El sonido de Rickenbacker

Por Sergio Ariza

Roger McGuinn es uno de los guitarristas más influyentes de la historia. Pocos han hecho que más personas se compren una guitarra buscando desentrañar su sonido. Y es que McGuinn es a Rickenbacker lo que Chet Atkins a Gretsch, el hombre que te viene a la memoria cuando piensas en una de esas guitarras. Puede que hubiera otros antes que él que la tocaran pero parece evidente en quien pensaban Tom Petty, Mike Campbell, Peter Buck de R.E.M. o Johnny Marr cuando se hicieron con una. Con ella a hombros lideró varias revoluciones a lo largo de su carrera en los Byrds, definiendo el tintineante sonido del folk rock para siempre, convirtiéndose en la guitarra de la psicodelia o volviendo a las raíces del country.  

James Joseph McGuinn III vino al mundo un 13 de julio de 1942 en Chicago. Como tantos otros adolescentes de su generación decidió que quería tocar una guitarra tras escuchar a Elvis Presley cantar Heartbreak Hotel, pero su amor inicial por el rock & roll se fue trasladando gradualmente al mundo del folk, empezando a tocar el banjo además de la guitarra. Comenzó a tocar en solitario en cafés folk y, poco a poco, se fue ganando un nombre que le llevó a ser contratado por algunos de los artistas más populares del género como el Chad Mitchell Trio o Judy Collins. A principios de los 60 se mudó a Los Ángeles y escuchó al grupo que le devolvería la fe en el rock, los Beatles.
 

Allí comenzó a tocar canciones de los Beatles y versiones de canciones folk con un toque 'beatle' durante su estancia en el club Troubadour. La gente no respondía favorablemente a sus actuaciones y McGuinn estaba cabreado. Una noche se le acercó uno de los pocos asistentes a los que parecía gustarle lo que hacía, se trataba de Gene Clark, otro veterano de la escena folk comercial que se había enamorado de los de Liverpool. Le propuso a McGuinn componer canciones y comenzaron a tocar juntos como dúo. Fue la semilla de la que crecerían los Byrds. Ya tenían el concepto y el sonido que corrían a cargo de McGuinn, Clark ponía las canciones pero faltaba otro de los grandes elementos distintivos, las armonías. Esto llegaría cuando David Crosby les escuchó y propuso unirse. Las voces de los tres se unirían a la perfección, con Clark y McGuinn cantando al unísono y Crosby produciendo esa inconfundible armonía alta por encima de ellos.
 

La llegada de Crosby también supuso la de Jim Dickson como mánager de la banda. Lo que estaban haciendo era tan distintivo, uniendo la tradición folk con el beat de la Invasión Británica, que se comenzó a generar mucha expectativa a su alrededor. Se decidió que lo mejor era formar una banda eléctrica y así ingresó el batería Michael Clarke que entró más por su parecido con Brian Jones que por sus habilidades como músico. El verano de 1964 trajo consigo dos de los hechos más importantes de la banda, Dickson consiguió una copia de una canción de Bob Dylan que todavía no se había lanzado, Mr. Tambourine Man, y decidió que sería perfecta para una versión de la banda, que en ese momento se hacía llamar The Jet Sets. Y se estrenó A Hard Day's Night, la película de los Beatles. Fueron a verla varias veces al cine y McGuinn quedó enamorado de la Rickenbacker 360 de 12 cuerdas de George Harrison y decidió comprarse una. La banda había encontrado el sonido que la definiría y la canción que les lanzaría, ahora faltaba que el mundo se enterase.
 



Tras la entrada de Chris Hillman al bajo el grupo firmó un contrato con Columbia en noviembre y se cambió el nombre a The Byrds, buscando el parecido con sus adorados Beatles. El 20 de enero de 1965 fueron a grabar Mr. Tambourine Man y su cara B I Knew I'd Want You, una canción original de Clark, pero se encontraron con que el productor Terry Melcher había contratado a miembros de la mítica Wrecking Crew para tocar en su lugar. El único que pudo tocar su instrumento fue McGuinn, y es que su tintineante Rickenbacker se había convertido en el ADN de la banda. Su intro inicial es uno de los momentos más importantes de la historia del rock, consiguiendo ese sonido gracias a un accidente. El ingeniero encargado de la grabación no estaba acostumbrado a las bandas de rock así que decidió poner un compresor para proteger su equipo. El sonido resultante le dio un tono mucho más sostenido, haciendo que la nota se alargara, con lo que McGuinn decidió pedir otro compresor y enchufar su Rickenbacker directamente a la mesa, creando uno de los sonidos más influyentes de todos los tiempos.
 

