Os contamos David Gilmour a través de su leyenda, de The Dark Side Of The Moon o Wish You Were Here, pero hay guitarristas de los que nunca nos cansaremos de escribir. Y el Commander Gilmor, el humilde maestro de tecnología, es uno de ellos.    

Sus solos son un viaje a otra dimensión, un paseo por el espacio en ausencia de gravedad: algo que hay que escuchar con los ojos cerrados… David Gilmour toca con corazón y pasión, con un gusto fuera de lo normal. Es emoción pura que se funde en melodías sublimes acompañadas de una técnica que trasciende cualquier clasificación. Porqué no se pueden clasificar las sensaciones ni los sentimientos. Confortably Numb, Money, Time sólo son tres de los ejemplos universalmente conocidos que podríamos citar.    

Aunque él mismo admitió que de joven estudió y aprendió muchos riff clásicos de blues, nunca se sintió cómodo en esa línea y prefirió emprender su camino, desarrollando un estilo proprio caracterizado por un innato sentido melódico. Allí está la clave de su estilo, no en escalas específicas o en la rapidez (él mismo dijo que nunca hubiera podido tocar como Eddie Van Halen, por ejemplo). David Gilmour toca siguiendo su intuición e inspiración, y nos envuelve en un sonido que nos hace literalmente flotar en el espacio. Distorsionado, como en el arranque de Sorrow, o acústico como en Wish You Were Here, lo que sale de las cuerdas de su guitarra es magia absoluta, brillante emotividad que se sale de lo convencional.    

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