Al estilo de Frank Zappa

Por Miguel Ángel Ariza

Nos adentramos esta semana en una de las mentes más brillantes y creativas que haya visto el siglo XX; un tipo tan por encima de la media que tenía que tomarse todo lo que le rodeaba con un poco de humor para sobrellevarlo. Puede incluso que fuese tan genial que acabase por ser excesivo pero realmente ambas cosas pueden convivir y de hecho convivían en el bueno de Frank Zappa. Si no, que se lo pregunten a los directivos de su discográfica cuando se acercaron a su camerino después de un concierto a quejarse por el espectáculo bizarro que Zappa había montado en el escenario, con canciones que no se parecían a las originales, con piezas de un minutaje que ellos consideraban excesivo y con una serie de invitados e invitadas al escenario que no se sabía muy bien si eran parte del espectáculo o un espectáculo en sí mismo...Pues bien, cuenta la leyenda que allí se dirigieron esos señores con su traje y le dijeron “Frank, no puedes volver a hacer eso en un escenario nunca más”, a lo que él respondió “Joder ¡qué buen título para un disco!” y sacó seis volúmenes con ese mismo nombre You can't do that on stage anymore I-VI. Así era Frank Zappa, genial y excesivo.  

Pero a nosotros nos toca contaros lo que se traía literalmente entre manos y vamos a empezar por su Gibson ES-5 Switchmaster con la que grabó los primerísimos discos de su carrera con The Mothers of Invention y de la que se puede asegurar que es la guitarra menos modificada de su trayectoria ya que de aquí en adelante todos los modelos de los que hablemos siempre vendrán acompañados de un buen número de modificaciones que las alejarían de su sonido original.
 

 
  

Quizá el modelo de guitarra más ligado a la figura de Zappa es la Gibson SG; primero una de color negro a la que añadiría todo tipo de potenciómetros e interruptores para dar rienda suelta a las modificaciones de tono que le añadió para más tarde pasarse a lo que parecía una Gibson SG roja que realmente era una guitarra custom que compró a un tipo que se coló en su backstage para enseñársela y que a diferencia de la SG normal tenía un traste 23 y unos inlays en forma de estrella.
 

La mayor parte de los 70 y los 80 los pasó usando guitarras de este tipo pero también las Fender, o algo parecido a ellas, forman parte de su carrera. La primera de la que tenemos que hacernos eco es la mismísima Fender Stratocaster que Jimi Hendrix usó y destrozó en 1968 en el festival de Miami y que llegó a las manos de Zappa debido a su amistad con el de Seattle. Frank primero la colgó en su estudio durante años pero que finalmente decidió resucitarla gracias a su luthier de confianza reemplazando su electrónica y su mástil entre otras cosas.
 

La segunda guitarra de este corte es la que usó justo al final de su carrera. Con la forma más o menos de una Fender Stratocaster la marca Performance hizo una guitarra a gusto del genio de Maryland con la que podía modificar las frecuencias que emitía la guitarra casi al herzio pudiendo así ajustarla al tipo de acústica de cada recinto.
 

 
 

Aparte de sus guitarras también conocemos algunos de los amplificadores a los que iban conectadas (algunos de ellos bastante modificados también). En sus comienzos su ES-5 solía ir enchufada a un Fender Deluxe mientras que durante los 70 los Marshall JMP fueron su principal elección en sus innumerables conciertos. Marcas como Carvin o incluso Pignose son otras de las elegidas por Zappa durante su carrera tanto en carretera como en el estudio.
 

Como veis sus excesos creativos y su exigencia máxima en la interpretación se traducía más en específicas modificaciones de las pocas guitarras con las que se encontraba bien, todas ellas con una acción bajísima y unas cuerdas del 008 o 009, que en tocar cientos de instrumentos diferentes. Hablamos de un tipo que grababa todos sus directos con una presión máxima a nivel técnico sobre sus músicos porque usaba muchas de esas grabaciones para sus posteriores discos de estudio. El nivel lo marcaba él y era temido en todo el mundo musical por sus tendencias casi dictatoriales sobre su banda pero, eso sí, todo el mundo sabía que tocar en la banda de Frank Zappa significaba ser uno los mejores músicos del planeta Tierra. Un genio así, como bien aprendieron aquellos directivos de su discográfica, hace lo que quiere cuando quiere y suele hacerlo siempre rodeado de lo mejor...y lo mejor en este mundillo no suele llevar traje y corbata.

 

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