Lealtad al rock & roll

Por Sergio Ariza

Si los Black Crowes fueron una especie de segunda llegada de los Rolling Stones, entonces Rich Robinson fue el Keith Richards de la banda, el constructor del sonido y los riffs con sus afinaciones abiertas, sobre el que, principalmente, otros se lucían a la guitarra solista. El suyo es un perfil como el del mencionado Keith o el de Malcolm Young, siempre en la sombra del hermano que no para quieto en el escenario. Pero si hablamos del sonido Black Crowes lo hacemos del sonido de un tipo que desde el primer acorde de Twice As Hard volvió a traer las mejores esencias del rock clásico de los años 70, mostrando un amor y lealtad absoluta a este tipo de música.  

Puede que fuera un sonido derivativo pero tenía alma propia, puede que en su estricta dieta musical no entrara nada posterior a 1975 pero sus canciones tenían una identidad propia y, lo que es más importante, estaban al nivel de las bandas que adoraban. ¿Se puede considerar Remedy a la altura de un Stay With Me? Por supuesto que se puede. ¿Se puede comparar The Southern Harmony And Musical Companion con Second Helping? Sin ninguna duda. Es evidente que los Crowes estuvieron un escalón por debajo de los Stones, pero aguantan el tipo ante unos Aerosmith perfectamente. Sus tres primeros discos deberían estar en la colección de cualquiera con un mínimo interés por el sonido clásico del rock & roll.
 

Richard Spencer Robinson
nació un 24 de mayo de 1969 en Atlanta, Georgia, año en el que se publicaban los dos primeros discos de Led Zeppelin, el Let It Bleed de los Stones o el primer disco de los Allman Brothers, discos que tendrían una alargada sombra en su música. Su padre había sido músico y tenía una amplia colección de discos pero Rich no recibió su primera guitarra, una imitación de Stratocaster de la compañía Lotus, hasta 1984. Tras aprender unos pocos acordes, formó su primera banda Mr. Crowe's Garden junto a su hermano mayor Chris, tres años mayor que él.
 



Al principio sus aficiones se repartían entre el punk y los héroes locales de Georgia, R.E.M., pero muy pronto (normal siendo de donde eran) entraron ecos de las bandas de rock sureño, algo que se puede notar en una de las primeras canciones que escribió Rich, She Talks To Angels, cuando solo tenía 17 años de edad. Con su guitarra eléctrica desenchufada le salió esta melodía con su mítica afinación en Sol abierto que, años después,  aparecería en el disco de debut de la banda.
 

La banda comenzó a ganar fama localmente y en 1987 grabaron sus primeras demos. Al año siguiente, ya con el batería Steve Gorman en la banda, el grupo fue descubierto en Nueva York por George Drakoulias, un joven productor que trabajaba para Rick Rubin y vio el tremendo potencial de la banda. Enamorado de sus directos comenzó a juntarse con la banda y les descubrió bandas que serían fundamentales para su sonido, como los Faces o Humble Pie. En 1989 fichó a la banda, que se había cambiado el nombre a The Black Crowes, para el sello de Rubin y el grupo se puso manos a la obra para grabar su primer disco entre Atlanta y Los Ángeles. Algunas de las canciones provenían de la época de Mr. Crowe's Garden como She Talks To Angels, a la que Chris había añadido la letra y la habían convertido en un tempo más lento. Para su grabación el pequeño de los Robinson utilizó su guitarra favorita de siempre, una Martin D28 de 1953 que su padre le regaló cuando vio que su pasión por la música era sincera.
 



Pero ese primer disco, llamado Shake Your Money Maker, iba mucho más allá de esa canción y demostraba que los hermanos Robinson habían extraído las mejores esencias de sus bandas favoritas. Todavía estaban en formación y esas canciones remitían claramente a sus fuentes pero ya se podía ver que los hermanos eran unos excelentes compositores. El brutal inicio del disco con la doble pegada de Twice As Hard y Jealous Again era lo más cercano al paraíso rockero que se había visto desde hacía muchos años. La primera era su homenaje a Led Zeppelin, con Rich desatando un tremendo riff con slide, mientras que la segunda lleva el sello del periodo clásico de los Rolling Stones. Hasta la guitarra utilizada por Robinson, una Telecaster, remite a Keith Richards. El resto de canciones también retrotraen a otras bandas, en Sister Luck se puede ver su amor por el rock sureño de Lynyrd Skynyrd, mientras que Thick N' Thin parece sacada de uno de los discos de los Faces.
 



