La historia continua (y lleva dos cartas con ella)

Por Massimo D'Angelo

"E La Storia Continua..." es el título del disco que Dodi Battaglia (1 de junio de 1951) ha lanzado en octubre de 2017, una doble directo grabado durante la gira de verano que llevó al guitarrista boloñés a volver, una vez más, a dar vueltas por Italia. Pero no estoy aquí para hablar sobre el disco (que, se debe decir, recopila treinta hermosas canciones, con lo mejor de Pooh y un puñado de piezas de su repertorio personal). Estoy aquí para contarte sobre cuando le conocí, en su casa en el centro de Bolonia, para una entrevista que se suponía fuera 'corta', una reunión que esperaba rápida y apresurada... después de todo, estamos hablando de una "estrella": Dodi es el guitarrista de la banda italiana que ha hecho historia en la música pop del país. Solo por dar algunos números, en los 50 años de carrera juntos, Pooh ha publicado 32 discos de estudio, ocho en vivo y 20 antologías. ¿Cuántos grupos, internacionales o no, han vendido más de 100 millones de discos? Bueno, Pooh son los únicos italianos en esa lista. Y Dodi ha sido el guitarrista desde 1968. Ese mismo año, entre otras cosas, en un concierto en Bolonia, el joven Dodi tuvo la idea, por decirlo en sus propias palabras, "una mezcla entre la inconsciencia y el coraje" -, de tocar Foxy Lady (escrita por Jimi en 1966) en el mismo escenario donde, unos momentos más tarde, el mismo Hendrix iba a subirse.  

 

Elegido mejor guitarrista europeo e italiano (en este orden) en los años 80, Dodi ha lanzado cuatro álbumes como solista durante su carrera, incluyendo uno, Dov'è Andata La Musica (2015) en compañía de Tommy Emmanuel, el maestro de la guitarra acústica, que comparte el escenario solo con artistas de mucho nivel, incluidos Chet Atkins y Eric Clapton, solo por nombrar un par. Pero volvamos a Dodi. La estrella... con letra mayúscula. Pensé que estaba frente al ‘típico’ guitarrista virtuoso, distante y, tal vez, un poco 'vanidoso': con un currículum así cualquiera habría pensado...
 

 

Pero no. Dodi tardó un segundo en hacerme sentir cómodo. Antes de entrar en su estudio y empezar la entrevista propiamente, llegamos a charlar un rato, como dos amigos que no se veían desde hace algún tiempo, buscando y encontrando cosas en común: ambos tenemos una hija de la misma edad, entre otras cosas, ambos divorciados (Dodi me gana 2 a 1). Hablamos sobre el significado de ser padre, sobre las decisiones difíciles o incorrectas que, a veces, se hacen en la vida. Tenía ante mí a un hombre razonable, amable, educado, humilde, sincero, sobre todo en los errores cometidos en el pasado, dulce y cariñoso con su esposa e hija –que adora- lo que, en definitiva, es "normal"...que es lo último que te esperas de una persona que vivió 50 años en la banda pop italiana que ha vendido más de la historia.  

Y luego vi al guitarrista enamorado de su instrumento, enamorado de la música, incapaz de parar, porque si hay un 'elixir' que crea una adicción sana, bueno, ese es la música. Con él, con el guitarrista, hemos rememorado no sólo su vida con los Pooh, junto con Robi, Red y Stefano, sino también, y sobre todo, los 50 años de música protagonizada por la experiencia y la elegancia que siempre le marcaron en las seis cuerdas. Tuvimos tiempo para hablar de sus 'héroes de la guitarra' (George Harrison, Jimi Hendrix y John McLaughlin), sus discos esenciales (el Sgt. Pepper’s de los Beatles, el Are You Experienced? de Hendrix y Birds Of Fire de la Mahavishnu Orchestra de McLaughlin) y, por supuesto, de sus guitarras, la Fender Stratocaster Sunburst 1960 (su 'Número 1'), la Gibson Les Paul Custom '71,  de la Junior del 54 o de la Stratocaster negra del 57...
 



Pero antes de dejaros con el vídeo de la entrevista (que el lector encontrará en la galería de vídeos), a continuación las dos cartas citadas en el título, la última de las cuales es el punto final de un cuento abierto que, ahora y aquí, queda cerrado.  

 

Querido Dodi,
 

Este artículo y los videos que lo acompañan, vienen con un (buen) retraso en comparación con cuando grabamos la entrevista. No es coincidencia que se publiquen en las puertas de la primavera de 2018, cuando han transcurrido 50 años desde tus comienzos en el mundo profesional de la música.
 

Gracias. Gracias por el tiempo que me dedicaste esa soleada tarde boloñesa. Gracias por la forma en que me contaste parte de tu vida, con gran simplicidad. Gracias por las notas que me diste, guitarra en mano, mientras charlábamos. Pero, sobre todo, gracias por la música. Esa música que siempre ha tenido el efecto de una máquina del tiempo sobre mí, trayéndome de vuelta al pasado, haciéndome sentir una y otra vez ese niño pequeño con un gran deseo de tocar y enamorarse. Porque la música y el amor desde siempre van de la mano.
 