Antes de que la canción se publicara la banda comenzó a tocar en el club Ciro donde se convirtieron en la banda preferida de California, con el propio Dylan subiéndose al escenario con ellos, dando por buena su adaptación de su música. En abril del 65 se publicó el single y en poco tiempo se convirtió en número uno a ambos lados del Atlántico. Había nacido el folk rock y EEUU había encontrado a la primera banda capaz de plantar cara a la Invasión Británica. Cuando se grabó el resto del disco, su experiencia en Ciro les había dado mayor empaque y el grupo pudo grabar sus propios instrumentos, lo que se nota en un sonido más sucio pero también más auténtico en canciones como Chimes Of Freedom o I'll Feel A Whole Lot Better, uno de los primeros ejemplos de lo que se conocería posteriormente como ‘power pop’, en la que a la Rick de McGuinn se le une la Gretsch 6119 de Crosby.  
 



Mr. Tambourine Man
fue un disco importantísimo en la historia del rock, no solo como punta de lanza del folk rock o por el hecho de que no tuviera una sola canción de relleno, sino por su influencia en los dos mayores artistas que habían servido como fundación del grupo, los Beatles y Dylan. Los primeros no tardarían en añadir la sonoridad del grupo en su música, con Harrison tomando prestado el riff de The Bells Of Rhymney en If I Needed Someone (un caso curioso de influencia de ida y vuelta) y el segundo terminaría electrificando su música casi al mismo tiempo.
 

En octubre de 1965 apareció Turn! Turn! Turn! (to Everything There Is a Season), una versión de una canción de la figura del folk Pete Seeger, con letra sacada de la Biblia. Una canción que se convertiría en su segundo número 1 y en un referente contra la escalada militar en Vietnam. Nuevamente la guitarra de McGuinn es la protagonista junto a las armonías vocales. Poco después apareció el disco del mismo título, bastante continuista con respecto al primero, con otras dos versiones de Dylan y Clark como principal compositor, con la excelente Set You Free This Time. Claro que en este momento el mundo parecía inundado de grupos folk rock que imitaban su sonido.
 

Así que era el momento de renovarse y lo harían a través de la guitarra de McGuinn. Esta vez la influencia llegaría por vías menos convencionales. Durante una gira Crosby había comenzado a poner continuamente una cinta que tenía a John Coltrane por una cara y a Ravi Shankar por otra. McGuinn recogería el guante e intentaría reproducir aquellos sonidos con su Rick en una de las mejores canciones que había compuesto Clark hasta la fecha, Eight Miles High, donde la influencia de Coltrane es evidente, y en Why, su cara B, en la que imita el sonido de un sitar. En enero de 1966 las grabarían y abrirían las puertas a la revolución psicodélica, encabezando nuevamente un movimiento. Para ese momento ya tenía la guitarra más asociada a él, una Rickenbacker 370 de 12 cuerdas.
 



Pero el single más importante de su historia llegó con una mala noticia bajo el brazo, la salida de Clark, el principal compositor. El tercer disco, Fifth Dimension, se vio afectado por ello, a pesar de que McGuinn dio un paso al frente y entregó dos de sus mejores originales, la que le da título, y Mr. Spaceman, una de las primeras muestras de un género que también tendría a los Byrds entre sus fundadores, el country-rock.
 

Y es que los Byrds siempre parecían ir un paso por delante de sus coetáneos. En febrero de 1967 apareció Younger Than Yesterday, un disco en el que utilizó por primera vez su nuevo nombre, Roger McGuinn. Desde los primeros compases de So You Want to Be a Rock'n'Roll Star se ve a un grupo sin miedo por experimentar. En esta cínica mirada al mundo de la música pop, compuesto por McGuinn y Hillman, se mete la maravillosa trompeta del sudafricano Hugh Masekela, aunque es el riff de la Rickenbacker de McGuinn y el bajo de Hillman los que ponen los cimientos de la misma. Claro que si McGuinn vuelve a ser el arquitecto del sonido del grupo, son Crosby y Hillman los que entregan las mejores canciones. En particular el bajista, que se estrena componiendo y cantando, y entrega la ‘beatle’ Have You Seen Her Face (con un maravilloso solo de McGuinn con una Country Gentleman, lo que le da ese sabor distinto al habitual), coquetea con el LSD en Thoughts and Words y adelanta su tiempo en los Flying Burrito Brothers con Time Between y The Girl With No Name, en las que Clarence White y su Telecaster aparecen por primera vez en un disco de los Byrds.
 