Pero, a pesar de la calidad de sus composiciones, el éxito les llegaría con la versión del Hard To Handle de su paisano Otis Redding, demostrando que la banda también tenía mucho soul que ofrecer. De la noche a la mañana el disco comenzó a vender millones de copias y los Black Crowes se convirtieron en 'the next big thing' en el rock, abriendo para referentes como Robert Plant o Aerosmith. En una época dominada en las listas por grupos como Roxette o New Kids On The Block, la aparición de los Black Crowes fue vista como el segundo advenimiento por el público rockero.
 

Sus conciertos eran tan grandes como la boca de su cantante. El mayor de los Robinson no perdía una oportunidad para meterse en líos y en una gira como teloneros de ZZ Top terminó atacando a la cerveza Miller que era la que patrocinaba la gira. Fueron despedidos, pero cada vez que abría la boca y surgía una nueva polémica, vendían decenas de miles de copias más. Su comportamiento era tan clásico como su sonido, "sexo, drogas y rock & roll". En poco tiempo las peleas entre los hermanos se convirtieron en algo tan normal en la banda como los riffs stonianos.
  Pero los cientos de conciertos les estaban dando mucho mayor peso como banda y comenzaron a ensayar las canciones de su siguiente disco. De todas formas las turbulencias en el seno de la banda se llevaron consigo al guitarrista Jeff Cease que fue sustituido por Marc Ford. Al poco de entrar en la banda Slash le llamó para sustituir a Izzy Stradlin en los Guns N' Roses pero Ford se quedó con los cuervos. La banda había encontrado a su particular Mick Taylor.  



Eso sí, lo primero que tuvo que hacer el nuevo guitarrista fue aclimatarse al extraño ambiente de la banda. En su primer ensayo como miembro de los Crowes Ford tuvo que presenciar como los hermanos Robinson se enzarzaban en una pelea a puñetazos por el tempo de Sting Me. A pesar de que había entrado a petición de Chris, sería con Rich con el que formaría una maravillosa relación musical, añadiendo sus excelentes 'licks' sobre los acordes y riffs abiertos del pequeño de los Robinson. El resultado de su química se comprobaría en The Southern Harmony And Musical Companion, el segundo disco de la banda y su gran obra maestra. La Stratocaster de Ford se entrelazaba a la perfección en las maravillosas estructuras creadas por Robinson, con un equipo cada vez más amplio, en el que se notaba el éxito económico, que incluía varias Telecaster, una Les Paul Goldtop o una Gibson ES-335.
 



Los hermanos Robinson no habían inventado la rueda, ni lo pretendían, eran, básicamente, un grupo que pensaba, como Homer Simpson, que "el Rock alcanzó la perfección en 1974, es un hecho científico". Pero no hay ninguna razón por la que The Southern Harmony and Musical Companion no deba ser contado entre los mejores discos de los años 90. Un disco que se abre con el doble impacto que suponen Sting Me y Remedy, la mejor canción de su carrera, se merece todos los elogios posibles. El grupo encuentra su voz propia como banda, sin olvidarse de sus influencias más evidentes. Su maduración como músicos se puede ver en canciones como My Morning Song o Thorn In My Pride, una canción en la que Rich vuelve a demostrar su talento con la acústica, en esta ocasión una Gibson Dove de 1961, en una canción en la que consigue una canción en el estilo de su adorado Nick Drake pero, a la vez, suena perfecta en un disco de rock & roll. Si el primer disco era mucho más inmediato y directo, este era más funky y relajado, sonando más a sí mismos que en el anterior.
 

 

El disco fue un éxito instantáneo, subiendo al número 1 de las listas de Billboard y consiguiendo que sus cuatro sencillos subieran a lo más alto de las listas de canciones rock de Billboard, un logro que superaba la anterior marca de Tom Petty. Pero, a la vez que disfrutaban de este éxito, veían como la escena volvía a cambiar dejándoles, una vez más, contra corriente. Las guitarras habían vuelto pero esta vez eran las guitarras de la nación alternativa liderada por Nirvana, el grunge y la música alternativa eran el nuevo ‘mainstream’ y los hermanos Robinson se volvieron a quedar al margen de una escena que reverenciaba a Pixies, Sonic Youth y R.E.M. pero no tenía tan buena opinión de Rod Stewart o los Rolling Stones.
 

