Al estilo de Sister Rosetta Tharpe
Por Miguel Ángel Ariza
Cuando en
el año 2012 Brittany Howard se presentó al mundo liderando su
propia banda, los Alabama Shakes, con su Gibson SG colgada
del hombro su imagen causó un gran impacto entre el común de los mortales. Era
una mujer robusta, afroamericana, que tocaba la guitarra y cantaba sus propias
canciones y que captaba toda la atención en el escenario de una banda que se
salía de lo común.
Pues si
eso era llamativo en el año 2012 imagínense lo que tuvo que provocar 70 años
antes nuestra protagonista del día, Rosetta
Tharpe, en un país racista y machista hasta niveles inverosímiles como
era Estados Unidos.
Nacida
rodeada de campos de algodón y miseria no tuvo más remedio que buscar en la
música la libertad que se le negaba en su día a día. Pero lo que más nos
interesa a nosotros es que aparte de usar su maravillosa voz resulta que esta
chica del sur se convirtió en una auténtica pionera no solo de la música Rithm
and blues y Rock and Roll sino también de las técnicas de guitarra que los
guitarristas venideros emplearían para hacer bailar al mundo entero.
Influenció
profundamente con su voz a artistas como Little Richard, Elvis
Presley o Johnny Cash pero es que gracias a una gira
en el año 64 por Reino Unido son muchas las leyendas británicas de la guitarra
que la citan como una de sus primeras influencias; hablamos de gente como Clapton o Jeff Beck.
Ahí es nada.
Aquellos
jóvenes guitarristas británicos vieron a Rosetta Tharpe con la que es su
guitarra más icónica, principalmente porque es de la que más grabaciones
audiovisuales se conservan: su Gibson Les Paul (SG) de
principios de los 60 (muchos recordaréis que la SG originalmente se presentó
como un nuevo diseño de la Les Paul y así fue nombrada y no fue hasta recibir
las protestas del propio Les Paul, que odiaba aquel modelo, cuando
finalmente fue rebautizada como SG).
Pero antes
de esa guitarra Rosetta Tharpe comenzó, como no podía ser de otra manera, con
casi cualquier guitarra acústica que se cruzase en su camino. Su paso años más
tarde al mundo eléctrico lo hizo de la mano de Gibson, primero con
una L-5 y más tarde también podemos verla en fotografías con
una Gibson Barney Kessel y una Gibson Les Paul Goldtop
de 1952 con dos P-90, pastillas que probablemente le
gustaban bastante ya que más adelante otro de los modelos elegidos por ella fue
una Gibson ES-330 también con el mismo juego de micrófonos.
Con la
ayuda de estas guitarras y su poderosa voz esta auténtica marciana dejó para
siempre su marca en la historia de la música; una marca que por cierto no
obtuvo sin embargo en su propia tumba gracias a la tacañería de su último
marido que ni siquiera puso su nombre sobre la lápida bajo la cual descansarían
sus restos para el resto de los días. Cuenta la leyenda que ese mismo marido
tardó pocas horas en vender su mítica SG para sacar unos dólares...pero el
tiempo pone a cada uno en su sitio incluso después de muerto y hoy nadie
recuerda el nombre de aquel miserable y todos recordamos sin embargo el nombre
de la hermana Rosetta Tharpe.