Gracias. Porque normalmente son los artistas los que agradecen al final de cada concierto y esta vez, sin embargo, eres tú quien va a escuchar un sincero y honesto agradecimiento. En un mundo donde el la música cambia a un ritmo, tal vez, demasiado rápido, y la manera de hacerla es, por desgracia, muy diferente a la del pasado, tu música sigue y seguirá siendo un ejemplo de belleza, preparación, profesionalismo y genio artístico. Gracias en nombre de los millones de fans que te siguieron de generación en generación (¿Recuerdas la portada del álbum de Elvis, "50.000.000 fans de Elvis no pueden estar equivocados"?).
 

Deja que la historia y la música continúen, Maestro, que tus dedos nunca dejen de subir y bajar por el mástil de tu Stratocaster, buscando el riff perfecto, la partitura, el acorde, la melodía que será testigo de lágrimas y amores, remordimientos y sonrisas de personas "normales", como nosotros. Que tu arte e imaginación continúen dando grandes solos, aquellos que te dan ganas de coger una guitarra entre manos (se necesita hoy más que nunca), como me sucedió a mí hace muchos años.
 

Gracias.
 

Querido ‘Big Brother’:
 

Al final, logré conversar sobre música y guitarras con uno de mis mitos juveniles ...
Tenía, más o menos, 12 años y tú casi 15 cuando comenzamos a escuchar música y cada uno de nosotros, estrictamente lo 'suya'. Y en esto, seamos sinceros, nunca fuiste un modelo para seguir... no en ese momento y a esa edad, al menos. Tu Jimi Hendrix, entonces, me daba dolor de cabeza. Incluso a los Led Zeppelin los encontré un poco "ruidosos" y "molestos", con todos esos "gallos" insoportables de Robert Plant. Lo admito: me llevó casi veinte años "entender", estudiar y enamorarme de Jimmy Page (entre muchos otros). Pero antes del rock duro, hubo tu viaje de verano a Inglaterra, una verdadera revolución... y el Sony estéreo negro, el primero que entró en la casa. El dinero, la "dotación" familiar en caso de necesidad, terminó en los bolsillos de los dueños de las tiendas de discos (la mejor inversión que pudiste hacer, lo admito). Volviste con los Dire Straits de Mark Knopfler, con Suzanne Vega, con Def Leppard (incluida la camiseta esa que siempre te envidié)...eran esos años. Para ti.  

Yo, por otro lado, escuchaba música italiana. Porque era (más) melódica y porque la entendía. Especialmente escuchaba a los Pooh. Ya habían lanzado muchos discos y tuve que ponerme al día: ¡adiós a la paga de meses! Los Pooh han estado conmigo durante años: siempre había una canción adecuada para cada momento. Estaban los Pooh con los primeros amores, estaban los Pooh por las tardes con los amigos (cantar a pleno pulmón "Notte A Sorpresa" no tenía precio). Los Pooh estaban allí para hacerme compañía cuando mi corazón se rompía en pedazos. Estaban los Pooh en mi 'primera vez' y estaban allí con “L'Altra Donna” cuando en mi vida, otra mujer, la había en serio.
 

Poco después, para mí llegaron los
Queen y los Eagles. Los Pooh de Dodi, los Queen de Brian May y los Eagles de Joe Walsh, los de finales de los 70. Mis tres "héroes de la guitarra". A ellos les debo, tan pronto como me convertí en "adolescente", el amor por el instrumento más bello del mundo. Desde el punto de vista guitarrístico, Dodi y Brian May siempre los he encontrado similares; por su manera de colorear cada canción, con un sonido refinado y perfecto, sin importar el género que estuviesen tocando...sin mencionar el toque sinfónico, la técnica y el virtuosismo ("falta" que llenaba Joe Walsh, poniendo corazón, pasión e instinto como pocos otros). Y si tienes el deseo, la paciencia y la suerte de aprender algunos acordes y tocar algunos riffs de guitarra, entonces los dúos con Dodi, Brian, Joe, Jimi y Jimmy los organizas cuando quieras.
 

 

Siempre te burlaste de mí por mi amor por los Pooh. Y siempre he 'pasado' con elegancia (¿Te dije alguna vez lo que pensaba de tus
Jethro Tull y su flauta, que tanto amabas?), subiendo el volumen del Walkman y pensando en mis amores, que a esa edad, me hacían suspirar y me quitaban el apetito, aquellos que, a cierta edad, desaparecen para dar cabida a otras cosas. La música era y es esto: la mejor compañera de viaje que podríamos desear. Porque la elegimos, porque hay para todos, para todos los gustos y para cada momento. Porque la música no es una competencia para establecer quienes "son mejores", "más intensos" o "más rápidos".
 

‘Big Brother’, para hacerte perdonar, te pido que escuches "Parsifal" que Pooh escribió en 1973. Es una canción en dos tiempos que dura 10 minutos, entre partes melódicas, pop y sinfónicas (¡piensa en la Italia de aquellos años!). Escucha el solo final de Dodi (grabado con la Les Paul Junior del '54 que compró en Nueva York en una tienda de la calle 48), tenía solo 22 años: técnica, pasión, corazón... la combinación perfecta, cuando se habla de seis cuerdas.
 

Que aproveches.



(Imágenes: www.dodibattaglia.com)

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