Así fue como la banda pasó de ser los abanderados del resurgimiento del rock a un grupo de culto con una legión de fieles seguidores. Lo curioso del caso es que su tercer disco estaba a la altura de los dos anteriores, se trataba de Amorica. Un disco más oscuro y complejo, en el que se ve cómo la banda sigue evolucionando musicalmente, con 'jams' más largas y los primeros ecos de la influencia de los Allman Brothers pero sin olvidar sus raíces, o su querencia por empezar sus discos con dos de sus canciones más rockeras, en este caso Gone, con su percusión latina, y A Conspiracy, otra de las mejores canciones de la banda, construida sobre otro gran riff, esta vez con wah, de Rich sobre la que su hermano canta cosas como "¿Qué nos queda por probar? Nunca he robado nada, ni una sola cosa. He tratado de mantenerme alejado de la siguiente gran cosa de este año" en las que se puede ver su malestar con los críticos y su aceptación de su condición como marginados de los grandes medios.
 

 

Pero si la prensa les había dado de lado, las grandes estrellas de rock en las que se miraban seguían contando con ellos. Entre abril de 1995 y enero de 1996 abrieron para bandas como Grateful Dead, los Rolling Stones en Wembley y los reunidos Page & Plant. Su relación con el guitarrista de Led Zeppelin les llevaría a una mini gira conjunta de la que saldría el magnífico Live At The Greek, un disco doble en directo en el que hacen un repaso a varios éxitos de Led Zeppelin, además de versiones como el Oh Well de los Fleetwood Mac de Peter Green o el Shake Your Money Maker de Elmore James que sirvió para titular el primer disco de la banda. Por razones contractuales no se pudieron incluir canciones de los Crowes en el disco, para ese momento la banda ya había despedido a Marc Ford y el bajista Johnny Colt se había ido harto de las peleas entre los Robinson.
 

En 2001 apareció Lions, el sexto disco de la banda y el grupo se embarcó en la gira, irónicamente llamada, The Tour Of Brotherly Love, junto a Oasis, otro grupo con una volcánica relación entre hermanos. Curiosamente los Robinson y los Gallagher congeniaron lo suficiente como para terminar cada actuación con Noel en el escenario junto a los Crowes haciendo alguna versión de un clásico de Bowie, los Stones o los Stooges. Pero las cosas entre Chris y Rich no habían mejorado y tras la marcha de Steve Gorman anunciaron su primera separación. Y es que el siglo XXI les ha visto unirse y separarse en varias ocasiones con cada uno de los hermanos aprovechando el tiempo para sacar trabajos por su cuenta. Eso sí, mientras estuvieron juntos nunca dejaron de ser una de las mejores bandas del mundo en directo. En 2009 apareció su último disco con canciones nuevas, Before the Frost...Until the Freeze, grabado en el estudio de Levon Helm en Woodstock frente a una pequeña audiencia. Ahí se puede apreciar a la banda afrontando su madurez, más cerca de The Band que de los Stones.
 



Finalmente la banda parece haberse separado definitivamente después de que Rich Robinson sacara un comunicado en 2015 en el que acusaba a su hermano de querer quedarse con su parte de la propiedad del grupo. Desde entonces Rich ha sacado su cuarto trabajo en solitario, Flux, en 2016 y ha formado The Magpie Salute en 2017 con Marc Ford, reuniendo la mejor pareja de guitarra que tuvieron los Black Crowes, y el bajista Sven Pipien, que formó parte de su ex banda desde 1997. Las esencias siguen siendo las mismas, ecos de los Zeppelin, Allman Brothers y los omnipresentes Stones, pero, gracias al inconfundible sello Robinson, también se puede añadir a esa lista a los propios Black Crowes. Nunca fueron el colmo de la originalidad pero supieron conseguir su propio fuego para seguir manteniendo viva la llama del mejor rock & roll. Puede que tipos como él sean más necesarios hoy que nunca.


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