
Esto, sólo por citar algunos de los luthiers que nos enseñan que, desde George Beauchamp hasta hoy, se ha recorrido mucho camino con la firme voluntad de seguir investigando y creando objetos de deseo.  

Más allá de la feria en sí (que además de la exposición nos ofreció más de 40 ‘demo concerts’ y una decena de seminarios, de la mano de guitarristas profesionales y expertos del sector) y de la belleza representada por las guitarras y bajos en exposición, la EGB está consiguiendo, año tras año, con seriedad y humildad, acercar los amantes del género al mundo de la excelencia de la fabricación de instrumentos. Algo no tan fácil puesto que, cuando se habla de excelencia, nos viene a la cabeza lo inalcanzable y sus personajes ‘estrellas’, a los que es casi imposible ver desde cerca. Este mundo es otra cosa: entrar en contacto con la excelencia en guitar-making quiere decir conocer personas enamoradas de su trabajo, accesibles y ansiosas por contar su historia y el recorrido que les llevó hasta allí, un camino difícil y, a menudo, muy poco agradecido.
 

Estamos hablando, para entendernos, de los que construyen guitarras para los mejores del mundo, para los Keith Richards, Pete Townshend, Billy Gibbons, Jimmy Page y todos esos guitarristas que llenan las páginas y los artículos de Guitars Exchange así como de muchas otras publicaciones. Pero la gran diferencia de este gremio frente a otros, es que para ellos vale tanto Keith Richards como cualquier otro guitarrista sin nombre: la misión de cada uno de los luthiers con los que nos hemos cruzado en esta edición de The Holy Grail Guitar Show, así como en ediciones anteriores, es la de construir el mejor instrumento posible, independientemente del apellido al que pertenezcan las manos que lo tocarán.
 

Sin embargo, no hay que olvidar que hablamos de excelencia, de guitarras hechas integralmente a mano, de las Rolls Royce de las 6 cuerdas…y eso se paga. Pero también es cierto que a menudo nos encontramos con instrumentos mucho más accesibles de lo que se piense: no es tan infrecuente encontrarse con luthiers que disponen de modelos ‘base’ de una calidad muy superior a los modelos de alta gama de ‘fabricantes en serie’ a un precio, a veces, más que competitivo y económico.
 

Una vez más nos han convencido de que no hay otra cita que merezca más la pena que The Holy Grail Guitar Show: una experiencia única en un contexto de puro amor por el instrumento que nos vuelve locos.
Hasta el año que viene…y que la fiesta continúe.
 


Massimo D'Angelo
@massimo_dangelo

(Imagen de cabecera: Di Donato Guitars

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