The Notorious Byrd Brothers
es el disco más tumultuoso de los Byrds, además de ser el mejor reflejo de su carrera. En cierto modo este disco es la culminación del camino iniciado con Fifth Dimension y Eight Miles High a través de la psicodelia y la experimentación. Es un paso más allá en su búsqueda de nuevos sonidos que impidan etiquetarles, pero es, como decía, un disco en el que sus muchas influencias se juntan de manera armoniosa y bella, como el folk-rock tintineante de sus inicios y el futuro camino en el country-rock como se puede comprobar en la hermosa rendición de Goin´Back, en el que a las armonías marca de la casa y la distintiva Rickenbacker de McGuinn se le une una no menos maravillosa pedal-steel. O como en Wasn’t Born To Follow, en la que se puede ver el camino country-rock que iban a tomar sin olvidar meter una distorsionada y psicodélica guitarra. Pero este disco también supuso la agria salida de otros dos miembros originales, Crosby y Clarke.
 



McGuinn y Hillman se las apañaron para volver a reformar la banda, incluyendo una nueva incorporación que se probaría fundamental, Gram Parsons. McGuinn tenía una ambiciosa idea para su siguiente disco, una obra que abarcase la historia de la música popular americana, con bluegrass, country, jazz, R&B, rock, culminando con experimentos electrónicos pero Parsons tenía otra idea, lo que él llamaba 'Cosmic American Music', una mezcla de música de raíces, principalmente country, con una actitud rock. Primero convenció a Hillman y después a McGuinn para grabar un sobrio disco de country-rock. Para ello puso las dos mejores composiciones del mismo, Hickory Wind y One Hundred Years From Now, y su magnífica voz. McGuinn puso la guinda abriendo el disco con una nueva versión de Dylan, You Ain't Going Nowhere, llevada a terrenos country pero con su inconfundible Rickenbacker. Los Byrds lograban, por tercera vez, ponerse a la cabeza de un movimiento, el country-rock.
 



Pero Parsons abandonó la banda y al poco le siguió Hillman, que fundarían The Flying Burrito Brothers, y McGuinn se quedó como único miembro original. Aun así siguió adelante y formó otra gran banda a su alrededor con el gran Clarence White como guitarrista principal. Así llegarían Dr. Byrds & Mr. Hyde, Ballad of Easy Rider, (Untitled) o Byrdmaniax, discos a reivindicar de una banda que nunca antes había sonado mejor en directo. Pero el éxito comercial hacía tiempo que les había abandonado y Farther Along puso punto final a esta etapa en 1971. Dos años después los cinco miembros originales se reunieron para un disco de regreso bastante decepcionante.
 

Ese mismo año McGuinn comenzó una carrera en solitario con dos grandes puntos álgidos, Cardiff Rose de 1976 y Back From Rio en 1991. El primero fue producido y contó con la participación del gran Mick Ronson que logró, en la magnífica Rock and Roll Time, que el ex Byrds sonara como los Clash, un año antes de que se formaran. El segundo fue su disco de regreso tras estar 14 años sin grabar nada. Allí le echaban una mano los miembros de una banda que hizo mucho por revivir su trabajo, Tom Petty & The Heartbreakers, no en vano cuando McGuinn escuchó la canción que les lanzó, American Girl, exclamó "¿Cuando he compuesto yo esta canción?".
 

Pero su huella sonora va mucho más allá de Petty, habiendo influido enormemente a miles de grupos en todo el mundo, ya fuera aquellos que intentaban reproducir su famoso sonido 'jingle-jangle' o los que lo hacían buscando su vuelta a las raíces o sus viajes intentando replicar a Coltrane con una Rickenbacker. McGuinn es uno de los verdaderos innovadores de la guitarra eléctrica y su sombra es mucho más alargada de lo que parece. De las diferentes semillas que él plantó han crecido innumerables estilos y guitarristas.  


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